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martes, 28 de marzo de 2017

Crítica de "EL CORREDOR DEL LABERINTO" (2014)


Año: 2014. Título original: The Maze Runner. Adaptación: de la novela homónima de 2009 escrita por James Dashner. Dirigida por:: Wes Ball (en su debut como director). Intérpretes: Dylan O´Brien (la serie “Teen Wolf”), Kaya Scodelario (la serie “Skins”), Thomas Brodie-Sangster (la serie “Juego de Tronos”), Will Poulter (“Somos los Miller”), Ki Hong Lee (la serie “Las nueve vidas de Chloe King”), Aml Ameen (la serie británica “Kidulthood”), Patricia Clarkson (la serie “A dos metros bajo tierra”). Presupuesto: 34 millones de dólares. Recaudación: 391 millones. Premios: el principal protagonista, Dylan O´Brien, ganó 3 premios MTV Movie Award al Mejor Actor Revelación, Mejor Héroe y Mejor Pelea.


Franquicia: las tres novelas que componen la saga se publicaron simultáneamente en 2009, 2010y 2011, y hasta la fecha han vendido más de seis millones y medio de copias en todo el mundo. A raíz del estreno cinematográfico, el autor de la saga original editó un par de precuelas, “The Kill Order” y “The Fever Code”, que vieron la luz en 2015 y 2016, respectivamente, además del libro de acompañamiento titulado “The Maze Runner: Archivos”. Todos ellos por la editorial Random House a través de una subsidiaria. En principio, no hay planes para la adaptación de las precuelas, pero Fox tampoco cierra la puerta a esta posibilidad, y esperará a ver el desempeño en taquilla de la tercera y presumible última entrega en cines, a partir de enero de 2018.


Sinopsis: aunque al principio no recuerda su nombre, Thomas se despierta en una especie de valle, dentro de una jaula, rodeado de chicos de su misma edad y con un gigantesco laberinto frente a él. Ninguno de sus compañeros saben qué hacen allí ni quién les llevó, pero todos son conscientes de que deben seguir unas reglas si quieren seguir con vida. La principal: no entrar dentro del laberinto después de que se haga de noche.


Crítica: aunque como referente más obvio, por tratarse de la adaptación de una serie de novelas juveniles, tenga “Los juegos del hambre” (cosa que, ¿a qué negarlo?, a los propios responsables les viene muy bien lo de “subirla al carro”), realmente “The Maze Runner” vendría a ser una mezcla de “El señor de las moscas” (Harry Hook, 1990) y “Cube” (Vincenzo Natali, 1997) con pinceladas de la serie “Lost(Perdidos”. Y claro, sale ganando con el cambio. Sobre todo porque, antes de la que nos ocupa, otras muchas quisieron subirse a ese mismo carro (que no empezó con “The Hunger Games” sino con “Crepúsculo”)… y fracasaron entrepitosamente o se quedaron a mitad de camino. Y me refiero a “Cazadores de sombras”, “Hermosas criaturas”, “Divergente” y un largo etcétera. Por ello, temiendo que “El corredor del laberinto” podría ser otra más de las que fuesen a la “Papelera de reciclaje”, sus responsables decidieron hacer una apuesta más económica, menos ambiciosa, y que fuese directa al grano. Olvidaros de subtramas románticas, personajes de relleno o el desarrollo de un contexto socio-político que, quizás quede muy bien en el ibro, pero en pantalla grande no es más que “celuloide sobrante”. Así pues, el director carga las tintas en la parte más aventurera de la historia y, antes de que quieras darte cuenta, nuestro protagonista ya está metido dentro del laberinto del título. Puede que parezca algo absurdo de reseñar, pero nunca entenderé por qué en este tipo de producciones se estira de forma tan innecesaria lo que, de primeras, es el final inevitable (y sí, podría comparársele al larguíiiiiisimo prólogo de “Los juegos del hambre” antes de que empiecen las batallas que, a fin de cuentas, es lo que todo el mundo quiere ver). Cierto es, no obstante, que este gusto por la acción hace que la mayoría de los secundarios de la historia estén meramente abocetados y se limiten a cumplir con estereotipos ya manidos, pero… ¿realmente habrín ganado algo con más minutos de metraje? La experiencia nos dice que no.


Resumiendo: podría haber pasado sin pena ni gloria y ser recordada en el futuro dentro de un subgénero junto a otras coétaneas como “moda cinematográfica”. Pero, gracias precisamente a su falta de pretensiones, se ha ganado el derecho de completar su trilogía en pantalla grande. Ahora sólo queda esperar que no se sume a otra moda: la de dividir la última entrega en dos partes. Por la creación de una atmósfera oscura y claustrofóbica, una escritora funcional y unas escenas de acción bien ejecutadas, “The Maze Runner”, no obstante a lo dicho anteriormente, te deja con ganas de ver dichas secuelas, sean las que seas. Y eso es un “efecto especial” que no todas las películas que parten con la intención de ser franquicia consiguen de tan buena forma.


Memorable: desde el primer fotograma, va directa a la acción y el supuesto descubrimiento del misterio que encierra la situación de los protagonistas (un mero “macguffin” visto ya en muchas ocasiones) se solventa en dos flashbacks rapiditos.


Mejorable: aunque su inclusión se debe al hecho de ser fiel al texto original y seguramente, se desarrollará en el futuro, lo cierto es que la aportación de la chica es más bien testimonial. Y en este caso concreto sí es una putada, porque a la Scodelario siempre hay ganas de verla más en pantalla grande. Afortunadamente, este mismo año se incorpora a la franquicia de “Piratas del Caribe” con la quinta entrega, “La venganza de Salazar”, y es de lógica suponer que será el empujón que le faltaba para convertirla en estrella mundial.


Curiosidades: el director, Wes Ball, intentaba acceder a Hollywood antes de ser designado como responsable de esta adaptación, con un proyecto en animación 3D titulado “Ruin”, que según los directivos de 20th Century Fox tenía muchos nexos comunes con “El corredor del laberinto”, ya en desarrollo, por lo que le ofrecieron ponerse tras las cámaras del film. Por su parte, Kaya Scodelario fue la primera elección para el papel que desempeña en pantalla, por su participación en la serie “Skins”. No pasó lo mismo con O´Brien quien, de hecho, fue rechazado en un primer momento por el realizador al tener demasiado encasillado en su rol secundario de la televisiva “Teen Wolf”.



Parafraseando: la gran amenaza de los protagonistas, unos seres de los que poco o nada se sabe, y cuyo misterio ayuda precisamente a generar un clima de alta tensión en el espectador, que no queda en absoluto defraudado una vez hacen acto de presencia: “Nadie ha sobrevivido a una noche en el laberinto” “¿Y qué les pasa?” “Los llamamos… laceradores”.

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