Año: 2014. Director:
Jaume Balagueró (“Los sin nombre”). Guión: Jaume Balagueró y Manu Díaz.
Intérpretes: Manuela Velasco (“Velvet”), Hector Colomé (“Luna caliente”),
Mariano Venancio (“Lope”), Críspulo Cabezas (“Barrio”),Paco Manzanedo (“Chico
busca chica”).
Sinopsis: los
supervivientes del edificio de Barcelona donde comenzó a expandirse el virus,
con la reportera Ángela Vidal a la cabeza, son llevados a un barco en medio del
océano, buscando desesperadamente un antídoto para la plaga. Lo que el personal
militar no sabe es que, quizás, hayan llevado el mal a la embarcación y que con
ello, puede que la única esperanza de la humanidad se vaya a pique.
Crítica: se acabó
el “found footage”, se acabó la sorpresa, se acabó la chispa, se acabó la
franquicia. Tenía muchas ganas de ser magnánimo con esta película, y por muchos
motivos. Porque soy fan de la saga, porque me encantó la comedia macabra que
fue “Génesis”, porque amo a Manuela Velasco… y porque “Mientras duermes”, el
anterior film de Balagueró, me pareció una de las cintas españolas más
inquietantes de los últimos años. Con todo ello, insisto, fui a ver el final de
una de las series cinematográficas más rentables de nuestro cine esperando que
el resultado estuviese a la altura. Y soy un público fácil en este tipo de
casos. Pero lo siento; no puedo decir que “Apocalipsis” sea uno de esos
productos por los que merezca pagar una entrada de cine. Hay cierta sensación
palpable de que la película es fruto de un acuerdo ya pactado más que de una
voluntad real de los responsables por ponerle un broche digno a su creación.
Partiendo del guión que, al margen de referencias obvias a “Alien 3” o “28 días
después”, carece de elementos propios novedosos para no ser una sucesión de
“corta y pega” de otros proyectos afines. Uno de los errores más significativos
es la repetición (con variantes) de la frase de diálogo: “Menudo fin de fiesta”
que se pronuncia media docena de veces durante el metraje y que, aceptando que
es una coña auto-referencial por ser la última película de la serie, no llega a
entenderse su reiteración. Como un chiste privado que nadie se molesta en
explicar. Pero eso es lo de menos. La película, a pesar de su arranque
prometedor, tarda mucho en meterse en faena, y eso es un pecado mortal teniendo
en cuenta que, precisamente, ya ha habido tres entregas anteriores como para
ahora estar perdiendo el tiempo y, máxime, que el esquema de todas las
películas de zombis suele ser el mismo y uno llega a cansarse porque anticipa
todo lo que va a ocurrir. Con decir que termina por resultar aburrida, a pesar
de su escasa duración, sobran el resto de comentarios. Pero es que, para
rematar el despropósito, Balagueró está desaparecido. Su gran aportación a la
cinta es repetir un plano ya bastante manido en las películas de miedo: un
grupo de supervivientes que avanzan hacia la cámara… ¡y un monstruo que sale
desde un lateral para sorpresa de…!... bueno, de nadie. Siento ser tan duro con
una de las pocas producciones de género de nuestra cinematografía, pero cuando
te decepcionan tanto… decir lo contrario sería mentir a quien lea estas líneas.
Lo que más había leído de “REC 4” antes de su estreno es que se hacía un
esfuerzo por cerrar todos los cabos sueltos de las anteriores entregas. Pues…
ni siquiera esto es cierto. Las partes de “descubrimiento”, que suelen ser
vitales para crear atmósfera en este tipo de propuestas, resultan aquí un
estorbo; ni siquiera voy a intentar descifrar si son coherentes o no con lo ya
narrado. Simplemente, resultan tan poco atractivas como el resto de la puesta
en escena y uno sólo espera que pasen lo antes posible para que lleguen cuanto
antes los títulos de crédito. No se me ocurre nada más apropiado para el final
de esta crítica que aplaudir el hecho de que ésta sea el final de la
franquicia. Y amén.
Lo mejor: aunque
esté tan sobreactuada como el resto del reparto, siempre es agradable ver a
Manuela Velasco como una trasunta Linda Hamilton de “Terminator 2”.
Lo peor: es
difícil quedarse con algo, pero podríamos subrayar el escaso carisma del resto
de protagonistas. La cinta naufraga en toda la primera parte de presentación de
los futuros “carne de cañón”… y el resto de la historia ya no consigue
reflotar.
La frase: otro de
esos parlamentos que suenan a “algo ya muy oído con anterioridad” y que quizás,
si el resultado final en general fuese otro, podría tomarse como un guiño u
homenaje: “¿Creías que ibas a librarte tan fácilmente de mí… con todo lo que
hemos pasado juntos?”.
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