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Información
editorial: reseña de la saga “Last Son”, publicado entre los números de “Action
Comics” 844 a 846, 851 y “Action Comics Annual 11”, entre diciembre de 2006 y
julio de 2008, en USA, por parte de DC Comics. Obra de Geoff Johns, Richard
Donner (guión) y Adam Kubert (dibujo). En España, Planeta de Agostini lo
publicó serializado en el primer volumen de su cabecera “Superman”, que también
abarcaba en ese momento la etapa de Kurt Busiek y Carlos Pacheco en “Superman”.
Sinopsis: un
meteorito llega a la Tierra y cuando Superman acude a controlarlo, se da cuenta
de que es en realidad una nave espacial que lleva en su interior a un niño de
corta edad. Toda vez que el gobierno decide quedarse con la custodia, Superman se
rebela y habla con Lois para adoptarlo, puesto que es un superviviente de
Krypton, al igual que él mismo. El chico, pues, pasa a ser adoptado por Clark
Kent y Lois Lane y recibe el nombre de Christopher Kent. Pero pronto, la
llegada del muchacho conlleva también la visita de los criminales encerrados en
la Zona Fantasma: el general Zod, Ursa y Non. Los dos primeros, son en realidad
los hijos del pequeño, cuyo verdadero nombre es Lor-Zod.
SPOILER: ante la
llegada de todos los criminales que habían permanecido en la Zona Fantasma y,
que al proceder de Krypton, tienen poderes similares a los suyos, Superman no
tiene más remedio que pedir ayuda a Lex Luthor, quien ha formado un nuevo
“Superman Revenge Squad” integrado por Bizarro, Metallo, Parásito y el propio
Luthor. La balanza se inclina durante la batalla gracias también en parte a que
Lor-El se rebela contra sus propios padres, y Luthor consigue crear un vórtice
que lleva de nuevo consigo a todos los criminales a la Zona Fantasma. Superman
intenta retener a Lor-Zod(Chris Kent, pero el niño crée que será el único capaz
de sellar el vórtice, así que se sacrifica por el bien de la Tierra. Más tarde,
Superman acude a la Fortaleza de la Soledad para preguntar a la conciencia de
su padre, Jor-El, y éste le dice que el ADN de un kryptoniano y el de una
humana son incompatibles, por lo que nunca podrán tener un hijo.
Crítica: hay
muchos alicientes para reseñar esta saga que, por otro lado, y es justo
reconocerlo, habría pasado con más pena que gloria si no fuese por esos mismos
“valores añadidos”. El primero es el guión a cuatro manos entre Geoff Johns
(actualmente, el editor en jefe de DC, un seguro de vida a la hora de realizar
grandes acontecimientos con personajes clásicos) junto a Richard Donner, nada
menos que el director de la mítica “Superman: The Movie”, de 1978, artífice en
gran medida de su secuela. Por otro lado, tenemos a Adam Kubert en el dibujo,
leyenda viva del noveno arte, quien junto a su hermano, por aquellas fechas y
tras toda una vida trabajando para Marvel, se pasaron a la Distinguida
Competencia para encargarse de los personajes más importantes de la misma (Adam
en “Action Comics” y Andy Kubert en “Batman” junto a Grant Morrison). El
resultado, pues, es un homenaje a las dos primeras entregas cinematográficas de
Superman (y, sobre todo, al actor que le dio vida, el tristemente desaparecido
ya por entonces Christopher Reeve, que “presta” su nombre al niño de la
historia) y una secuela de “Superman Returns”, queaquel mismo año se estrenaba
bajo el linchamiento popular y la dirección de Bryan Singer. Por último, era la
primera vez, tras las “Crisis en Tierras Infinitas”, que el general Zod y sus
compinches se establecían en la corriente regular del universo DC. La intención
pues de Johns y Donner, no se sabe muy bien si era darle continuidad a lo que
Singer planteaba en el film (para aquellos que se acercasen a los cómics
después de ir al cine)… o darle un tirón de orejas por cuanto que la crítica
mayoritaria de los fans fue el haber sido incapaz de haber presentado una
amenaza digna para el Hombre de Acero. Seguramente fuesen las dos cosas. Fuera
como fuese, la historia en sí quedó un tanto deslucida por el hecho de tardar
más de un año en publicarse por los retrasos en el arte de Kubert, aquejado de
una enfermedad, lo que suscitó quejas hacia DC por no haber sabido planificar
convenientemente una saga de apenas cinco entregas que para colmo tuvo que ser
finalizada en un Annual.
Resumiendo: unos
Johns y Kubert con el piloto automático son mucho mejores que cualquier otro
artista en plenas facultades, pero si encima le añadimos el plus de Richard
Donner y ese halo de nostalgia-retro-compensatoria con la primera peli de
Superman y el presentar a un personaje tan atractivo como Christopher Kent (que
posteriormente sería recuperado y adoptaría la identidad de Nightwing,
haciéndose amigo de, cómo no, Damien Wayne, el hijo de Batman)… son demasiados
ingredientes como para no recuperar “Last Son”, máxime si podéis conseguir la
edición de Planeta donde, además, por el mismo precio te incluían la cabecera
de Busiek y Pacheco. Un buen momento para el kryptoniano antes de “Los Nuevos
52”.
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