Información general:
reseña del duodécimo álbum de estudio de la cantante Madonna, publicado por el
sello Interscope de Universal en 2012. Producido, entre otros, por su antiguo
colaborador William Orbit y nuevos gurús de la electrónica como Martin Solveig,
se compone de 16 canciones, de las que se extrajeron tres singles oficiales
(“Give Me All Your Luvin”, “Girl Gone Wild” y “Turn Up The Radio”) y dos
singles promocionales antes de la publicación (“Masterpiece” y “Gang Bang”). El
disco debutó número 1 en la lista Billboard pero en su segunda semana tuvo la
mayor caída registrada desde la creación de dicha lista, acabando con un total
hasta la fecha de más de medio millón de copias.
Crítica: “Despierta,
exmujer/esta es tu vida”. “Intenté ser tu mujer/me limité, me tragué mi luz”.
“Abogados, a chuparla/no teníamos un prenupcial”. “Cada hombre que entre por
esa puerta será comparado contigo eternamente”. Eran los 80 y en “Like a
Virgin”, la ambición rubia pregonaba al mundo entero que le encantaba follar.
Un ejercicio de provocación que, sin embargo, también era un desnudo (literal)
de su interior. Y así, el mundo se movió durante décadas al son que ella
tocaba. Treinta años después, la diva vuelve a hacer ese mismo ejercicio y
confiesa ante todo aquel que quiera escucharla que está dolida por su divorcio
de Guy Ritchie. Que se siente culpable de la ruptura aunque, algunas veces,
también le gustaría reventarle la cabeza. El problema es que eso ya no resulta
tan provocativo, ni tampoco hay tanta gente que quiera escucharla. Y ni tampoco
es ya una sorpresa ver lo flexible que se mantiene a sus cincuenta años. No es
justo decirlo, pero cuando la ves con esos bodys moviéndose en los videoclips
rodeada de sus bailarines gays… no sé, da un poco de vergüenza ajena. Que le
importa un bledo, ya lo sé. Y por eso la queremos, pero… cuesta un poco más
hacerlo. El mundo ya no se mueve al son que ella toca; es ella la que trata de
moverse al ritmo del mundo. De ahí que el álbum tenga hasta siete productores
(lo mejorcito que puedan pagar los cheques, dentro del mundo del electro) y la
incorporación de Nicki Minai y M.I.A., un intento por mantenerse al día tirando
de lo que sea “in” en ese momento, igual que en otras ocasiones tiró de Britney
o Justin. El resultado es sorprendentemente homogéneo teniendo en cuenta la
cantidad de manos involucradas en el proyecto, pero también es muy irregular
(“Birthday song” tiene que ser de lo peorcito que haya grabado nunca), oscuro y
artificial, con la voz de Madonna perdida entre los beats, apareciendo sólo en
unas baladas que tampoco son de lo más destacable. Aunque… uh… ¡espera un
momento! ¿De qué coño estamos hablando? Ella es Madonna. Es la chica que
inventó el juego. Es la tipa que glorificó esto de la música pop, los
videoclips, los cosmpolitan, etc. Mientras otros mitos de la música se dedican
a vivir de las rentas, ella por lo menos se esfuerza en sacar material nuevo.
Y, ya que los DJs de todo el mundo han dado buena cuenta de su discografía para
samplers de todo tipo y remixes de tres al cuarto… ¿no va a poder hacerlo ella
a la inversa? Pues mira… sí. Qué demonios. Le pagamos el capricho. Ya vendrán
momentos en los que esté más inspirada.
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