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domingo, 19 de marzo de 2017

HOMBRES G: todo esto es muy extraño


Información básica: reseña de “Todo esto es muy extraño”, noveno álbum de estudio del grupo “Hombres G” (David Summers, Rafa Gutiérrez, Daniel Mezquita, Javier Molina), compuesto por 11 nuevas canciones y publicado por Warner Music en noviembre de 2004 bajo producción de Nigel Walker. Se extrajeron los sencillos: “¿Por qué no ser amigos?”, “¿Qué soy yo para ti?”, “No lo sé” y “He de saber”. Vendió 70.000 copias, siendo Disco de Oro, y alcanzando el puesto número 4 en la lista de PROMUSICAE.

Crítica: “Te vi merodeando por la fiesta de Ronaldo, pero a ti no te dejaron entrar”. Hace mucho, mucho tiempo… en una galaxia muy lejana… No, en serio. ¡Qué tiempos aquellos, hace más de una década ya, cuando había otro Ronaldo jugando en el Real Madrid, que montaba fiestas descocadas con chicas de buen vivir, y la música en España se había vuelto tonta y desacompasada como los karaokes de “Operación Triunfo”! Ufff… pues imaginaros si ahora tenemos que hacer el esfuerzo de retrotraernos a los pinitos de los “Hombres G”, aquellos tíos que embobaban a los pijos y hacían que las chicas se soltasen el pelo y se quitasen el sujetador a las primeras de cambio. Cuando los “G-Men” tuvieron su época de esplendor yo era muy pequeño, así que no tengo un recuerdo muy vívido de lo que fue sin duda uno de los mayores “fenómenos fans” de nuestra música. Al cabo de unos años, ya disueltos, pesqué una cinta de cassette de algún sitio y me enganché a ellos merced a su sentido del humor y, sobre todo, a dos temas: “La carretera” y “Temblando”, si bien algo ñoños pero que destilaban verdad. Poco después, el recopilatorio “Peligrosamente juntos” (2002) les puso de nuevo en liza y el álbum en directo “El año que vivimos peligrosamente” (2003) terminó de consolidar su gregreso temporal, en una especie de “canita al ire” que por aquel entonces también vivían otros míticos supervivientes de la movida madrileña. Y la cumbre, para mí, fue el encuentro en un festival con un par de groupies, de no más e 20 años, que presumían de haber hecho un trío con David Summers. Estaréis pensando que serían un “cayo malayo”. Pues no. Un par de pivones. Sobre todo una de ellas, que era una imposible mezcla entre Anne Igartiburu y Elsa Pataky. Y de ahí a reventar de nuevo el Vicente Calderón como si el tiempo no hubiese pasado para ellos. Así que sí, imagino que el título del LP les venía como anillo al dedo. Porque, igual que volvieron… se fueron de nuevo, y ya parece harto difícil que les veamos otra vez. Musicalmente, el himno junto a su hijo putativo, Dani Martín (quien, por aquel entonces, seguía cantando con los locos), “¿Por qué no ser amigos?”, les llevó de nuevo a sonar en las discotecas, mientras que había coqueteos más agradables con la epicidad sonora en los teclados, al estilo Coldplay, en “Si te vas” o el cambio de ritmo en la “poppie” divertida “He de saber”. Mucho más aburridas me parecen las baladas ampulosas en las que Summers parece escribir con la monotonía de un mono y dos platillos, tirando de los manidos clichés de siempre, si bien es de justos reconocer que la mayoría de los temas son del estilo característico de la banda, rápidas dosis de rock y pop noventero, muchas de las cuales no llegan ni a los tres minutos de duración, lo que confecciona un LP sencillo a la primera escucha y que cumple su cometido de darles un remozado para “seguir en la lucha” un poco más. No mucho, como ya señalábamos anteriormente, porque por mucho que intenten aparentar lo contrario, los G ya se habían convertido en esos carrozas de los que se reían con la insolencia de la juventud, en sus inicios. Sólo hay que escucharles gritar “Yo no quiero beber… me quiero enamorar” en plena época del “botellón”, para darse cuenta de que su presencia era un poco anacrónica entre los Pignoise y Pereza que reinaban por entonces. Todos… menos Summers, claro. La anécdota del trío con aquellos dos angelitos le convirtió en mi héroe. Y si te he visto, pues no me acuerdo.

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