Año: 2014. Escritay
dirigida por: George Clooney (“Gravity”). Basada en: el libro homónimo de
Robert M. Edsel. Intérpretes: George Clooney (“Los
descendientes”), Matt Damon (“Interestellar”), Bill Murray (“Lost in
translation”), John Goodman (“El vuelo”), Cate Blanchett (“Blue Jasmine”), Jean
Dujadin (“El lobo de Wall Street”), Bob Balaban (“Moonrise Kingdom”). Presupuesto:
70 millones de dólares. Recaudación: 155 millones.
Sinopsis:
conocidos como los “guerreros del arte”, los Monuments Men fueron un curioso
batallón formado durante la II Guerra Mundial destinado a recuperar las obras
expropiadas por los nazis, con el noble fin de salvarlas de la destrucción y
devolvérselas a sus legítimos dueños.
Crítica: “Creo
que he pisado una mina de algún tipo” “¿Para qué has hecho eso?” “Ya ves… me
aburría” “Yo no me movería” “Pues a mí me gustaría, la verdad”. ¿Qué fue el
“Rat Pack”? Una pandilla de colegas de alto nivel que, a la muerte de Bogart,
se unió en torno a la figura de Frank Sinatra y juntos hicieron películas,
conciertos e incluso propaganda política. Allí estaban Dean Martin, Sammy Davis
Jr., Peter Lawford o Joe Bishop y juntos también se llevaban a las mejores
nenas de Hollywood: las Gardner, Monroe, Garland y compañía. A nivel
cinematográfico, nadie esperaba mucho de ellos, más allá de resultar
mínimamente divertidos y que su química traspasar la pantalla con sus bromas
privadas y sus diálogos de doble sentido. Eran los años 50 y 60, así que… todo
valía, la verdad. Pero hoy en día es otra cosa. Y si te llamas George Clooney y
juntas en un reparto a lo más granado de la industria y, con una premisa
interesante… haces una tontería con ínfulas… pues la crítica te da por todas
partes. Y te jodes. Vete a bailar la conga a la Berlinale (que lo hicieron) o
pégate la juerga padre en tu mansión de la Toscana (que también), pero siendo
tu cuarta película como director y habiendo ganado ya varios Oscar… pues manda
huevos. Nada en “Monuments Men” funciona: ni el drama, ni la acción, ni… bueno,
iba a decir “ni la comedia”, pero la verdad es que algo de eso sí tiene, aunque
resulta más una broma pesada que otra cosa. Y que nadie me entienda mal: no es
que me moleste su falta de pretensiones (el dinero es suyo y pueden hacer lo
que quieran), pero cuanto menos, haz una película que se pueda definir. Después
de un prólogo que remite precisamente a ese cine del que hablaba al principio,
muy también a lo “12 del patíbulo”, los personajes aquí caen en una planicie de
la que es imposible sacarlos e incluso los malos de la función parecen sacados
de una primeriza producción de Disney. Son malos porque son nazis. Y punto. Por
no hablar de la subtrama pseudo-romántica entre Damon y Blanchett, que no
podría interesar menos y parece una simple excusa para meter entre tanta
testosterona un pequeño toque femenino. Ese careo final entre el personaje de
Clooney y un miembro de las SS suena más a “Hola, soy el puto amo de Hollywood
y estoy aquí, hablando contigo, que eres un actor desconocido, pero te estoy
pagando una sesión. Para que presumas con tus amigos”, que a un ajuste de
cuentas real con los adalides del III Reich que se antoja como forzado visto lo
anterior. Ventajas e inconvenientes.de ser George Clooney.
Resumiendo: sin
ser una pérdida de tiempo y entendiéndose como un homenaje al género bélico de
los años 50, “Monuments Men” falla incluso como “película de compadreo” y queda
relegada a ese género (tan reivindicable, por otra parte) de “película siestera
del finde”.
Memorable: el
momento donde, mientras un grupo de heridos agoniza en el campamento médico,
suena por un megáfono un “Merry Little Christmas” cantado a capella.
Mejorable: en una
película que alardea de ser un mero entretenimiento, me sobran esas voces en
off que parecen añadidas después del rodaje, con diálogos pretenciosamente
reflexivos sobre la maldad de la guerra y las bondades del ser humano.
Parafraseando:
después de unos minutos intentando chapurrear su idioma, el personaje de
Blanchett le pide al de Damon que hable en inglés: “De no ser por nosotros, usted
estaría hablando en alemán” “No, de no ser por ustedes, quizás estaría muerta.
Pero seguiría hablando francés”.
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