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sábado, 18 de marzo de 2017

Sir Arthur Conan Doyle


Sir Arthur Ignatius Conan Doyle fue un médico y escritor escocés muy prolífico. A lo largo de su carrera escribió novelas, poemas, teatro y artículos diversos. Sin embargo, y a su pesar, su recuerdo está siempre asociado al detective Sherlock Holmes, que él creó y al que intentó matar pese a la oposición de su público. Más allá de la creación del mítico sabueso de Baker Street y de su compañero, el DOCTOR John Watson, la biografía de Doyle es tan extensa como apasionante.
Nació en Edimburgo en 1859, dentro de una familia numerosa. Los problemas de alcoholismo de su padre les hicieron viajar mucho durante su niñez y vivir en situaciones precarias; tanto es así que sus estudios tuvieron que pagárselos sus tíos. Ya en la Universidad de Edimburgo, Conan Doyle estudió la carrera de medicina. Fue en la facultad donde conoció al profesor Joseph Bell, que le serviría de inspiración para el personaje de Holmes. Antes siquiera de haber terminado sus estudios, se enroló como cirujano en un ballenero que surcó durante seis meses las aguas del Ártico; posteriormente, volvería a hacerlo en otro buque que le llevó hasta el África Occidental.
Se estableció como médico en Plymouth, donde se casó por primera vez y tuvo dos hijos. Dado su escaso éxito como médico, comenzó a escribir relatos de aventuras inspirados en sus viajes marítimos. También tuvo tiempo para jugar al rugby profesional y ser el primer portero del equipo de fútbol de la ciudad. Tras veinte años de amor platónico, dejó a su mujer y se casó con Jean Leckie, con la que tuvo tres hijos más. La familia se mudó a Londres, donde Conan Doyle abrió una consulta oftalmológica. Él mismo, en sus memorias, confesó que no llegó a entrar ningún paciente en la consulta, motivo por el que tuvo mucho tiempo para escribir. Aunque algunas de sus historias no policíacas, como “El mundo perdido” tuvieron gran éxito, el público le demandaba más aventuras de Holmes y Watson, algo que Doyle no soportaba porque el personaje le “desgastaba la mente”. Finalmente, cumplió sus deseos y asesinó a su creación literaria en “La aventura final”, lo que provocó un aluvión de cartas de los lectores, que llegaban a amenazarle de muerte. Pese a sus reticencias, Doyle acabaría “resucitándolo” en la historia “La casa vacía”, diez años después de haberle dado muerte, aunque entre ambas vio la luz la famosa “El perro de los Baskerville”, si bien Doyle la fechó antes de la supuesta muerte de Sherlock.
Sus publicaciones y su condición de médico le hicieron presentarse como candidato por el partido de la Unión Liberal, aunque no resultó elegido. Poco después, publicó un artículo justificando la intervención inglesa en la guerra de África, lo que le valió la condecoración en 1902 de Caballero del Imperio Británico y el tratamiento de Sir. Al estallar la Primera Guerra Mundial, con 55 años, Conan Doyle intentó alistarse como simple soldado raso, pero fue rechazado. Uno de sus hijos, sin embargo, si participó en dicha guerra, donde contrajo una neumonía que acabaría con su vida. La muerte de su hijo llevó a Doyle a estrechar lazos con el círculo de Espiritismo, doctrina que le llevó a enfrentarse con su buen amigo, el mago Harry Houdini.

En 1930, a los 71 años, Sir Arthur Conan Doyle murió de un ataque al corazón en Crowborough, East Sussex, localidad donde había residido veinte años y donde se erigió una estatua en su honor. Fue enterrado en el cementerio de la iglesia de Minstead, en New Forest, Hampshire.

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