Año: 2014. Basada en:
la novela de 2011 escrita por Veronica Roth. Director: Noel Burger (“Sin
límites”). Intérpretes: Shailene Woodley (“Los descendientes”), Kate Winslet
(“Titanic”), Ashley Judd (“Heat”), Zoe Kravitz (“Mad Max: Furia en la
carretera”), Tony Goldwyn (“Ghost, más allá del amor”), Theo James
(“Underworld: El despertar”), Ansel Elgort (“Carrie”), Jai Courtney
(“Terminator: Génesis”… ver crítica), Ray Stevenson (“Transporter Legacy”), Magggie
Q (“La Jungla 4.0”), Miles Teller (“Cuatro Fantásticos”… ver crítica). Presupuesto:
85 millones de dólares. Recaudación: 288 millones. Premios: ganó varios galardones
populares como 5 “Teen Choice Awards” y 2 “People Choice Awards”.
Franquicia: si
bien se las prometían muy felices con esta primera entrega y la secuela: “La
serie Divergente: Insurgente” (2015), el fracaso relativo de la tercera parte (“Ascensión”),
que dividía el último libro en dos partes, siendo ésta la primera, llevó a la
productora Summit Entertainment a cancelar la cuarta (y presumible última)
entrega cinematográfica, que debería haberse estrenado este 2017. En su lugar,
se planteó que el final de la saga fuese llevado a la pequeña pantalla,
presentando de paso a nuevos personajes de cara al desarrollo de una serie
televisiva. Sin embargo, desde dicho anuncio no hemos vuelto a saber nada al
respecto, y la proyección de muchos de los implicados en la franquicia hacen
difícil el suponer que acepten lo que a todas luces se antoja como una salida “por
la puerta de atrás”.
Sinopsis: tras
una guerra que casi acaba con la humanidad, la civilización se han reunido en
Chicago, en un futuro cercano, dividida en cinco facciones que intentan
erradicar los errores del pasado. Estas facciones son: cordialidad, erudición,
verdad, abnegación y osadía. Al llegar a la dolescencia, los individuos son
expuestos a un rito de iniciación que determinará a qué grupo pertenecen
(generalmente, al mismo del que proceden) y a pesar de que pueden elegir
cambiar, también se exponen a ser rechazados y vivir como indigentes al margen
del sistema. Tris, quien procede de “abnegación” decide pasar a “osadía”,
después de que su rito la haya marcado como una “divergente”, una anomalía que
pertenece a más de una facción y cuya condición debe ser mantenida en secreto
para no ser eliminada, puesto que supone una anomalía que hace peligrar el
equilibrio entre los distintos sectores de la sociedad.
Crítica: tengo
que reconocer que odio profundamente a Shailene Woodley desde que vi “Bajo la
misma estrella”, pero lo cierto es que esta afirmación demuestra muy poca
objetividad y me limitaré a decir que es una mala copia de Jennifer Lawrence
(al igual que la película es una mala imitación de “The Hunger Games”) y no
tiene el carisma de aquella para soportar el peso de la historia. Y no, no es
que yo sea un enamorado de la Lawrence o de “Los juegos del hambre”. Al
contrario: me produce tanta urticaria aquella saga como lo ha hecho ésta, pero
al César lo que es del César, y a “Divergente” se le ve tanto el plumero que
podríamos estar hablando de “plagio” si no fuese porque los responsables de la
adaptación cinematográfica son prácticamente los mismos que la otra y bueno…
podrían decir que es “su sello”. Pero claro, las fantasías de ciencia-ficción
distópicas con romances adolescentes no tienen por qué funcionar siempre del
mismo modo y la puesta en escena de “Divergente” es aún más paupérrima que la
de su “hermana”, donde los personajes son meras caricaturas a los que sólo les
falta lucir en la frente una pegatina para que se les pueda reconocer, como si el
público fuese estúpido. Y no me refiero a los típicos “héroes” y “villanos” que
se adivinan desde el primer fotograma, sino a cosas aún más sangrantes como esa
facción de “Osadía” que van de un lado a otro corriendo y haciendo “parkour”
para justificar su condición de “osados”. De hecho, todo lo tienen que hacer de
forma peligrosa d inconsciente. ¿Follarán sobre un lecho de clavos, o el simple
hecho de hacerlo sin condón ya será lo suficientemente “osado”? No lo sabemos
(o al menos, no en esta entrega) porque la pareja protagonista se pasan casi
dos horas y media “pelando la pava” sin llegar a “consumar”, porque ya se sabe
que esto hay que alargarlo lo máximo posible. Los dos primeros tramos del film,
no obstante, son llevaderos y transcurren sobre los dictados típicos del
subgénero del “elegido” que llega para salvar al mundo, pero, como señalábamos,
todo es tan previsible que el final resulta casi innecesario y su metraje se
hace insoportablemente largo. Si a ello le sumas que desde el principio sabes
que estás asistiendo al primer acto de una trilogía (y lo que es peor: una
tetralogía, para seguir la moda de dividir el último libro en dos partes) la
insatisfacción que te produce todo echan por tierra los pocos alicientes que el
asunto tuviera en un principio.
Resumiendo: si
bien es un pasatiempo convencional que no llega a defraudar tanto como otros
experimentos coétaneos del estilo de “Cazadores de sombras”, su calado sólo
será apto para aquellos a los que esto del cine todavía les parezca algo
“nuevo” y tengan su pared decorada con pósters de los protas de “Crepúsculo” y
“Los juegos del hambre”. Para los demás, podría ser un mero vehículo para
sestear el fin de semana, pero sus más de dos horas de duración hacen que
incluso para esto sea necesario pensárselo dos veces.
Memorable: en uno
de los pocos puntos realmente divertidos del guión, Tris se enfrenta contra un
enemigo que le dice: “No me vas a disparar”. Y ella se enoja: “¿Por qué todo el
mundo me dice lo mismo?”. Y tiro al canto. Esa no me la esperaba, tengo que
reconocerlo.
Mejorable: ver a
la Winslet o Judd haciendo aquí de “madres” y “villanas” te hace darte cuenta
de que el tiempo pasa para todos y no ves relevo en lo que viene por detrás.
Tampoco se entiende que con todo lo que dura la peli se les de tan poca cancha
a sus personajes.
Curiosidades:
Shailene Woodley y Ansel Ergot, que interpretan aquí a dos hermanos de una
misma facción, coincidirían poco después en “Bajo la misma estrella”
interpretando a dos adolescentes que se enamoran, unidos por sendas
enfermedades terminales. Por cierto, destaquemos también que Woodley, antes de
la que nos ocupa, había participado en las audiciones para el papel
protagonista en “The Hunger Games”, si bien acabó perdiendo el rol frente a una
Jennifer Lawrence que ya apuntaba maneras de superestrella.
Parafraseando:
Tris se enfrenta a su prueba de fuego final para ser aceptada por su facción
adoptiva, y su noviete le advierte que si lo hace demasiado bien podrán darse
cuenta de que es una “divergente”: “O sea, que si salgo demasiado rápido… me
matan. Y si salgo demasiado despacio, me expulsan” “Exacto. Buena suerte”.
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