Información general: reseña de la edición de lujo de “My
Everything”, segundo álbum de estudio de Ariana Grande publicado por Republic
Records en agosto de 2014. Esta edición extendida contiene un total de 15
pistas, incluyendo el single “Bang Bang” con Jessie J y Nicki Minai. De la
edición sencilla se extrajeron previaramente los singles “Problem”, “Break
Free”, “Love Me Harder” y “One Last Time”. Debutó número uno en la lista de
Billboard y en más de 20 países, siendo nominada en los Grammy para “Mejor Álbum
Vocal Femenino”.
Crítica: pocas cosas cambian. Madonna quería ser Marilyn,
Britney quería ser Madonna y Ariana quiere ser… ¿Britney? Nooo. Ella quiere ser
Mariah Carey, aunque en su segundo trabajo lo parece menos. Pero me resulta muy
difícil tomar en serio a la Grande y no ubicarla en ese subgénero del pop de
las “lolitas” que hace unos años vivió de la propia Spears, Christina Aguilera,
Mand Moore, Alizee o Tatu. Querer ponerle ya la corona de “diva” me parece
cometer el mismo error que se cometió entonces, así que no lo haré y me
limitaré a subrayar que la veinteañera actriz de Nickelodeon se codea esta vez
con Max Martin, lo que implica en un trabajo compacto, edulcorado, comercial y,
en definitiva, poco arriesgado. Para paliarlo, ahí están David Guetta o Iggy
Azalea, aunque me sería imposible entender éste LP sin ese famosísimo “Bang
Bang” que se añadió posteriormente y que realmente convierte a la estrella
teenager en una bomba sexual propia del Moulin Rouge. Porque se trata de eso,
¿no? De sexo. Y por mucho que se disfrace de gatita y se desperece en los
brazos de The Weekend en el videoclip de “Love Me Harder” (pidiendo, de paso,
que la “amen duro”), no sé… hay algo en su cara que no me excita como debiese.
Que las caras engañan ojo, pero cuando Britney decía que era virgen resultaba
difícil de creer; si me lo dijera Ariana… Y digo que se trata de sexo porque la
jugada está clara. “My Everything” es un buen disco que, sin embargo, ya hemos
escuchado otras veces. Los sexys y rompe-pistas “Problem”, “Break Free” o (para
mí, el más divertido, con sampleo de Diana Ross incluido) “Break Your Head
Right Back” se compensan con otras melodías más ñoñas en las clásicas baladas
r&b que son, realmente, donde la Grande se sienta más cómoda,
experimentando con esos gorgoritos que la hacen asemejarse a la Mariah. Como
digo, este camino ya lo hemos transitado otras veces con Rihanna, Beyonce o
Katy Perry (que las recuerdo) y otras muchas que quisieron asemejárseles (y he
olvidado completamente). ¿O alguien recordaría a estas alturas a Gwen Stefani y
su magnífico álbum debut… tirado a los suelos por un segundo LP nefasto… si no
fuese porque previamente había sido la vocalista de No Doubt? Las cosas (y las
carreras y trayectorias musicales) requieren su tiempo; tiempo que,
afortunadamente, a Ariana le sobra. Y no quiero acabar dando la sensación de
que “My Everything” es un mal disco. No lo es. Tiene momentos muy divertidos.
Pero esos momentos, precisamente, parece que se los han “impuesto” a la
cantante. A ella ya le vendría bien sentarse en un piano y tocar una canción de
amor. Y por eso no lanzaré las campanas al vuelo. Ya me duele bastante ver en
lo que se ha terminado convirtiendo Britney. No quiero enamorarme otra vez para
eso.
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