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martes, 24 de enero de 2017

ARIANA GRANDE: my everything (deluxe edition, 2014)


Información general: reseña de la edición de lujo de “My Everything”, segundo álbum de estudio de Ariana Grande publicado por Republic Records en agosto de 2014. Esta edición extendida contiene un total de 15 pistas, incluyendo el single “Bang Bang” con Jessie J y Nicki Minai. De la edición sencilla se extrajeron previaramente los singles “Problem”, “Break Free”, “Love Me Harder” y “One Last Time”. Debutó número uno en la lista de Billboard y en más de 20 países, siendo nominada en los Grammy para “Mejor Álbum Vocal Femenino”.

Crítica: pocas cosas cambian. Madonna quería ser Marilyn, Britney quería ser Madonna y Ariana quiere ser… ¿Britney? Nooo. Ella quiere ser Mariah Carey, aunque en su segundo trabajo lo parece menos. Pero me resulta muy difícil tomar en serio a la Grande y no ubicarla en ese subgénero del pop de las “lolitas” que hace unos años vivió de la propia Spears, Christina Aguilera, Mand Moore, Alizee o Tatu. Querer ponerle ya la corona de “diva” me parece cometer el mismo error que se cometió entonces, así que no lo haré y me limitaré a subrayar que la veinteañera actriz de Nickelodeon se codea esta vez con Max Martin, lo que implica en un trabajo compacto, edulcorado, comercial y, en definitiva, poco arriesgado. Para paliarlo, ahí están David Guetta o Iggy Azalea, aunque me sería imposible entender éste LP sin ese famosísimo “Bang Bang” que se añadió posteriormente y que realmente convierte a la estrella teenager en una bomba sexual propia del Moulin Rouge. Porque se trata de eso, ¿no? De sexo. Y por mucho que se disfrace de gatita y se desperece en los brazos de The Weekend en el videoclip de “Love Me Harder” (pidiendo, de paso, que la “amen duro”), no sé… hay algo en su cara que no me excita como debiese. Que las caras engañan ojo, pero cuando Britney decía que era virgen resultaba difícil de creer; si me lo dijera Ariana… Y digo que se trata de sexo porque la jugada está clara. “My Everything” es un buen disco que, sin embargo, ya hemos escuchado otras veces. Los sexys y rompe-pistas “Problem”, “Break Free” o (para mí, el más divertido, con sampleo de Diana Ross incluido) “Break Your Head Right Back” se compensan con otras melodías más ñoñas en las clásicas baladas r&b que son, realmente, donde la Grande se sienta más cómoda, experimentando con esos gorgoritos que la hacen asemejarse a la Mariah. Como digo, este camino ya lo hemos transitado otras veces con Rihanna, Beyonce o Katy Perry (que las recuerdo) y otras muchas que quisieron asemejárseles (y he olvidado completamente). ¿O alguien recordaría a estas alturas a Gwen Stefani y su magnífico álbum debut… tirado a los suelos por un segundo LP nefasto… si no fuese porque previamente había sido la vocalista de No Doubt? Las cosas (y las carreras y trayectorias musicales) requieren su tiempo; tiempo que, afortunadamente, a Ariana le sobra. Y no quiero acabar dando la sensación de que “My Everything” es un mal disco. No lo es. Tiene momentos muy divertidos. Pero esos momentos, precisamente, parece que se los han “impuesto” a la cantante. A ella ya le vendría bien sentarse en un piano y tocar una canción de amor. Y por eso no lanzaré las campanas al vuelo. Ya me duele bastante ver en lo que se ha terminado convirtiendo Britney. No quiero enamorarme otra vez para eso.

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