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viernes, 31 de marzo de 2017

PABLO ALBORÁN: pablo alborán (2011)


Información general: reseña del disco homónimo que supuso el debut del cantautor Pablo Alborán, lanzado por EMI Music en febrero del 2011 y del que se extrajeron tres singles: “Solamente tú”, “Miedo” y “Perdóname”. El álbum debutó número uno en la lista de ventas, donde permaneció seis semanas consecutivas, superando pronto las trescientas mil copias vendidas y consiguiendo premios como el Mejor Disco del Año o tres nominaciones a los Grammy Latinos.

Crítica: puede que no sea justo, pero es así. Desde hace veinte años, todo cantante melódico que compone sus propias canciones es comparado en nuestro país con Alejandro Sanz. Le pasó a Álex Ubago (que pronto se desinfló en dicha comparación) y volvió a pasarle a Alborán. Y no, el malagueño no es Alejandro Sanz. “No es lo mismo”, que diría aquel. Pero puede que sea más. Un fenómeno viral, reflejo de su tiempo. Con apenas 22 años, más de 70 millones de reproducciones en vídeos caseros del YouTube y apadrinado por Diana Navarro, Alborán podría haber perecido pronto, víctima de su propia leyenda que empezaba a correr como la pólvora por las redes sociales. O, en el mejor de los casos, podría haber sido lo que en Estados Unidos llaman “one hit wonder”; un artista de una sola canción: ese famoso “Solamente tú” que los tipos duros ninguneamos por su extremada sencillez pero que todos hemos tarareado alguna vez. Porque ese es el éxito de Pablo Alborán y al César lo que es del César. Su cálida voz de tenor y sus “dejes” a la hora de cantar, que perpetúan las letras como un susurro que te acaricia, hacen que pueda crear una buena canción de cualquier cosa. De los tópicos de las canciones de amor más tópicos de todos. Y eso, aunque lo parezca, no es fácil. Tampoco componer con doce años un tema tan hermoso como “Desencuentro”, el mejor del disco en mi opinión, ayudado por una introducción con arreglos de cuerda que evoca nuestros amores de vidas pasadas y te desgarra el alma. Porque eso es lo que nos jode de verdad a los tipos duros. Podemos reírnos de “Caramelo”, “Vuelve conmigo” o “Me colé por la puerta de atrás”, porque son “canciones de nena” (o de “nenaza” directamente en el caso de esta última, porque eso de “la puerta de atrás”… no me digáis que no es una referencia sexual muy obvia), pero hay otras canciones de Alborán que tienen la capacidad de hacerte daño. Y eso no lo pueden decir muchos. Y te jode. Musicalmente, es de recibo alabar el trabajo de Miguel Illán, que respeta la sencillez y ese tono íntimo y acústico de las composiciones, pero aportando siempre unos arreglos que suman en lugar de restar, mezclando acertadamente los tonos árabes, celtas (esas gaitas al final de “Miedo”) e incluso de bossa nova, como en esa “Cuando te alejas” que cierra el disco y que interpretada únicamente a guitarra y voz se desvela como el broche perfecto para un disco redondo. Poco más se puede decir. Lo que consiguió Pablo Alborán fue “parecerse” a la mejor  tradición del típico baladista español y, con ello, dar la impresión de que, a pesar de ser su disco debut… llevaba con nosotros toda la vida. Y que dure.

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