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Información general:
reseña de “Soñadores americanos”, saga narrada entre los números 1 al 5 del
volumen 6 del Capitán América, publicado a partir de noviembre de 2011 por
Marvel Comics (en España, a partir del número 14 del volumen 8, numeración de
Panini). Equipo creativo compuesto por Ed Brubaker (guión), Steve McNiven
(dibujo) y Mark Morales (tintas).
Antecedentes: en
2005, Brubaker saltaba de DC a Marvel para intentar repetir el éxito de “Gotham
Central” o “Sleeper” pero en un título de más enjundia como era el caso de la
colección del Capi. De su mano, durante seis años, Steve Rogers (el hombre bajo
el disfraz del Vengador Abanderado) vivió grandes acontecimientos mediáticos
como su muerte, resurrección… y sustitución como portador del escudo por parte
de su antiguo compañero, “Bucky” Barnes (alias “El soldado de invierno”),
mientras él tutelaba a los “Vengadores Secretos” como Jefe de Seguridad de
Estados Unidos. Tras el crossover “Miedo Encarnado” y la supuesta muerte de
Bucky, Rogers regresaba como el único y verdadero Capi, momento que Marvel
aprovechó para relanzar la colección con un nuevo volumen, sumándole a la
fórmula del éxito los lápices de Steve McNiven (“Civil War”).
Soñadores americanos:
el Capitán, junto a Sharon Carter, Nick Furia y Dum Dum Dugan, acuden a París
para darle el último adiós a Peggy, abuela de Sharon y primer amor de Steve,
recientemente fallecida. Durante el entierro, son atacados por unos agentes de
Hydra que resultan estar comandados por “Codename: Bravo”, antiguo compañero
del Capi durante sus días como combatiente de la II Guerra Mundial. Bravo quedó
atrapado en una realidad alternativa cuando Jimmy Jupiter (otro viejo amigo del
grupo y con poderes para alterar la realidad) quedó en coma. Liberado por el
Barón Zemo y la Reina Hydra, Bravo ha regresado con ganas de vengarse de
Rogers, de quien siempre estuvo celoso por haberle arrebatado el amor de Peggy.
SPOILER: el
Capitán y Bravo quedan atapados en el mundo alternativo donde el segundo estuvo
recluido varias décadas, entablando una onírica batalla que parece decantarse
por Bravo. Pero en el mundo real, Sharon consigue despertar al octagenario
Jimmy Jupiter quien, antes de morir, abre de nuevo el portal de su mundo para
que el Capi y Bravo regresen, a tiempo de que el villano sea detenido y
conducido a la prisión de “La Balsa”.
Crítica: muchos
aficionados veteranos del Capi estaban en contra de Brubaker por el abandono de
su vertiente más “pulp”, el drástico cambio del status quo de algunos
secundarios y su apuesta por un tono más serio y realista. Yo, sin embargo, soy
admirador de su longeva etapa y vaticino que en el futuro será considerada como
una de las mejores en la historia del personaje. Con todo, es de recibo señalar
que a estas alturas de la película, tras seis años en el título y poco antes de
dejarlo definitivamente, se nota cierto cansancio y la repetición de algunos
esquemas que producen cierta sensación de deja vu. No es la primera vez que el
Capi era enviado a un mundo distópico mientras la Agente 13 le salvaba los
papeles; la misma trama había sido usada para el “Renacimiento” del héroe de
las barras y estrellas. Eso por no contar también con la retro-continuidad para
con los años de Rogers en el frente, que tan buen resultado dieron con “El
soldado de invierno” pero que aquí distan mucho de repetir el éxito. Aún así,
es una historia entretenida superior a la media.
El dibujo: pero
por lo que realmente merece la pena “Soñadores americanos” es por el excelente
trabajo de su dibujante, un McNiven consolidado ya para grandes relanzamientos.
El autor se muestra consagrado con la causa, jugando con la narrativa gracias a
las formas de las viñetas, lo que le da un tono alegre y rápido, a lo que
también ayudan los colores de Justin Ponsor, que exprime al fondo su paleta
para hacer más colorido los tramos de historia que transcurren en el presente,
mientras que reserva los ocres y tonos apagados para los flashback de los años
40. Simplemente maravilloso.
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