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lunes, 30 de enero de 2017

GH VIP 5: ha tardado en llegar... pero empezó lo bueno


Me olvidé de comentar en el pasado artículo lo que quizás fue lo mejor de la pasada gala. Un vídeo bastante “random” y del que pocos se han hecho eco. Lo cierto es que no se presentó a bombo y platillo y podría haber incluso pasado desapercibido dentro de la maquinaria de un programa de tres horas, pero lo importante es que existió y lo vimos. Se trató de un momento de asueto dentro de la casa de Guadalix donde Alejandro Abad y Tuto Durán, entre risas,  “sacaban del armario” a María del Monte, así como suena. Según pudimos apreciar, Abad relataba al canario una de sus anécdotas profesionales (el tema favorito de ambos dentro d ela casa, por otro lado) y narraba cómo había tenido que componer canciones para algunas folklóricas de orientación sexual “dispersa” (creo que utilizó esta palabra, pero no estoy seguro. La verdad es que el propio Alejandro no sabía cómo decirlo, pero en el contexto se entendió perfectamente, y su interlocutor aún mejor), y ante la imposibilidad de poder referirse a un “amor masculino”, había tenido que recurrir a metáforas en las letras, por petición expresa de las cantantes, del tipo “cabalgando en un caballo” o similar. Fue entonces cuando Durán soltó, sin rubor, “¿Cómo María del Monte?”, a lo que Abad, tras pensárselo un segundo, replicó: “Por ejemplo”.
Lógicamente, si se le preguntase a Tuto por este incidente (que no se hizo), ralegaría de nuevo su inexperiencia en la televisión, que nunca ha visto “Gran Hermano”, que no sabe que todo se graba y etc. Es una excusa que utilizan muchos concursantes, no sólo del VIP sino de la edición anónima. Cuesta creer, toda vez que son ya 17 años los que lleva emitiéndose en Telecinco el formato, toda una vida (sigh). Pero ciertamente, muchas veces da la impresión de que ninguno de los que están dentro de la casa saben realmente de qué va la movida. Sólo así se explica la situación a la que ha llegado actualmente este “VIP 5” y todas las medidas que está tomando la dirección del reality para impedir su cancelación; la última de las cuales la vimos anoche, con la incorporación de Kiko Matamoros en plan “sargento de hierro”, con la excusa de la prueba semanal a la que tendrán que hacer frente, que en este caso será “Entrena como puedas”. De lo poco que pudimos ver cuando pinchaban la señal en directo, ya se veía bastante claro que el colaborador de “Sálvame” les soltaba algunas indirectas sobre lo mal que lo están haciendo de cara a la audiencia y la necesidad de que “espabilen” salvo pena de que les cierren el chiringuito.
Sin embargo, creo que la culpa no la tienen los participantes de esta edición. Al menos, no del todo. En “GH 17” (quizás, la peor edición de todos los tiempos) tuvimos que asistir una y otra vez a las llamadas de atención por parte del “Súper” hacia los habitantes de la casa de Guadalix, afeándoles su comportamiento y pidiéndoles una y otra vez que no se faltasen al respeto y hablasen con educación. Unas regañinas que, personalmente, vivía con una mezcla de estupor e indignación, máxime cuando acto seguido les solicitaban que se “posicionasen” en contra de quien quisieran ver fuera del programa o les pedían recitar los famosos “contra-alegatos”, en un acto de incoherencia sin parangón. En otras palabras: no se puede criar a un perro de presa para que ataque… y luego estar todo el rato tirándole de la correa. Estoy de acuerdo en que los anónimos de la edición pasada habían tomado las peleas y los insultos como “santo y seña” y llegados a extremos que nunca antes se habían traspasado, pero parecía haber una intención expresa de la directiva para que se comportasen como alumnos de una escuela católica, algo que los “grandes hermanos” nunca han sido… ni tampoco se les ha pedido que sea. Evidentemente, el ganador del formato no será aquel o aquella que grite más (aunque bueno, la que se alzó finalmente con el maletín fue la “Naranjita”), pero si “GH” defiende siempre que los concursantes se muestren “tal y como son” y salpicas el cásting con un montón de “chonis” y “canis”… ¿qué esperabas? “La gente no enciende la televisión para ver a un grupo de niñatos gritando día y noche”, repitió en varias ocasiones Jorge Javier Vázquez, presentador de la pasada edición. Bueno, quizás alguno no. Pero ese target, queridos amigos de Mediaset, hace tiempo que les perdisteis. Ese público es el que enciende Antena 3 y enarbolan la “televisión blanca”. A mí, personalmente, me gusta la marcha. Y es lo que espero ver en “GH”, sinceramente.
Y mira tú por dónde, tampoco era tan difícil de conseguir. Ha bastado la entrada de Aída Nízar para remover todo el avispero. Anoche, in fct, tuvimos el mejor “Debate” de lo que llevamos del “VIP”. Apenas hubo tiempo para entrevistar a Tuto, y no sólo porque la languidez del supuesto cantante internacional aburre a las ovejas, sino porque los vídeos de lo que había acontecido en poco más de 48 horas se atropellaban en la escaleta. Así vimos a un Aonso Caparrós “renacido”, que por fin ha entendido de qué va la película, y está dispuesto a re-escribir el final de la misma. O aun Aless Gibaja que se ha quitado la careta y se pasa el día hablando de “venenos”, “víboras” y reptiles varios. Se le olvida quizás mirarse en el espejo. El “siempre smiling”, supuesto azote del “bullying” que sufren sus pequeños seguidores, ha tenido muy poco decoro en comportarse como el típico acosador de instituto, haciendo pandillita con sus “amiguitas” para machacar a la recién llegada. La imagen bastante gráfica de él sentándose en la encimera de la cocina, al lado de su amiga, Blume, quien en ese momento estaba intercambiando lindezas con la Nízar, es bastante significativo. Es el proceder del típico que está siempre detrás del más fuerte, azuzándole para que pelée por él, y luego suelta una patadita en la cabeza cuando el rival está ya indefenso en el suelo. Y que conste que no es un ataque. Esta vez no. Prefiero mil veces a este Gibaja antes que al personaje pre-fabricado que hemos debido soportar en las pasadas semanas. Hace un par de blogs pedí que el “influencer” fuese nominado para verle cómo era realmente. Bueno, n hizo falta hacer tal cosa. Aída lo ha conseguido por nosotros.
Bueno… ¿y qué decir de la Lamborgini? La que presume de “cagarse” en las camas de sus enemigos o “mearles” en el té estuvo anoche muy cerca de proceder de tal manera, con conatos de agresión a la nueva participante, que lograron lo imposible: convertir a Aída Nízar en potencial víctima e incluso fagocitar entre la audiencia un sentimiento de lástima hacia ella. Todo esto  no quiere decir, por supuesto, que la susodicha no se lo haya ganado a pulso, por supuesto. Desde el primer momento que puso un pie en la casa, la habitual de otros programas de la cadena fue muy consciente de que su paso por Guadalix iba a ser muy efímero. Nominación y expulsión, que es el equivalente del “saque y volea” que empleó ayer Federer para dejarnos sin ver a Nadal levantando de nuevo un título de Grand Slam. Todo ello, por supuesto, siempre y cuando no la expulsaron disciplinariamente antes de que eso ocurriese, bien por algún comportamiento indebido, bien por “largar” más de la cuenta. Vamos, en total un par de semanitas a lo sumo. Pero el ambiente tan hostil, la indiferencia, los ataques constantes y la vigilancia extrema que están haciendo sus compañeros para con ella, quienes de hecho no paran de decir cada dos por tres que se ha saltado las normas del programa contándoles algo del exterior (cuando no lo ha hecho) podrían obrar el milagro de hacer que Aída supera una más que probable nominación la semana que viene, todo un hito en su carrera televisiva.

En fin, me quedan muchas cosas por contar de lo que ha pasado en estos días, pero ya tendremos otras ocasiones, porque me quedo sin espacio ni tiempo. Mañana, en Orgullo Fan y como siempre… más y mejor.

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