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Información general:
reseña del arco “Son of Superman”, publicado entre los números “Superman
Rebirth 1” y “Superman, volumen 4, números 1 al 6 USA), por parte de la
editorial DC Comics entre agosto y noviembre de 2016, cortesía de Peter J.
Tomasi y Patrick Gleason (guiones), y Doug Mahnke, Jorge Jiménez y el propio
Gleason (dibujos). En España, ECC Ediciones, al igual que hizo con otras
cabeceras, decidió utilizar una doble numeración para continuar con la anterior
y a la vez subrayar el relanzamiento de toda la línea de DC Comics, de manera
que la saga se encuentra entre los números 56/1 añ 59/4 de la cabecera “Superman”,
a razón de dos números norteamericanos por cada uno de su equivalente patrio,
publicados entre diciembre de 2016 y marzo de 2017, al precio de 3,25 euros el
ejemplar
Antecedentes:
durante el evento “Convergence”, Brainiac llevaba a los héroes de distintos
universos alternativos de DC Comics a ciudades encerradas en cúpulas al margen
del tiempo y el espacio, con el objetivo de hacerles luchar entre ellos y que
la línea temporal que resultase vencedora se estableciese como la nueva “continuidad
oficial”, destruyendo a las demás. Esto le dio la oportunidad a la editorial
para recuperar al Superman y la Lois Lane post-“Crisis” y pre-“Flashpoint”
(vamos, a los de toda la vida) en un spin-off de dos números donde además
presentaban al hijo de ambos, Jonathan Samuel Kent. Un nacimiento facilitado por
el hecho de que Superman, durante el tiempo que pasa bajo la cúpula, pierde sus
poderes. Terminado el evento, a los responsables de DC les hizo gracia todo
aquello y decidieron enviar a los tres personajes al universo de “Los Nuevos 52”,
donde en una cabecera titulada simplemente como “Lois y Clark” se nos mostraría
cómo la pareja vivían en el anonimato en una apartada granja, cuidando de un
niño que desconocía la realidad de su origen y de sus padres. Cuando el mayo de
2016, los “jefazos” de la editorial decidieron poner fin a “The New 52” tras
cuatro años de publicación y volver a relanzar toda la línea bajo el epígrafe
de “Rebirth”, el Superman de aquel universo fallecería junto con el mismo, en
el arco argumental “The last days of Superman”, mientras que el madurito Clark
junto a su esposa e hijo “sobrevivirían” a la reconversión, para devolvernos a
un “status quo” similar al visto antes de la citada “Flashpoint” (ver crítica) y donde Jonathan sería
por fin consciente de su legado y poderes, protagonizando también la cabecera “Supersons”
junto a Damien Wayne (el hijo de Batman).
Historia:
mientras el planeta entero sufre el duelo de la muerte del Superman que
conocían, Clark y Lois continúan ajenos al mundanal ruido en una granja bajo el
apellido de “Smith”, mientras el pequeño Jonathan aprende poco a poco a usar
sus poderes ayudado por su padre, quien empieza a llevarle en sus misiones de
incógnito con el traje y el nombre de “Superboy”. Sin embargo, los padres
pronto descubren con sorpresa la dualidad de su hijo, que por un lado parece
tan invulnerable como el padre (además de tener su fuerza, visión calorífica y
capacidad de volar), pero por el otro puede llegar a sentir dolor, e incluso
sangrar y desmayarse, denotando también el lado humano heredado de Lois. Para
intentar averiguar algo más sobre la constitución de su vástago, le trasladan
hasta la Fortaleza de la Soledad, si bien una vez llegan la encuentran invadida
por un antiguo y poderoso enemigo.
SPOILER: el
Erradicador, un robot programado por el general Zod para preservar el genoma
kryptoniano en la Zona Fantasma con el fin de “resucitar” algún día el planeta
natal de Superman, no está muy conforme con el hecho de que éste haya “contaminado”
su ADN al mezclarlo con el de una humana, motivo por el que pretende eliminar
del organismo de Jonathan sus cromosomas humanos… aunque en el proceso el niño
muera. Lógicamente, ni Superman ni Lois están dispuestos a consentirlo, y la
batalla contra la némesis les lleva hasta la Luna y la “batcueva” ubicada en
dicho satélite, donde finalmente Clark conseguirá vencer al Erradicador gracias
ala fuerza combinada de su propio poder, el de su hijo, el de las otras
conciencias kryptonianas encerradas en la Zona Fantasma… ¡e incluso su fiel y
vijo amigo canino “krypto” y su mujer Lois, ataviada con el traje de “Hellbat”!
La explosión resultante de la destrucción del villano, sin embargo, no pasa
desapercibida en la Tierra, donde sus habitantes abrazan entusiasmados el
regreso de su héroe más poderoso, lo que lleva a Clark a tener que salir de la
clandestinidad y presentar al resto de la Liga de la Justicia a su hijo,
oficialmente, como el nuevo Superboy de la Tierra.
Crítica: antes
que nada, debo confesar que nunca he sido un gran fan del “Super”… y mucho
menos de su etapa en “Los Nuevos 52”, si bien el hecho de rejuvenecer cada
tanto a los principales iconos de las grandes editoriales se me antoja ya como
un mal irremediable y hasta cierto punto necesario, a la par que su noviazgo
con Wonder Woman me hizo esbozar una sonrisa y concluir que era un paso hasta
cierto punto “lógico”. Dicho esto, repito que leí los primeros números de
Morrison y su tratamiento en “Justice League” y no me suscitó el suficiente
interés como para mantenerme al corriente en los últimos cuatro años. De igual modo,
la última encarnación que vimos en la película de “Man of Steel” (ver crítica) me parecía igualmente
desacertada, oscura y desapegada del personaje con el que había crecido. Parece
que no era el único que lo sentía así. “El hijo de Superman” es un ejercicio de
nostalgia pura, sencilla y contundente, con el Superman preferido por todos (el
de John Byrne) y que demuestra que los superhéroes, por grandes que sean,
también pueden crecer, casarse y tener hijos. La relación con Jonathan es
sencillamente entrañable, y si bien el niño puede que tenga un poco de
protagonismo de más (hasta el punto de que por momentos parece él el
protagonista y no su padre), el hecho de incluirlo plenamente en los
acontecimientos, al igual que a Lois denotan que son realmente una “familia” y
que el regreso del antiguo status quo no es una nueva campaña publicitaria,
sino la elección más coherente y acertada con el “background” del mito. Sabe a
poco (que ya es mucho decir en un tebeo, a día de hoy) y si bien se antoja como
difícil que la dinámica de “combatir el crimen en familia” pueda seguir
repitiéndose en arcos sucesivos, tampoco me importaría que indagasen en esta
vertiente, mucho más divertida, fresca y “amable” de lo exhibido en los últimos
tiempos. Tomasi y Gleason, tras su larga estancia en “Batman y Robin”,
demuestran que no hay nadie mejor para contar historias de padres e hijos en el
actual cómic “mainstream”. Ah, por cierto, con respecto a éste último, destacar
que dada la periocidad quincenal del título, se ve obligado a simultanear su
condición de “dibujante oficial” de la colección con otros autores, si bien
todos ellos son de primer nivel y se nota que intentan mantener un mismo hilo
artístico; aunque el gran descubrimiento, a mi juicio, es el andaluz Jorge
Jiménez, un “clon” de Adam Kubert absolutamente brillante que ojalá se queda en
estas páginas por mucho tiempo, pues cada plancha es una obra de arte digna de
estar colgada en cualquier museo. En definitiva, que este nuevo “viejoven”
Superman se ha convertido, contra todo pronóstico en mi caso, en una lectura
imprescindible a partir de ahora. Y eso ya lo dice todo. Seguiremos informando.
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