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miércoles, 2 de agosto de 2017

Crítica de "CAPITÁN AMÉRICA: soñadores americanos"


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Información general: reseña de “Soñadores americanos”, saga narrada entre los números 1 al 5 del volumen 6 del Capitán América, publicado a partir de noviembre de 2011 por Marvel Comics (en España, a partir del número 14 del volumen 8, numeración de Panini). Equipo creativo compuesto por Ed Brubaker (guión), Steve McNiven (dibujo) y Mark Morales (tintas).


Antecedentes: en 2005, Brubaker saltaba de DC a Marvel para intentar repetir el éxito de “Gotham Central” o “Sleeper” pero en un título de más enjundia como era el caso de la colección del Capi. De su mano, durante seis años, Steve Rogers (el hombre bajo el disfraz del Vengador Abanderado) vivió grandes acontecimientos mediáticos como su muerte, resurrección… y sustitución como portador del escudo por parte de su antiguo compañero, “Bucky” Barnes (alias “El soldado de invierno”), mientras él tutelaba a los “Vengadores Secretos” como Jefe de Seguridad de Estados Unidos. Tras el crossover “Miedo Encarnado” y la supuesta muerte de Bucky, Rogers regresaba como el único y verdadero Capi, momento que Marvel aprovechó para relanzar la colección con un nuevo volumen, sumándole a la fórmula del éxito los lápices de Steve McNiven (“Civil War”).


Soñadores americanos: el Capitán, junto a Sharon Carter, Nick Furia y Dum Dum Dugan, acuden a París para darle el último adiós a Peggy, abuela de Sharon y primer amor de Steve, recientemente fallecida. Durante el entierro, son atacados por unos agentes de Hydra que resultan estar comandados por “Codename: Bravo”, antiguo compañero del Capi durante sus días como combatiente de la II Guerra Mundial. Bravo quedó atrapado en una realidad alternativa cuando Jimmy Jupiter (otro viejo amigo del grupo y con poderes para alterar la realidad) quedó en coma. Liberado por el Barón Zemo y la Reina Hydra, Bravo ha regresado con ganas de vengarse de Rogers, de quien siempre estuvo celoso por haberle arrebatado el amor de Peggy.


SPOILER: el Capitán y Bravo quedan atapados en el mundo alternativo donde el segundo estuvo recluido varias décadas, entablando una onírica batalla que parece decantarse por Bravo. Pero en el mundo real, Sharon consigue despertar al octagenario Jimmy Jupiter quien, antes de morir, abre de nuevo el portal de su mundo para que el Capi y Bravo regresen, a tiempo de que el villano sea detenido y conducido a la prisión de “La Balsa”.


Crítica: muchos aficionados veteranos del Capi estaban en contra de Brubaker por el abandono de su vertiente más “pulp”, el drástico cambio del status quo de algunos secundarios y su apuesta por un tono más serio y realista. Yo, sin embargo, soy admirador de su longeva etapa y vaticino que en el futuro será considerada como una de las mejores en la historia del personaje. Con todo, es de recibo señalar que a estas alturas de la película, tras seis años en el título y poco antes de dejarlo definitivamente, se nota cierto cansancio y la repetición de algunos esquemas que producen cierta sensación de deja vu. No es la primera vez que el Capi era enviado a un mundo distópico mientras la Agente 13 le salvaba los papeles; la misma trama había sido usada para el “Renacimiento” del héroe de las barras y estrellas. Eso por no contar también con la retro-continuidad para con los años de Rogers en el frente, que tan buen resultado dieron con “El soldado de invierno” pero que aquí distan mucho de repetir el éxito. Aún así, es una historia entretenida superior a la media.



El dibujo: pero por lo que realmente merece la pena “Soñadores americanos” es por el excelente trabajo de su dibujante, un McNiven consolidado ya para grandes relanzamientos. El autor se muestra consagrado con la causa, jugando con la narrativa gracias a las formas de las viñetas, lo que le da un tono alegre y rápido, a lo que también ayudan los colores de Justin Ponsor, que exprime al fondo su paleta para hacer más colorido los tramos de historia que transcurren en el presente, mientras que reserva los ocres y tonos apagados para los flashback de los años 40. Simplemente maravilloso.

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