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viernes, 27 de enero de 2017

Crítica de "SHOTTA: flowesía" (2014)


Información básica: reseña de “Flowesía”, cuarto álbum de estudio en solitario de Shotta publicado por BoaCo en 2014. Compuesto por 19 cortes producidos por Baghira, Niggaswing o su habitual DJ Rule, cuenta con colaboraciones de Nach, Duo Kie, El Niño Snake, Mala Rodríguez, Suite Soprano o Morodo, entre otros. Hasta la fecha se han lanzado videoclips de los temas “Felicidad”, “Sincero”, “Flowesía”, “One Love”, “Hardcore” e “Hipocresía”.

Crítica: “Yo no estoy aquí por mí: soy el hermano del Tote”. La mayoría de los raperos hablan del rap como si fuese un juego. “El juego del rap”. Si fuese realmente así, Shotta sería uno de los que siempre ganan. El año pasado, en 2014, el sevillano cumplía treinta años biológicos y diez desde el lanzamiento de su primer álbum, “La Selva”, que en su día fue una referencia obligada para todos aquellos chavales que querían iniciarse como MCs dentro del estilo más salvaje del hip hop pero que, personalmente, no me decía mucho más que el hecho de ser una provocación un tanto barata. Lejos de ser como otros artistas que se han apoltronado en su momento de máximo esplendor, Shotta ha evolucionado mucho a lo largo de esta década, y ya señalamos en la reseña de “Héroe” (LP que publicó en 2012 junto a su hermano), que “Voy a…” era una de las mejores canciones jamás escritas en lengua española, lo que denota una perfección tanto en flow como en lírica y mensaje muy por encima del resto de sus congéneres. Pero en otro corte del mencionado “Héroe”, el pequeño de los Alcántara se hacía eco de la opinión de los fans, que criticaron esa madurez en sus letras y preferían “al Shotta que chillaba”. Y como puede que haya cumplido años… pero no es gilipollas, en “Flowesía” hay un equilibrio bastante intencionado entre los dos estilos, aprovechando de paso que siempre se ha sentido más cómodo como partenaire que como actor principal para rodearse de lo más granado de la industria, tanto de la “vieja” como de la “nueva escuela”. Entre estas “colabos” podríamos destacar las de Nach (por ser una de las más flojas; a pesar de que el alicantino es uno de mis preferidos, cuando se pone en plan “chungo” siempre le encuentro forzado) o Duo Kie (a pesar de ser otros “pesos pesados”, nunca han sido santo de mi devoción, aunque tengo que reconocer que en esta ocasión tienen su gracia), pero sin duda es “One Love”, con la Mala Rodríguez, la que se destapa como la gran canción del disco. Un single redondo que si fuese de Eminem y Rihanna estaría sonando en las radios de todo el país, pero como son quienes son… pues eso. Shotta demuestra que ponerse romántico no es sinónimo de “cursi” y la Mala hace lo propio con su clásica elegancia y un estribillo sexy, que podría considerarse como “corto” (teniendo en cuenta que ella también podría haberse rapeado una estrofa) pero que sencillamente le aporta al temna lo que necesita. La misma emoción despierta “Sincero”, donde el rapero habla sobre su paternidad sobre una conocida base de piano. Pero como digo, tranquilos, porque el Shotta irreverente también tiene aquí bastante presencia. “Yo soy un hombre, hace tiempo que murió el chiquillo”, dice en “Aquí mando yo”; y puede que sea cierto, pero a ese hombre también le gusta hacer travesuras: “Yo mataría a Juan Magan a pedradas y luego me iría a cenar”, dice en “Magia”, mientras que en “Hipocresía” suelta: “Mi perro está educado, no tiene rabia… no es un policía nacional”. Temáticamente, el trabajo tiene bastante de crítica social (en “Hijos de puta”, por ejemplo), junto a algunos de sus hobbys (en “El luchador” aprovecha su afición a las artes marciales mixtas para hacer una alegoría con su profesión), mientras que “El fuertecito” es esa canción graciosa que muchos criticaran y seguramente quedará desfasada dentro de unos años (o eso esperemos), pero a mí me parece de las más divertidas. Sin embargo, sería un error quedarse con estos aspectos y pensar que “Flowesía” es un paso atrás en la trayectoria de Shotta, pues esa evolución de la que hablábamos al principio impregna el conjunto global del álbum y queda patente en temas tan brillantes como “Superación”, donde confiesa: “La vida duele y arde, cuando dice tu padre: “Si mañana muero, cuida de tu madre””. Puede que siga habiendo alguien que prefiera a ese Shotta que “chillaba” (igual que hay quienes se quedan con el Eminem que enseñaba el culo y alentaba a consumir drogas), pero Shotta sabe muy bien cuál es el camino y, si lo sigue, será definitivamente digno de ver… y de escuchar.

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