Año: 2014. Director:
Daniel Monzón (“El corazón del guerrero”). Intérpretes: Jesús Castro (“La isla
mínima”), Luis Tosar (“También la lluvia”), Sergi López (“El laberinto del
fauno”), Eduard Fernández (“El método”), Bárbara Lennie (“La piel que habito”),
Jesús Carroza (“7 vírgenes”) Ian McShane (“Hércules”). Presupuesto: 7 millones
de euros. Curiosidades: se trata de una historia inspirada en el caso real de
Ahmed Ouazzani, uno de los mayores traficantes de costo en el Estrecho. Junto a
él, la película también dibuja un trazo de Mounir Remach, otro narcotraficante
que subía a YouTube vídeos de sus logros tras atravesar el Estrecho con moto
acuática.
Sinopsis: Jesús y
Eva son dos policías que llevan dos años detrás de un narcotraficante que opera
en el estrecho y conocido simplemente como “El inglés”. Después de una redada
que sale mal, Jesús es destinado de nuevo y por un tiempo a pilotar uno de los
helicópteros que se dedican a patrullar el tramo de agua que separa España y
Marruecos, y será allí donde se tope con “El niño”, un chaval que junto con su
amigo de toda la vida sueña con hacerse rico de la forma más fácil posible.
Crítica: imagino
que la apuesta le habrá salido rentable a Mediaset, ya que el film recaudó casi
cinco millones de euros en sus dos primeros fines de semana. Eso sí: se lo
curraron, porque hubo una temporada que era imposible encender la tele y no
encontrarse con una promo de lo nuevo de Monzón por el sitio menos inesperado.
Lo de incluir al debutante Castro como nuevo rostro en la segunda temporada de
“El príncipe” me parece ya la guinda del pastel. Y hablo de todo esto porque,
claro, cuando se levantan tantas expectativas alrededor de una película… (no
sólo por su promoción, sino también por ser la siguiente película del
realizador después de “Celda 211”, de nuevo con Tosar como protagonista) pues
pasa lo que pasa. “El niño” empieza muy bien, con un ritmo y unas secuencias
que te hacen pensar que vas a ver algo parecido a la mucho más notable “No
habrá paz para los malvados”. Pero, de pronto, la línea argumental cambia de
rumbo para convertirse en un trasunto de “Perros callejeros”, con un émulo de
“El Torete” que habla muy despacio y cuenta una historia mucho más pequeña de
la anterior. No es un problema del churrero debutante (¿me lo parece a mí, o se
parece a un joven Jordi Mollá?), es sencillamente que las dos historias no
ensamblan bien, y esa desconexión hace que termines por perder el interés en
los dos. Además, no se le puede perdonar a Monzón el hecho de tener a Tosar,
López y Fernández en un mismo reparto y no haberlos utilizado más, para crear
un thriller verdaderamente negro y castizo. La aportación del internacional
McShane, por el contrario, se queda más en una anécdota que otra cosa, porque
su papel lo podría haber hecho cualquier guiri que paseara por Cádiz los días
de rodaje.
Resumiendo: para
el caso, la que aquí tenemos podría haber sido bautizada como “Corrupción en
Cádiz”. Y con eso, lo digo todo. Porque a todos nos viene a la cabeza la misma
imagen cuando pensamos en la serie de Don Johnson. Una imagen kitsch, cutre y
demodé.
Memorable: las
secuencias de persecución entre la lancha y el helicóptero, donde intuyo que se
habrán ido la mayor parte del presupuesto.
Mejorable: puede
que retrate una realidad, la de los “camellitos de barrio” que se creen más
chungos de lo que en realidad son, pero la trama principal se parece más a un
episodio de “Callejeros” que a “Ciudad de Dios”.
Parafraseando: un
ejemplo, en la misma línea de diálogo, de lo mejor y lo peor del film: “¿Has
ido a Marruecos en una moto de agua sólo para coger una piedra?” “¿Qué pasa?
¿Era tuya? Si tienes algún problema te la devuelvo y ya está” “Así que lo de
“El niño” es por eso: te gusta jugar” “Lo que no me gusta es aburrirme”.
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