Información básica:
reseña de “Vida loca”, álbum debut del cantante cubano afincado en México,
Francisco Céspedes, publicado por Warner Music en 1997 y compuesto de 11 temas,
incluyendo la canción “Pensando en ti”, que ya había sido grabada por Luis Miguel
en 1993. El LP fue uno de los más vendidos en los países de habla hispana,
incluyendo España, donde Céspedes fue “apadrinado” por Alejandro Sanz o Joaquín
Sabina, entre otros.
Crítica: hace
casi veinte años que se publicó éste álbum y, a pesar de que su autor hace
tiempo que no saborea las mieles del éxito como lo hiciera en su día, sigue
siendo uno de esos discos de cabecera, aunque sólo sea por el hecho de que
cuando se editó todo el mundo adquirió una copia. “Vida loca”, pues, es un
trabajo atemporal que, curiosamente, podría recordar al ahora tan de moda Pablo
Alborán (sin la imagen detrás, claro, las cosas como son) por su construcción
de las canciones a base de melodías sencillas pero con unos giros vocales que
todo el mundo intenta imitar sin éxito y un calado emocional que te traspasa.
Es fácil de comprobar en la mencionada “Pensando en ti”, composición de
“Pancho” que años atrás había cedido a Luis Miguel; un artista mejor totado sin
duda a nivel técnico, y cuya versión en cambio resulta “artificial”, supeditada
a una interpretación monótona que deriva en las típicas subidas de derroche
pulmonal del vocalista de “Por debajo de la mesa”, entre otras. La versión de
Céspedes es más sencilla, más pura y más directa, apoyada sobre todo en el
piano, y cuando recita “… después que ayer te pregunté… si había en ti amor…
dijiste: “No… siento algo extraño, pero no”… Y resulta que mi alma sigue
igual”, ese trozo en concreto, más que cantar, lo está “contando” como una
confesión de amor, en la mejor tradición de poetas como Pablo Neruda o José
Ángel Buesa, cuyo calado en el corazón se manifiesta pues, de forma directa y
automática, sin necesidad de artificios. Y es que, realmente hay mucho de poeta
en la prosa de Céspedes, como en uno de los últimos cortes del LP, “Vida vida”,
que es como un canto al simple hecho de estar vivo. Éste tracklist de boleros y
baladas con arreglos de cuerda (la única que se sale un poco del estilo es
“Morena”, un medio tiempo con aires de “son” y “cumbia”) contrastan un poco con
esa leyenda negra del autor, en permanente estado nocturno, dándose a conocer
en cualquier sitio donde le dejaran tocar a cambio de alguna copa, con esa
imagen a ratos entrañable a ratos descuidada. Quizás sea de ahí de donde surgió
lo de “Vida Loca”, el increíble hit que arrastra toda la dinámica del álbum, y
que lejos de ser parecida a la que vivía en esos momentos Ricky Martin, se
antoja también como una melodía nostálgica, simple pero llena de vitalidad a un
tiempo. Sin duda, el final del siglo pasado fue el mejor momento del cantante:
no sólo se disputaban su repertorio, sino que además quedó segundo en el
festival de Viá del Mar y a continuación el éxito aplastante de su álbum debut.
Puede que después de aquello, su versatilidad se quedase corta para crecer con
pareja repercusión. O puede que prefiriese volverse a la calidad íntima de los
clubes nocturnos (y no está retirado, que conste, sus trabajos siguen teniendo
mucho calado en México), pero lo que queda fuera de toda duda es que “Vida
Loca” suena igual de bien ahora que hace casi dos décadas. Y eso no lo pueden
decir todos los discos. Y mucho menos… los publicados en ese tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario