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domingo, 16 de abril de 2017

Crítica de "THE AMAZING SPIDER-MAN: El poder de Electro"


Año: 2014. Dirigida por: Marc Webb (“Gifted”). Basada en: el personaje creado por Stan Lee y Steve Ditko. Intérpretes: Andrew Garfield (“Hasta el último hombre”… ver crítica), Emma Stone (ganadora del Oscar por “La la land”… ver crítica), Jamie Foxx (ganador del Oscar por “Ray”), Dane DeHaan (“Valerian y la ciudad de los mil planetas”), Colm Feore (la serie “24”), Felicity Jones (ganadora del Oscar por “La teoría del todo”... ver crítica), Paul Giamatti (“Cinderella Man”), Sally Field (ganadora del Oscar por “Norma Rae”), Chris Cooper (ganador del Oscar por “Adaptation (El ladrón de orquídeas)”). Presupuesto: 200 millones de dólares. Recaudación: 709 millones. Premios: fue nominada a varios populares galardones como 5 Teen Choice Awards.


Franquicia: lógicamente, es la secuela de “The Amazing Spider-Man” (ver crítica), estrenada en 2012, y la quinta entrega cinematográfica del Trepamuros si contamos la trilogía precedente de Sam Raimi. A pesar de que Sony Pictures fechó dos secuelas más para 2016 y 2018, así como un spin-off para los “Seis Siniestros” y otro para “Veneno”, el pirateo informático que sufrió durante las navidades de hace unos años desveló que barajaba otras opciones, como la contratación de Raimi para una cuarta entrega o un nuevo reinicio junto a Marvel Studios. Las filtraciones aceleraron esta última opción, y así se eligió a un nuevo Peter Parker en la figura del joven Tom Holland, que debutó como Spidey en “Capitán América: Civil War” y este mismo año veremos en “Spider-Man: Homecoming”.


Sinopsis: Peter Parker y su alter ego arácnido están viviendo un momento feliz como la nueva sensación de la ciudad de Nueva York. Además, su graduación en el instituto le abre todo un camino de nuevas posibilidades. Sin embargo, todo acaba torciéndose cuando su viejo amigo Harry Osborn regresa para hacerse con los mandos de la multinacional OsCorp tras la muerte de su padre, y un trabajador de la compañía, Max Dillon, acabe adquiriendo poderes para controlar la electricidad a raíz de un accidente. Por si todo ello fuese poco, el sentimiento de culpabilidad le impedirán seguir manteniendo una relación con Gwen Stacy, quien para más inri está a punto de marcharse con una beca a estudiar a Londres. ¿Demasiado trabajo para un joven héroe?


Crítica: mi principal problema con el primer “Spider-Man” de Raimi (recuerdo aquel visionado en el cine como si fuese hoy) fue que el tono de la película caía de pronto en su último tramo para convertirse en algo oscuro y deprimente, coronado con un entierro que te dejaba mal sabor de boca. Algo así está a punto de pasar en la cinta que nos ocupa, pero acertadamente Webb comprende que una película sobre el Lanzarredes no puede acabar de tal modo, con lo que su período de duelo es brillantemente resuelto y la producción finaliza con las espadas en alto, prometiendo un brillante mañana… que a día de hoy sabemos que nunca llegará. Al menos, tal y como lo tenían concebido Webb, Garfield y compañía, pues Sony parece más adicta a las “reinvenciones” que la otrora diva del pop, Madona. Y es algo que no se comprende. De “El poder de Electro” se pueden decir (algunas) cosas malas, como la caracterización psicológica de su villano, que parece más bien “un tonto con suerte” (no así su despliegue físico y de poderes, tan impresionante como cabría esperar), el diseño de los tres villanos que se dejan ver por pantalla, ninguno de ellos semejante al de sus homólogos en viñetas (sobre todo el del Duende Verde… ¡y nos quejábamos del traje de Willem Dafoe!) o que el foco de atención principal de la historia se ve salpicado por demasiados rostros pululando por ahí y que los fans del cómic reconocemos (y eso que recortaron un par en el último momento). Todo eso es cierto, si bien son defectos propios de una adaptación como la que nos ocupa y que en ningún caso hacen naufragar la propuesta, que se traduce como la mejor encarnación en pantalla grande del personaje hasta la fecha, lo que a la postre implica también que es una de las mejores conversiones realizadas sobre un superhéroe. Principalmente, por dos motivos. Primero, por el despliegue de emocionantes escenas de acción (la persecución del principio y esencialmente su narrativa, es de lo mejorcito que hayamos podido ver, con el amigo y vecino bocazas, simpático y heroico que conocemos de los tebeos), algo que, empero, se da por hecho en una producción del calado que esta supone, pero que no siempre se cumple. Y segundo, y aún más importante, por la química entre sus dos protagonistas principales, absolutamente “chispeante” (y nunca mejor dicho), con lo que tenemos en realidad una comedia romántica dentro del género de los superhéroes pero con tintes épico-dramáticos. Nunca sabremos cómo habría derivado esta nueva singladura del personaje en cines, pero a juzgar por la progresión entre la anterior entrega y ésta… sin duda podría haber llegado a ser “asombrosa”.

Resumiendo: quienes busquen un simple blockbuster, “The Amazing Spider-Man 2” ofrece todo lo que uno requiere para saciarse. Para quienes demanden además una buena adaptación del personaje que llevan siguiendo desde la infancia… ¡sorpresa!... ésta también es tu película. Para las novias que tengan que acompañar a sus chicos al visionado como compensación por haberle arrastrado a algún pase de “Crepúsculo” o “Cincuenta sombras...” y esperen ver también una historia emocionante entre pelea y pelea… pues mira, chicas, también estáis de suerte. Webb consigue que Spidey sea algo así como aquel famoso anuncio de Coca-Cola: un superhéroe para los altos, para los flacos, para los gordos, para los bajos…


Memorable: los “Magníficos Seis” que se unieron para darle brío a la banda sonora de Hans Zimmer, entre los que se encontraban Pharrell Williams y Junkie XL, y que tiene como colofón el tema principal de Alicia Keys y Kendrick Lamar. El “leit motiv” principal del film se convierte en un personaje más de la historia (y ni qué decir tiene el tono del móvil de Parker, descacharrante guiño a los fans de toda la vida).


Mejorable: la escena del final, que si bien no deja de ser emocionante como pocas, también bordea la vergüenza ajena, con un niño que se escapa del cordón policial (por cierto… ¿por qué coño hay una multitud viendo cómo un tipo con exoesqueleto metálico y ametralladoras incorporadas acribilla los coches patrulla? ¿No sería más lógico que salieran corriendo) y se planta con su disfraz de Spider-Man delante del villano. No resulta tan insultante como algunas de las ya vistas en la trilogía original y de concepción parecida… pero casi.


Curiosidades: Shailene Woodley, protagonista de “La Serie Divergente” fue contratada para el papel de Mary Jane Watson, rol que en la trilogía precedente encarnase Kirsten Dunst. Sin embargo, todas sus escenas fueron eliminadas de la película. Su intervención se grabó en un par de días y consistía en un encuentro con Peter a través de los patios traseros de sus respectivas casas, y una escena donde ambos compartían un viaje en moto que ni siquiera llegó a rodarse. Según el director, el papel de Woodley se suprimió al creer que restaría dramatismo al desenlace de Gwen en pantalla, por tanto en cuanto podía entenderse que Peter ya tenía “una sustituta”. Se esperaba, no obstante, que su rol fuese desarrollado en las dos posteriores secuelas (ambas canceladas a día de hoy), al igual que Felicity Jones convirtiéndose en la Gata Negra o Chris Cooper regresando de algún modo como Harry Osborn.



Parafraseando: cuando Gwen va camino del aeropuerto para coger el avión que la alejará definitivamente de su vida, Spider-Man se las ingenia para dejarle un mensaje que ella no pueda evitar ver y “raptarla” para decirle algo importante: “Ahora te voy a seguir. Te voy a seguir a todas partes. Te voy a seguir el resto de mi vida. O sea… también hay delitos en Inglaterra, ¿no? Cantidad de delitos. Tienen a Jack el Destripador”.

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