Año: 2013. Dirigida
por: Marc Forster (“Descubriendo Nunca Jamás”). Basada en: la novela homónima
de Max Brooks publicada en 2006. Intérpretes: Brad Pitt (“Corazones de acero”),
Mireille Eros (“Siempre a tu lado”), Daniella Kartesz (“AfterDeath”), David
Morse (“La milla verde”… ver crítica), Matthew Fox (Jack Shephard en
“Perdidos”), James Badge Dale (“Infiltrados”), Ludi Boeken (“El tren de la
vida”), Elyes Gabel (Walter O´Brien, protagonista de la serie de CBS,
“Scorpion”). Presupuesto: 190 millones de dólares. Recaudación: 540 millones.
Franquicia: desde
la misma producción de la primera entrega, Forster y responsables de Paramount
confesaron que veían la película como una potencial franquicia a mitad de
camino entre la saga de películas de Jason Bourne y la serie de AMC, “The
Walking Dead”. Con el éxito del estreno, se fechó una secuela para junio de
este 2017, fichándose poco después a Juan Antonio Bayona. Sin embargo, el
realizador español acabó abandonando para encargarse de “Jurassic World 2”, lo
que paralizó la producción. A finales del pasado 2016 se especuló con una
posible negociación con David Fincher (“Seven”, “El club de la lucha”), si bien
actualmente la secuela está paralizada indefinidamente.
Sinopsis: Gerry
Lane, ex empleado de la ONU y su familia, se ven atrapados en Philadelphia
durante el inicio de una especie de apocalipsis zombi que desata el caos en la
ciudad y, por extensión, en el resto del país. Frente a varios contratiempos,
consiguen pasar la noche en un piso de Nueva Jersey, hasta que son rescatados
por un helicóptero de la ONU y llevados a un portaaviones en alta mar, donde se
les anuncia que la plaga es a nivel mundial. Y a su pesar, Gerry deberá ayudar
a encontrar una cura, pues pronto se le avisa que de lo contrario, tanto él
como su familia serán devueltos de nuevo a tierra firme. De esta manera, Gerry
y un pequeño grupo de científicos y militares viajarán primero hasta Corea del
Sur, después a Jerusalén y más tarde a Cardiff, en Gales, buscando al “paciente
cero” que desató el virus.
Crítica: puede
parecer un simple detalle, pero hay algo realmente importante en el título de
la película que hoy nos ocupa. “Guerra Mundial Z” nos indica que, en efecto,
estamos ante una nueva historia sobre los populares (desde hace ya unos añitos)
zombis, pero aclara que es a nivel global. Es decir, que para ser coherente con
su premisa, se debe reflejar cómo afecta a todo el planeta la pandemia, más
allá de centrarse en un grupo de supervivientes y sus problemas para seguir
adelante en un entorno mucho más limitado. Traducido a la película, Brad Pitt
se convierte realmente en un tipo que va de aquí para allá, relacionándose con
varias personas de todo el mundo. Lo malo es, sin embargo, que poco de lo que
hace tiene algún sentido. la justificación de cómo consigue encontrar una cura,
por ende, es bastante pueril, y no tiene nada que ver con el propósito inicial
de sus viajes, si bien es cierto que esto no es un hándicap a la hora de
disfrutar del producto resultante, que es tan entretenido como el infierno,
gracias en parte a que la concepción de los zombis es mucho más enérgica y
rabiosa de lo que nos ofrece, por ejemplo, “The Walking Dead”, y acercándola
más a aquella “28 días después” de grato recuerdo (por cierto… ¿aquella no iba
a ser una trilogía?). en resumidas cuentas, “WWZ” hace bien en ampliar su espectro
y ancho de miras, para ofrecer algo realmente original, vibrante y digno de
contemplar en pantalla grande dentro de un género que podría estar “quemado” a
estas alturas. Además, permite la ocasión de hacer un chiste bastante
políticamente incorrecto sobre la costumbre de los israelís por levantar muros.
Resumiendo:
aunque es una figura prominente desde hace al menos tres décadas (que se dice
pronto), y su filmografía está cuajada de películas que han funcionado bien en
taquilla, lo cierto es que no es muy común ver al señor Pitt en “blockbusters”
de estas características. Habrá quien diga, a este respecto, que para una
película de este calado tampoco hace falta una estrella de semejante nivel. Craso
error. Las escenas de acción y la fanfarria de “Guerra Mundial Z” puede que
funcionen bien como unidades independientes, pero es la presencia y el trabajo
del ex marido de la Jolie lo que consigue que el metraje funcione como “un todo”
cohesionado. Un entretenimiento más que digno.
Memorable: la
creación de distintas “set pieces”, que por otro lado hablan de un desarrollo
de producción caótico, se transmutan en pantalla como un espectáculo que, en
realidad, explota el potencial de sus criaturas, planteando escenas
claustrofóbicas en entornos cerrados donde el sigilo es prioritario para seguir
con vida… o grandes escenas a campo abierto, con miles de hordas causando
estragos a su paso.
Mejorable: como
producto independiente, la película queda bastante cerrada (a pesar de la voz
en off de Pitt asegurando que la cosa no ha acabado y es sólo el principio), y
cuesta imaginar cómo podría ser una futurible continuación, más allá de
auto-plagiarse a sí misma. Seguimos expectantes.
Curiosidades: la
motivación de Pitt para hacerse con los derechos de la película y
protagonizarla fueron que quería hacer una cinta que sus hijos pudiesen ver
antes de cumplir los 18, y los zombis les encantaban. No obstante, hubo de
luchar duro con la productora de Leonardo DiCaprio para obtener los derechos
cinematográficos. La primera versión del guión fue realizada por J. Michael
Straczynski, creador de “Babylon 5” y posterior guionista de cómics de éxito
como “The Amazing Spider-Man”, “Rising Stars” o “Wonder Woman”, amén de la
estimable “El intercambio”, de Clint Eastwood. No obstante, también es de
recibo señalar que el libreto sufrió numerosas revisiones por otros guionistas,
e incluso después del rodaje principal hubo una profunda revisión para volver a
rodar unos treinta minutos adicionales y darle un final coherente a la
historia. De esta manera, el primer gran final pensado, con una gran lucha en
la Plaza Roja de Moscú, fue desestimado. Bryan Cranston fue considerado para
interpretar un pequeño pero significativo rol, a pesar de lo cual no llegó a
concretarse por problemas de agenda. Finalmente, preguntado al respecto, el
escritor de la novela original, Max Brooks, alegó que su control sobre la
película era “absolutamente cero” y tras visionarla concluyó que no se parecía
en nada a su novela, más allá del
título.
Parafraseando: el
científico que se enrola en el avión camino de Corea del Sur, torpe como él
sólo todo sea dicho de paso, se marca un interesante “speech” poco antes de
encontrar su propia muerte: “La madre naturaleza es una asesina en
serie. Nadie la supera. Es la más creativa. Pero como todo asesino en serie,
siente el irrefrenable deseo de que la atrapen. ¿De qué sirven esos fantásticos
crímenes si nadie se lleva el mérito? Por
eso va dejando miguitas. Lo difícil es encontrarlas e interpretarlas. Y a
veces, lo que parece el aspecto más brutal del virus… se convierte en su talón
de Aquiles. Le encanta disfrazar de fortaleza sus debilidades. Es una cabrona”.
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