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domingo, 23 de abril de 2017

Crítica de "CENICIENTA" (2015)


Año: 2015. Dirigida por: Kenneth Branagh (“Hamlet”). Intérpretes: Cate Blanchett (ganadora del Oscar por “El aviador”), Lily James (Rose Aldridge en la serie “Downton Abbey”), Richard Madden (Rob Stark en “Juego de Tronos”), Helena Bonham Carter (“El discurso del rey”), Nonso Anozie (Xnoan Dxos en “Juego de Tronos”), Stellan Skarsgard (“La caza del octubre rojo”), Sophie McShera (la serie “Downton Abbey”), Holiday Grainger (la serie “Los Borgia”), Hayley Atwell (Peggy Carter en la serie de Marvel “Agente Carter”),  Derek Jacobi (“Gladiator”). Presupuesto: 95 millones de dólares. Recaudación: 543 millones. Premios: recibió una nominación a Oscar por Mejor Diseño de Vestuario.


El cuento: al contrario que otras fábulas clásicas, la autoría de “Cenicienta” no tienen un autor concreto, sino que forma parte del folklore popular de numerosas etnias y generaciones. El mito de Rhodopis, documentado por el geógrafo griego Estrabón en el siglo VII antes de Cristo y que versa sobre una esclava griega que llega a casarse con el rey de Egipto se considera como la antecesora del personaje. La versión más tradicional de la misma, no obstante, sería publicada por primera vez en 1697 por Charles Perrault, y poco después por los Hermanos Grimm. La película animada de Walt Disney, por su parte, estrenada en 1950 ayudó a reflotar el estudio, que se encontraba al borde de la bancarrota, recibiendo además 3 nominaciones al Oscar y produciendo posteriormente dos secuelas directas al mercado doméstico.


Sinopsis: Ela es una joven optimista y feliz a quien la desgracia no tarda en visitar en forma de la muerte de su madre siendo ella muy pequeña. Años más tarde, no obstante, la muchacha será la primera en animar a su padre a que vuelva a contraer matrimonio, por lo que pasará a tener una madrastra y dos hermanastras, mucho más preocupadas en alcanzar una posición alta en la sociedad que en propiciar la felicidad del padre de Ela. Cuanto éste, además, fallece durante uno de sus trayectos mercantes, la tragedia se impone en la vida de la joven, pues su madrastra y las dos hijas de ésta no dudan en empezar a tratarla como una simple criada apodándola despectivamente “Cenicienta”. Un encuentro fortuito en el bosque con el príncipe heredero y un posterior baile en el castillo, sin embargo, podrán hacer que cambie al fin su suerte… merced a su pizpireta Hada Madrina.

Crítica: la consigna que le dieron a Branagh por parte del estudio era muy sencilla: estaba haciendo la película definitiva de “Cenicienta” para las próximas generaciones, de manera que pudiera preservarse en una cápsula del tiempo, así que si tenía que gastar un poco más de dinero… sin problemas. Si bien es cierto que con semejante premisa se puede pensar que cualquier podría hacer una buena película, lo cierto es que considero a Branagh como un minucioso orfebre. En los primeros años de su carrera, alcanzó el reconocimiento por sus adaptaciones de las obras de William Shakespeare. Le resultó sencillo, ya que era un estudioso del bardo inglés. Semejante procedimiento, el del estudio, ha llevado a cabo posteriormente en otros de sus encargos de Hollywood que pudieran pensarse menos aptos para él: la versión del “Frankenstein” de Mary Shelley, el poderoso “Thor” de Marvel o la película que nos toca. ¿Y qué es “Cenicienta”? Pues un cuento de hadas, un tanto ñoño, bastante rancio en su discurso y fantasioso en el mejor sentido de la palabra, que es la cualidad de la que Branagh decide partir para estirar del hilo cual madeja y hacer que un producto tan encorsetado como el que nos ocupa fluya como la seda y consiga, incluso, brillar en algunos momentos que pudieran parecer impensables. Baste decir que los pasajes más conocidos por todos, como el baile en el castillo o la búsqueda de la joven que encaje en el zapato no son los que más minutos ocupan en el metraje. El peso recae en los orígenes del personaje principal, buceando en su desdicha y su proceso de duelo, que aunque estereotipado y estirado al máximo, consiguen su propósito de suscitar una oleada de compasión en el respetable, quien cuando llega el momento de la verdad, sólo espera con toda devoción que las cosas le salgan bien, aunque para ello debamos renunciar a la lucha por el feminismo, el fin de los clichés y otro tipo de “batallitas meapileras” en las que nos hemos entretenido los últimos años.


Resumiendo: hay películas que podrían realmente reseñarse sin necesidad de verse. Y esto no es algo negativo. Ofrecen lo que prometen… que no es, ni de lejos, lo que se puede decir de la mayoría. Sin embargo, esta ausencia del factor sorpresa también puede echar para atrás a quienes no claudiquen, de partida, con el punto de partida de la propuesta en cuestión. Para todos aquellos escépticos que se estén resistiendo, advertiré que “Cenicienta” es un entretenimiento ligero y bien llevado a cabo, que apela al sentido de la magia tradicional del estudio que se encuentra tras el proyecto, y si bien su historia es aparentemente anacrónica, también es cierto que no está exento de otros muchos alicientes para hacerte claudicar en su defensa.


Memorable: los ratoncitos amigos de la muchacha, convertidos en unos personajes más del cuento… y sobre todo, lo bien que se lo pasan las veteranas de la función: Helena Bonham Carter transmutada en un hada madrina que parece haberse tomado un par de carajillos de más, y una Cate Blanchett bordando el papel de “mala malísima”, robando planos a diestro y siniestro.


Mejorable: como está ocurriendo con el resto de adaptaciones de cuentos clásicos Disney en películas de imagen real, la utilización de la banda sonora original suscita debates a favor y en contra. En esta ocasión, sin embargo, no chirrían las aportaciones en este sentido, y están justificadas en la trama.

Curiosidades: Mark Romanek (responsable de, por ejemplo, “Retratos de una obsesión”), fue el primer escogido para situarse tras las cámaras, si bien no tardó en abandonar por diferencias creativas, ya que estaba ideando una versión mucho más oscura de lo que Disney tenía en mente. De igual modo, Emma Watson (posteriormente, la protagonista de la recién estrenada “La Bella y la Bestia”) era la primera candidata para encarnar a “Cenicienta”, si bien el acuerdo no llegó a concretarse. De este modo, se postuló a otras actrices como Margot Robbie (Harley Quinn en “Escuadrón Suicida”), Alicia Vikander (la nueva “Lara Croft: Tomb Raider”) y Saoirse Ronan (vista en “Brooklyn” o “Expiación”) antes de ser adjudicado a James. La marca Swarovski realizó varios modelos de auténticos zapatos de cristal, si bien ninguno de ellos fue realmente funcional, de manera que hubieron de ser retocados digitalmente. El vestido de novia que aparece en la última escena fue realizado por 16 personas y llevó más de 500 horas de trabajo… que tuvieron que duplicarse toda vez que el primer modelo se quemó cuando la actriz se acercó demasiado a una estufa y el original se prendió.



Parafraseando: en su primer encuentro durante una cacería en el bosque, Cenicienta consigue impedir que un venado acabe decorando con su ornamenta alguna de las paredes del palacio, merced a una reflexión tan sencilla como difícil de rebatir: “No permita que le hagan daño, por favor” “Hemos salido de caza, ¿entiende? Es lo que se hace” “Que sea lo que se hace no es razón para que se siga haciendo”.

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