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jueves, 30 de marzo de 2017

Crítica de "LA MILLA VERDE"


Año: 1999. Escrita y dirigida por: Frank Darabont (“The Majestic”). Intérpretes: Tom Hanks (“Inferno”… ver crítica), Michael Clarke Duncan (el Kingpin de la película “Daredevil”), David Morse (“Bailar en la oscuridad”), Bonnie Hunt (“Jerry Maguire”), James Cromwell (“Babie, el cerdito valiente”), Michael Jeter (“Parque Jurásico III”), Doug Hutchinson (“Con Air”), Barry Pepper (“Valor de ley”), Sam Rockwell (“Moon”), Patricia Clarkson (“El corredor del laberinto”… ver crítica), Harry Dean Stanton (“La leyenda del indomable”), Gary Sinise (nominado al Oscar por “Forrest Gump”). Presupuesto: 60 millones de dólares. Recaudación: 200 millones. Premios: fue nominada, entre otros, a 4 Oscar de la Academia: Mejor Película, Mejor Actor de Reparto (Duncan), Mejor Sonido y Mejor Guión Adaptado.


La adaptación: es la segunda (de tres) adaptación de Darabont sobre un relato de Stephen King. La primera fue la extraordinaria “Cadena perpetua” y la última hasta la fecha fue la infravalorada “La niebla”, en 2007. Posteriormente, Darabont se encargó con éxito de famosa otra adaptación, la del cómic de “The Walking Dead” para AMC, si bien tras desarrollar la ficción y ser el productor ejecutivo de la primera temporada, terminó su participación a mitad d ela segunda por diferencias creativas con la cadena.


Sinopsis: en 1935, Paul Edgecomb es el jefe del “corredor de la muerte” en la penitenciaría de “Cold Mountain”, en Lousiana. Él intenta dar un poco de paz y tranquilidad a los ajusticiados que esperan la pena capital, si bien tiene que tolerar la incompetencia de Percy Watmore, un subordinado “enchufado” en el lugar por ser el sobrino de la mujer del gobernador. A pesar de ello, el ambiente es una calma tensa que se romperá en parte con la llegada de John Coffey, un preso de raza negra y de aspecto descomunal a pesar de su aparente bondad, sentenciado por el supuesto asesinato de dos niñas pequeñas. Poco a poco, Paul y el resto de sus compañeros irán descubriendo que hay algo más allá del imponente aspecto del recién llegado.


Crítica: como he señalado ya en otras ocasiones, la diferencia esencial entre un libro y su correspondiente adaptación cinematográfica es que la lectura de uno te acompaña durante un periplo vital mucho más extensa que una cinta de dos horas (o casi tres, en la que nos ocupa), con lo que su calado es mucho más intenso en el caso del primero que en el de la segunda. Por ello en multitud de ocasiones los fans nos rasgamos las vestiduras y gritamos a grito pelado cuando el visionado de la adaptación nos deja irremisiblemente decepcionados o insatisfechos. Ni qué decir tiene cuando, encima, es una mala conversión de un soporte a otro. En el caso de “La milla verde”, que si no recuerdo mal algún luminarias editó en nuestro país con el supuesto título más comercial de “El corredor de la muerte” (si bien no estoy seguro, me da pereza buscarlo ahora mismo), su lectura me atrapó durante un maravilloso verano en el que no podía dejar de repasar sus páginas y detenerme cada cierto tiempo para dibujar con más claridad en mi imaginación lo que King plasmaba en el papel. Puede que no sea el mejor libro de ficción de la historia, ni King un Premio Nobel de Literatura, pero sin duda es el mejor retratista en el género del “best-seller” de la condición humana: de la maravilla inherente de sus pasiones y también de la oscuridad de su alma. En lo que respecta a “La milla verde” (la película), imagino que baste decir, con semejante preludio, que la he visto tres veces a pesar de su duración (que, en mi caso, me parece esencial para producir en el espectador la sensación del transcurrir de los años)… y que siempre me deja con las ganas de volver a desempolvar la mencionada edición de “El corredor de la muerte” o como quiera que la llamasen. Algo, por cierto, que no he vuelto a hacer. ¿Por qué? Quizás porque una canción o una película te puedan transportar brevemente hasta algún momento del ayer, y dejarse ese poso agradable que te haga suspirar con nostalgia. Pero de seguro que ya no volveré a tener quince años, que es la edad que tenía cuando se publicó la obra original. Son las ventajas e inconvenientes de un compañero de viaje más duradero que un simiple amor de verano… si bien lo uno no tiene por qué estar necesariamente reñido con lo otro.


Resumiendo: más allá de lo dicho, “La milla verde” es de esas cintas que, en algún momento de su metraje, te hacen agradecer el ser una buena persona. Es una sensación que pocas películas transmiten. Algo, además, que se consigue con la simple presencia de un Tom Hanks que está siempre impecable en todo lo que hace, transmitiendo aquí unos lazos afectivos con todos los personajes de la película (incluso con los repudiables) que son como lazos invisibles que uno puede percibir a través de la pantalla. La leyenda, cuenta además, que el tipo daba lo mejor de sí mismo, emocionándose en cada toma al darle la réplica a Michael Clarke Duncan (que sencillamente nació para este papel), aunque el plano en cuestión sólo tuviese enmarcado al gigantón en pantalla, con Hanks contestándole fuera de cámara. Sin duda, si tienes un compañero así en el set, todo se hace más fácil. En definitiva… una película inolvidable para “viajar” viéndola una y otra vez.


Memorable: al margen de todo lo dicho ya, la inclusión en la película y por consiguiente en la banda sonora, como parte fundamental de la historia, de la deliciosa “Cheek to Cheek”, interpretada por Fred Astaire y bailada junto a Giger Rogers en “Sombrero de copa”, película estrenada en el mismo año 1935 donde está ambientada la película. El tema fue número 1 en su día y entró en el Salón de la Fama de los Premios Grammy en el año 2000.


Mejorable: el dolor psicosomático que te produce ver a Hanks con sus problemas de infección de orina. Un especialista en generar ese tipo de emociones en el espectador, si le sumamos la escena de la muela en “Náufrago”. En aspectos menos memorables, algún criticó opinó que el rol de John Coffey en un estereotipo de la “magia negra” y “santería” atribuida a los esclavos afroamericanos, que parecían existir únicamente para solucionar el problema de un hombre blanco.


Curiosidades: la cinta supuso el reencuentro de Hanks con Pepper (con quien coincidió en “Salvar al Soldado Ryan” un año antes, y con Gary Sinise, tras su compadreo en “Forrest Gump”. Aunque no fue algo que compartiese escritor y director, Stephen King siempre pensó en Tom Hanks como posible protagonista de la adaptación, con lo que se quedó muy contento cuando Darabont le fichó tras compartir un almuerzo en la ceremonia previa de los Oscar de 1994. Por su parte, el tristemente desaparecido Michael Clarke Duncan siempre declaró que su participación en la película se la debía a Bruce Willis, quien le recomendó expresamente tras haber trabajado con él en “Armageddon”. Por último, David Morse, que desconocía siquiera el libro, confesó que rompió a llorar cuando terminó de ller el guión.



Parafraseando: en la previa a su ejecución, Paul pregunta a Coffey si quiere que le ayude a escapar. “¿Por qué haría usted algo así?” “El día del Juicio Final, cuando esté delante de Dios y me pregunte por qué maté a uno de sus auténticos milagros… ¿qué voy a decirle? ¿Qué hacía mi trabajo?””Dígale a Dios, nuestro padre, que fue un acto de bondad. Yo sé que sufre y está preocupado. Lo siento en su interior. Pero no debería hacerlo. Tengo ganas de que acabe todo esto. De verdad. Estoy cansado, jefe. Cansado de recorrer el mundo sólo como un gorrión bajo la lluvia. Cansado de no tener un amigo con quien estar, que me diga a dónde vamos, de dónde venimos, o por qué. Estoy cansado del dolor que siento y veo en el mundo cada día.. son como trozos de cristal en mi cabeza que no puedo quitarme. ¿Puede entenderlo?”.

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