Información básica:
reseña del crossover publicado entre 1997 y 1998 en cuatro especiales de 48
páginas (posteriormente, en un tomo de casi 200 páginas), editado en USA por
Wildstorm y Marvel Comics y en España por Comics Forum. A cargo de Scott
Lobdell, James Robinson y Warren Ellis (guión); Travis Charest, Jim Lee, Adam
Hughes y Matt Broome (dibujos).
Antecedentes: en
pleno apogeo de su fama, a principios de los noventa, Jim Lee y otros
dibujantes “hot” huyeron de las dos principales compañías de comics para montar
la suya propia, Image Comics, subdividida en distintos sellos. En el de Lee,
Wildstorm, el otrora dibujante de los X-Men se sacaba de la manga su propia
versión de los mutantes; un grupo de héroes formado por seres humanos,
extraterrestres y robots, unidos por Jack Marlowe para luchar contra los
daemonitas, una raza de monstruos venidos del espacio exterior. Estos
WildC.A.T.S estaban compuestos por: Spartan, Zealot, Grifter, Voodoo, Maul,
Warblade y Void.
Sinopsis: los
cuatro especiales tenían un ligero nexo común pero ocurrían en períodos de
tiempo distintos: en “Golden Age”, Lobezno y Zealot hacían piña para
disputarles a los nazis un artefacto con propiedades que podrían inclinar la
balanza de un lado u otro durante la II Guerra Mundial; en “Silver Age”, les
tocaba el turno a un Cole Cash(Grifter reclutado por S.H.I.E.L.D y una
adolescente Jean Grey que acababa de unirse a los mutantes y no tenía muy clara
su relación con Scott Summers(Cíclope; en “Modern Age” eran Rondador Nocturno y
Warblade los que peleaban antes de tener que vérselas con una facción inglesa
del Club del Fuego Infernal; y finalmente en “Dark Age”, la acción se
trasladaba al futuro cercano ya visto en la saga mutante “Días del futuro
pasado”, donde los superhéroes han sido esclavizados por unos híbridos de
daemonitas y Centinelas, y una Resistencia liderada por Logan y Grifter hacen
todo lo posible por rescatarles, con un final que lleva a pensar que el futuro
de la Escuela de Charles Xavier para Jóvenes Talentos será una mezcla de ambos
grupos. Los adolescentes DV8 aparecían en esta última historia, igual que en
anteriores lo hicieran la raza de El Nido, que son bastante parecidos a los
daemonitas, visualmente hablando.
Crítica: lo que
aquí tenemos es algo parecido a la peli de “Jason VS Freddy”: uno de esos
proyectos que los fans nos morimos por ver y que después se quedan en mera
fachada, con resultados artísticos bastante discutibles. Lo que estaba claro es
que Marvel estaba en plena caída libre de ventas y Jim Lee tampoco había
conseguido lo esperado con su propia editorial, así que era el momento perfecto
de hacer caja tendiendo puentes de nuevo entre ambos y así facilitar poco
después el regreso del hijo pródigo con ese otro proyecto fallido que fueron
los “Heroes Reborn”. Lo mejor que podemos sacar de este crossover, al margen de
la gracia que te pueda hacer ver a ambas facciones de personajes juntos, es el
impresionante y preciosista dibujo de Travis Charest en el primer especial, que
prácticamente era una película noir en blanco y negro donde Logan jugaba a ser
Humphrey Bogart en una trama al más puro estilo Indiana Jones. De los cuatro
dibujantes, el único (con Lee, aunque tampoco era nada especial) que estaba a
la altura, pues Hughes se queda bastante atrás más allá de sus voluptuosas
mujeres, y lo de Broome es como para mirar a otro lado, en lo que parece una
elección de última hora y poco acertada. Hay otros momentos curiosos, como esa
Jean Grey descocada que vuelve a ser el interés romántico de todo el que se le
ponga por delante, pero en general los especiales no pasarán a la historia del
noveno arte. No lo pretendían, claro. Y, siendo justos, creo que los objetivos
que ambas editoriales se marcaron están logrados: Marvel vendió un montón de
copias… y Wildstorm conseguía darles algo más de profundidad e historia a sus
WildC.A.T.S. Y al final… todo queda en familia.
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