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sábado, 15 de abril de 2017

Crítica de "OBLIVION" (2013)


Año: 2013. Dirigida por: Joseph Kosinski (“Tron Legacy”), intérpretes: Tom Cruise (“Jack Reacher”… vercrítica), Morgan Freeman (“Cadena perpetua”… ver crítica), Olga Kurylenko (“Quantum of Solace”), Andrea Riseborough (“Birdman (o la inesperada virtud de la ignoracia)”), Nikolaj Coster-Waldau (Jaime Lanister en “Juego de Tronos”), Melisssa Leo (“The Fighter”), Zoe Bell (“Los odiosos 8”). Presupuesto: 120 millones de dólares. Recaudación: 280 millones.


Cruise y la ciencia-ficción: si bien no es un actor que se asocie con el género, lo cierto es que Cruise es un devoto del mismo y ya suma algunas incursiones notorias como sus colaboraciones con Spielberg en “Minority Report” o “La guerra de los mundos”, o “Al filo del mañana”, de la que sueña con poder hacer una secuela en un futuro próximo. Con el director de esta última, Doug Liman, podría repetir en el futuro con “Luna Park”, proyecto sobre unos empleados renegados que viajan hasta la Luna para robar una poderosa fuente de energía, y que el realizador estuvo a punto de llevar a cabo con Chris Evans y Andrew Garfield como protagonistas, si bien se desestimó por lo elevado del presupuesto, que superaba los 100 millones.


Sinopsis: en un futuro indeterminado, la Tierra es un planeta yermo y deshabitado afectado por una guerra nuclear acaecida durante una invasión extraterrestre. A resueltas de ello, la población superviviente se trasladó a vivir a Titán, una de las lunas de Júpiter, mientras que en lo que quedaba de nuestro mundo se quedaban apenas un par de operarios para hacer las labores de mantenimiento de las máquinas que extraen lo que queda de energía de nuestro viejo planeta y que es enviado a Titán. Sin embargo, el técnico Jack Harper pronto descubrirá que todo lo que creía saber sobre su vida es tan sólo una farsa, cuando los restos de una nave aterrizan en la superficie terrestre.


Crítica: en varias ocasiones, cuando Tarantino (no, tranquilos que no me equivocado de película) respondía al por qué se tomaba tanto tiempo entre un proyecto y otro, sobre todo en las largas vacaciones entre “Jackie Brown” y “Malditos bastardos”, el realizador respondía que, el día de mañana, cuando alguien mirase su filmografía, quería que todas las películas fuesen dignas de ver. Que prefería ser responsable de una docena de films notables que firmar con su nombre vehículos de encargo. Algo así, más o menos, puede decirse también de Tom Cruise, si bien es necesario matizar que la vida profesional de un actor es más longeva que la de un director, y por tanto su producción ha de serlo igualmente. Y ya sé que muchos asocian en las últimas décadas al actor de obras tan meritorias en sus respectivos géneros como “La tapadera”, “Magnolia” o “Eyes Wide Shut”, únicamente con su faceta como el Ethan Hunt de una franquicia “vende palomitas” que, no obstante, también se esfuerza por ofrecer algo digno y meritorio en cada entrega. Aún con todo, y a pesar de que, como es lógico, su carrera ha tenido altibajos y hay algunas propuestas que definitivamente no funcionaron, cada nuevo proyecto en el que la estrella de Hollywood se involucra tiene un “algo” que capta tu atención. Insisto: puede que el resultado final no sea lo satisfactorio que uno quisiera, pero el germen de una buena  historia (que es de lo que se trata en esto del cine, de contar historias) está ahí. En lo referente a “Oblivion” se puede decir que el tapiz de su concepción parece un refrito de ideas “tomados prestados” a autores más capaces como Kubrick, los hermanos Wachowski, Lucas o Spielberg (si bien es “Moon”, de Duncan Jones, 2009, el espejo en el que más se mira), pero muchas de esas licencias, algunas de las cuales se antojan como ensambladas con calzador o directamente prescindibles, son concesiones que el propio actor y los responsables de la película que tengan a bien contar con su presencia, deberán de asumir como el mal necesario de contar con él en el elenco, pues bien es cierto que el público mundial da por hechos ciertos valores de producción que se va a encontrar en una película de Tom Cruise. Traducido a “Oblivion”, ganamos en la espectacularidad de la propuesta visual y el diseño en la concepción de un mundo hermosamente roto… pero perdemos en la escritura de un guión compacto y que a resueltas no dejaba de ser una historia de corte más intimista, lo que se deriva en algunas lagunas de guión que pueden llevar a desconectarse de la propuesta tanto a los “puristas” de la sci-fi como al espectador “consumista” de blockbusters. Porque Cruise, de común credo entre la audiencia, no hace “películas pequeñas”. Al contrario. Si de algo pueden pecar sus películas es de ser demasiado ambiciosas. “Oblivion” lo es, y por ello fracasa parcialmente. Pero en sus imperfecciones se esconde también su grandeza.


Resumiendo: a pesar de que combina un montón de ideas de otras películas y el producto resultante no termina de ser tan notable como la suma de sus partes, amén de mantener un tono frío y aséptico (justificado, no obstante) que a veces hacen difícil mantener el interés en lo que acontece en pantalla, “Oblivion” es una película absolutamente magnífica, atrapada entre su clara intención de ser una historia de romanticismo poético y su demanda de ofrecer al tiempo una carga de ciencia-ficción “pesada” y la acción que se le presupone a una cinta de estas características. Si a todo ello se le suma que ofrece la oportunidad de que muchos escépticos se reconcilien con la faceta interpretativa de Tom Cruise… la puntuación final no puede ser menos que sobresaliente.


Memorable: la banda sonora de M83, todo un homenaje a las partituras que acompañaban los clásicos de los 70 y 80. También, la imaginaria visual de su diseño de arte, que si bien es un recurso común en las películas post-apocalípticas, no deja por ello de ser uno de los valores más notables de la que nos ocupa.

Mejorable: la presencia de un Morgan Freeman que cada vez parece más decidido a “clonarse” (y nunca mejor dicho en este caso) a sí mismo en pos de un cuantioso cheque. Por otro lado, el final de la historia (y no me refiero al epílogo, sino a la secuencia inmediatamente anterior) se antoja como demasiado convencional.


Curiosidades: la película está basada en una idea que Kosinski tenía para una novela gráfica, si bien nunca llegó a publicarse. Walt Disney, que había producido también su film anterior, la secuela de “Tron”, compró inicialmente los derechos, si bien acabó cediéndonos cuando se dio cuenta de que convertir la premisa original en un producto para toda la familia obligaría a cambios demasiado significativos en su desarrollo. Jessica Chastain fue inicialmente elegido para desempeñar el rol que finalmente interpreta Kulylenko, si bien hubo de renunciar en beneficio de “La noche más oscura” de Kathryn Bigelow. Lo mismo pasó con el personaje de Riseborough, para el que se consideraron otras actrices como Kate Beckinsale o Diane Kruger.



Parafraseando: en la película se hace mención a un poema donde se alude a las supuestas palabras de Horacio, en el siglo V a.C., durante la defensa del puente de Roma en el Tíber ante la amenaza de los etruscos: “A todo hombre de esta tierra tarde o temprano le llega la muerte. ¿Y qué mejor muerte puede haber que enfrentar una suerte adversa, por las cenizas de sus padres y el templo de sus dioses?”.

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