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viernes, 27 de enero de 2017

Crítica de "¡Canta!" (2016)


Año: 2016. Escrita y dirigida por: Garth Jennings (“Guía del autoestopista galáctico”). Intérpretes (en la V.O. original): Matthew McConaughey (“Interestellar”), Reese Witherspoon (“En la cuerda floja”), Seth MacFarlane (“Ted”), Scarlett Johansson (“Ghost in the shell”), John C. Reilly (“Chicago”), Jennifer Hudson (“Dreamgirls”), Taron Egerton (“Kingsman: Servicio secreto”). Presupuesto: 75 millones. Recaudación: 429 millones (hasta la fecha).. Tema principal: “Faith”, de Stevie Wonder y Ariana Grande.

Synopsis: Buster Moon es un koala, pero también es un empresario teatral al borde de la bancarrota. Para solucionar éste problema, promueve un concurso de talentos con una dotación económica a la que su secretaria, por error, le añade un par de ceros, lo que acrecienta el número de aspirantes, entre los que se encuentran: Rosita, una cerda madre de 25 lechoncitos; Mike, un ratón con muy malas pulgas pero una voz “crooner” a lo Frank Sinatra; Ash, una puercoespín de espíritu rockero y Johnny, un gorila adolescente, vástago del líder de una banda de atracadores.

Crítica: un grupo de animales antropomórficos se ponen a cantar éxitos del pop-rock comercial. En esto se resume la película que tenemos entre manos, y aquí me podría quedar en la reseña porque no hay mucho más que decir. Sin embargo, tengo que justificar mi sueldo con un mínimo de palabras, así que sigamos. Y dado que señalaba la vacuidad de la propuesta con una escueta frase de presentación, voy a cuestionar los dos elementos que la definen, ninguno de los cuales está realmente justificado. Para empezar: ¿por qué los protagonistas son animales? Lejos de la utilización que de este recurso se hacía por ejemplo, en la obra maestra “Maus”, para decir algo de los personajes sin necesidad de presentarlos, en “Sing!” esto no tiene sentido ninguno, más allá de, por supuesto, vender más “merchandising”.  Tanto en así que en muchas ocasiones es incluso molesto la utilización de estos animales para caracterizar a los protagonistas, puesto que ni siquiera se hace una buena broma con eso, lo que acaba por desesperarte. Por ejemplo, que un “gorila” sea portero de una discoteca es un guiño cómplice con el espectador… pero la cosa no pasa de ahí, de ser meramente simpático. No entiendo cómo, estando MacFarlane en el elenco (sí, ya sé las limitaciones que tiene este tipo de animación) no se saca un poco más de partido de esto. Sin irnos muy atrás, la “Zootrópolis” de Disney supo sacar mucho más provecho a una premisa similar. En cambio, parece que los de Illumination únicamente han visto el filón de los animales con ·Mascotas (The Secret Life of Pets”) y… ¡ancha es Castilla! Dejando esto a un lado, tendríamos lo de la utilización de las canciones que nutren la banda sonora, la mayoría de las cuales parecen haber sido escogidas únicamente para vender la susodicha. Estamos en las mismas. “Canta” me habría parecido inclusive original y arriesgada en caso de haber compuesto sus propios temas o haber escogido un repertorio menos “popular”, pero una vez más se va por el camino fácil y parece exclusivamente diseñada para demostrar que los actores que ponen voz en la V.O. tienen unas cuerdas vocales realmente sorprendentes (destacar en este sentido a Taron Egerton, toda vez que ya sabíamos de lo que era capaz un Seth MacFarlane pletórico.

Resumiendo: a lo señalado anteriormente, podríamos añadir lo trillado de la premisa argumental, que ya hemos visto cientos de millones de veces. Parece que los responsables del film han decidido que, puesto que su público potencial son niños (y estos, por tanto, no tienen una cultura cinéfila muy amplia) pues tanto da. Parece que estamos ante un especial navideño setentero de Hanna-Barbera… pero sin Navidad. Aunque en realidad es mas parecido a un falso remake en animación 3D de “Los Muppets”. O de las películas de “Dando la nota”, “Escuela de rock”, “Step Up” y etc. O de las series tipo “Glee”. O de los concursos tipo “La Voz” o “X-Factor”. En fin… ya sabéis por dónde van los tiros. Si eres de los que, como yo, está saturado de todo eso… esta tampoco es tu película. En cualquier caso, lo que acontece en pantalla está tan manido que se me hizo interminable. Lejos de ser un pasatiempo ligero, esta cinta se me antojó como que no acababa nunca. Mala suerte para mí, puesto que ya hay una secuela confirmada para 2020, pero bueno… “Ante el vicio de pedir, está la virtud de no dar”. O lo que es lo mismo: que otra de estas se la va a tragar… Perico el de los Palotes, por no decir otra cosa.

Memorable: con la ingente cantidad de canciones que son empleadas, algún gag tenía que quedar gracioso, como la utilización del “Nessun Dorma” en el momento más crítico en la vida del protagonista.

Mejorable: otros, en cambio, son chistes demasiado predecibles. Toda la película lo es, de hecho. Como ver a un cerdo cantando el “Póker Face” de Lady GaGa, después de que esta, hace unos años, saliese a los escenarios vestida con chuletones.


Parafraseando: quizás lo más elocuente a la hora de decir que “Sing”· es una mala película, es la constatación de que no hay diálogos realmente ingeniosos. Por todo ello, me quedo con una que pronuncia el ratón Mike (de lejos, lo mejor del film, un roba-planos absoluto, y suerte que al brillante MacFarlane le dobla en España un siempre chulesco Santi Millán): “¿Qué cantemos por nosotros? Increíble. Vaya tontería. Yo me piro”. 

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