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lunes, 10 de abril de 2017

Crítica de "SUPERMAN: hijo de superman"


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Información general: reseña del arco “Son of Superman”, publicado entre los números “Superman Rebirth 1” y “Superman, volumen 4, números 1 al 6 USA), por parte de la editorial DC Comics entre agosto y noviembre de 2016, cortesía de Peter J. Tomasi y Patrick Gleason (guiones), y Doug Mahnke, Jorge Jiménez y el propio Gleason (dibujos). En España, ECC Ediciones, al igual que hizo con otras cabeceras, decidió utilizar una doble numeración para continuar con la anterior y a la vez subrayar el relanzamiento de toda la línea de DC Comics, de manera que la saga se encuentra entre los números 56/1 añ 59/4 de la cabecera “Superman”, a razón de dos números norteamericanos por cada uno de su equivalente patrio, publicados entre diciembre de 2016 y marzo de 2017, al precio de 3,25 euros el ejemplar


Antecedentes: durante el evento “Convergence”, Brainiac llevaba a los héroes de distintos universos alternativos de DC Comics a ciudades encerradas en cúpulas al margen del tiempo y el espacio, con el objetivo de hacerles luchar entre ellos y que la línea temporal que resultase vencedora se estableciese como la nueva “continuidad oficial”, destruyendo a las demás. Esto le dio la oportunidad a la editorial para recuperar al Superman y la Lois Lane post-“Crisis” y pre-“Flashpoint” (vamos, a los de toda la vida) en un spin-off de dos números donde además presentaban al hijo de ambos, Jonathan Samuel Kent. Un nacimiento facilitado por el hecho de que Superman, durante el tiempo que pasa bajo la cúpula, pierde sus poderes. Terminado el evento, a los responsables de DC les hizo gracia todo aquello y decidieron enviar a los tres personajes al universo de “Los Nuevos 52”, donde en una cabecera titulada simplemente como “Lois y Clark” se nos mostraría cómo la pareja vivían en el anonimato en una apartada granja, cuidando de un niño que desconocía la realidad de su origen y de sus padres. Cuando el mayo de 2016, los “jefazos” de la editorial decidieron poner fin a “The New 52” tras cuatro años de publicación y volver a relanzar toda la línea bajo el epígrafe de “Rebirth”, el Superman de aquel universo fallecería junto con el mismo, en el arco argumental “The last days of Superman”, mientras que el madurito Clark junto a su esposa e hijo “sobrevivirían” a la reconversión, para devolvernos a un “status quo” similar al visto antes de la citada “Flashpoint” (ver crítica) y donde Jonathan sería por fin consciente de su legado y poderes, protagonizando también la cabecera “Supersons” junto a Damien Wayne (el hijo de Batman).


Historia: mientras el planeta entero sufre el duelo de la muerte del Superman que conocían, Clark y Lois continúan ajenos al mundanal ruido en una granja bajo el apellido de “Smith”, mientras el pequeño Jonathan aprende poco a poco a usar sus poderes ayudado por su padre, quien empieza a llevarle en sus misiones de incógnito con el traje y el nombre de “Superboy”. Sin embargo, los padres pronto descubren con sorpresa la dualidad de su hijo, que por un lado parece tan invulnerable como el padre (además de tener su fuerza, visión calorífica y capacidad de volar), pero por el otro puede llegar a sentir dolor, e incluso sangrar y desmayarse, denotando también el lado humano heredado de Lois. Para intentar averiguar algo más sobre la constitución de su vástago, le trasladan hasta la Fortaleza de la Soledad, si bien una vez llegan la encuentran invadida por un antiguo y poderoso enemigo.


SPOILER: el Erradicador, un robot programado por el general Zod para preservar el genoma kryptoniano en la Zona Fantasma con el fin de “resucitar” algún día el planeta natal de Superman, no está muy conforme con el hecho de que éste haya “contaminado” su ADN al mezclarlo con el de una humana, motivo por el que pretende eliminar del organismo de Jonathan sus cromosomas humanos… aunque en el proceso el niño muera. Lógicamente, ni Superman ni Lois están dispuestos a consentirlo, y la batalla contra la némesis les lleva hasta la Luna y la “batcueva” ubicada en dicho satélite, donde finalmente Clark conseguirá vencer al Erradicador gracias ala fuerza combinada de su propio poder, el de su hijo, el de las otras conciencias kryptonianas encerradas en la Zona Fantasma… ¡e incluso su fiel y vijo amigo canino “krypto” y su mujer Lois, ataviada con el traje de “Hellbat”! La explosión resultante de la destrucción del villano, sin embargo, no pasa desapercibida en la Tierra, donde sus habitantes abrazan entusiasmados el regreso de su héroe más poderoso, lo que lleva a Clark a tener que salir de la clandestinidad y presentar al resto de la Liga de la Justicia a su hijo, oficialmente, como el nuevo Superboy de la Tierra.



Crítica: antes que nada, debo confesar que nunca he sido un gran fan del “Super”… y mucho menos de su etapa en “Los Nuevos 52”, si bien el hecho de rejuvenecer cada tanto a los principales iconos de las grandes editoriales se me antoja ya como un mal irremediable y hasta cierto punto necesario, a la par que su noviazgo con Wonder Woman me hizo esbozar una sonrisa y concluir que era un paso hasta cierto punto “lógico”. Dicho esto, repito que leí los primeros números de Morrison y su tratamiento en “Justice League” y no me suscitó el suficiente interés como para mantenerme al corriente en los últimos cuatro años. De igual modo, la última encarnación que vimos en la película de “Man of Steel” (ver crítica) me parecía igualmente desacertada, oscura y desapegada del personaje con el que había crecido. Parece que no era el único que lo sentía así. “El hijo de Superman” es un ejercicio de nostalgia pura, sencilla y contundente, con el Superman preferido por todos (el de John Byrne) y que demuestra que los superhéroes, por grandes que sean, también pueden crecer, casarse y tener hijos. La relación con Jonathan es sencillamente entrañable, y si bien el niño puede que tenga un poco de protagonismo de más (hasta el punto de que por momentos parece él el protagonista y no su padre), el hecho de incluirlo plenamente en los acontecimientos, al igual que a Lois denotan que son realmente una “familia” y que el regreso del antiguo status quo no es una nueva campaña publicitaria, sino la elección más coherente y acertada con el “background” del mito. Sabe a poco (que ya es mucho decir en un tebeo, a día de hoy) y si bien se antoja como difícil que la dinámica de “combatir el crimen en familia” pueda seguir repitiéndose en arcos sucesivos, tampoco me importaría que indagasen en esta vertiente, mucho más divertida, fresca y “amable” de lo exhibido en los últimos tiempos. Tomasi y Gleason, tras su larga estancia en “Batman y Robin”, demuestran que no hay nadie mejor para contar historias de padres e hijos en el actual cómic “mainstream”. Ah, por cierto, con respecto a éste último, destacar que dada la periocidad quincenal del título, se ve obligado a simultanear su condición de “dibujante oficial” de la colección con otros autores, si bien todos ellos son de primer nivel y se nota que intentan mantener un mismo hilo artístico; aunque el gran descubrimiento, a mi juicio, es el andaluz Jorge Jiménez, un “clon” de Adam Kubert absolutamente brillante que ojalá se queda en estas páginas por mucho tiempo, pues cada plancha es una obra de arte digna de estar colgada en cualquier museo. En definitiva, que este nuevo “viejoven” Superman se ha convertido, contra todo pronóstico en mi caso, en una lectura imprescindible a partir de ahora. Y eso ya lo dice todo. Seguiremos informando.

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