Año: 2013. Título original: Pain & Gain.
Director: Michael Bay (“Transformers”). Intérpretes: Mark Wahlberg (“Max
Payne”), Dwayne Johnson (“G.I. Joe 2”… ver crítica), Anthony Mackie (Sam
Wilson, “El Halcón”, en las películas de Marvel Studios), Ed Harris (“La
roca”), Tony Shalhoub (“Hombres de negro”), Ken Yeong (“Resacón en Las Vegas”),
Rebel Wilson (la serie de películas “Pitch Perfect/Dando la nota”), Peter
Stormare (actualmente, en la serie de “American Gods”),. Presupuesto: 26
millones de dólares. Recaudación: 94 millones.
Basada en hechos
reales: la película se basa en una serie de artículos publicados por Pete
Collins y que recogían los hechos reales que inspiraron la película. Precisamente,
la mayoría de críticas que recibió fueron en este sentido, ya que el film se
tomaba las pertinentes “licencias artísticas” correspondientes a: simplificar
la trama, “fusionar” varios personajes, eliminar otros, crear algunos nuevos,
etc. Vamos, lo que se suele hacer en todos los largometrajes. Lo que pasa que
si lo hace Michael Bay parece que es un delito.
Sinopsis: Daniel
Lugo es un monitor de gimnasio adicto al fitness y obsesionado con el “american
way of life”. Tras asistir a una conferencia de auto-ayuda y superación, Daniel
ve claro que para conseguir su sueño necesita infringir la ley: raptar a un
millonario y quitarle todo su dinero mediante la tortura. Para ello, contará
con la ayuda de sus dos amigos: un expresidiario y otro bigoréxico con
problemas eréctiles. El único problema para llevar su plan a buen puerto… es
que los tres son unos completos idiotas.
Crítica: de
lejos, es la película más barata de su director (no olvidemos que su primer
largo, “Dos policías rebeldes”, de 1995, ya era una super-producción) y, desde
luego, una de las mejores. Paradójicamente, podría hacerse una analogía con la
filosofía de sus protagonistas y llegar a la siguiente conclusión: el tamaño no
importa… sólo cómo lo utilices. Disfrazándose de los hermanos Cohen y su
“Fargo”, con su mezcla de cine negro y comedia absurda, pero sin dejar de lado
su estética videoclipera, Bay consigue por fin que su narrativa alocada tenga
cierto sentido y el ritmo interno del film se asemeja al que el espectador
percibe (no como en el resto de su filmografía, donde por mucha acción que se vea
y mucho plano ralentizado supuestamente molón, uno se pregunta: “¿Pero es que
no va a terminar nunca?”). Ejercicio además de maximización de recursos, porque
la estética general que obsesiona a Bay sigue estando en pantalla a pesar de su
escaso presupuesto: tiroteos, persecuciones, explosiones, reparto de lujo,
super modelos ligeras de ropa, coches deportivos… Vamos, que si hay una
película de Michael Bay que debas ver… desde luego tiene que ser esta. En
resumen: comedia negra con facturación de alto standing, que se revela como una
grata sorpresa muy entretenida. Ahora bien, todo hay que decirlo, Bay estuvo
durante años “dando la murga” con este proyecto, argumentando que íbamos a ver “al
auténtico Michael Bay”, dando a entender que sería un cambio radical de estilo
con respecto a lo ya visto en su filmografía. Bueno… pues finalmente “Pain
& Gain”, a nivel visual, es tan “superficial”, “videoclipera”, “cool” y “gratuitamente
explícita”, como un catálogo de lencería o una revista de gimnasio. O bueno…
como las películas de Michael Bay.
Curiosidades: el
proyecto pudo llevarse a cabo controlando el presupuesto debido a que ni Bay,
ni Wahlberg ni Johnson, los principales nombres asociados al mismo, cobraron un
solo dólar por su implicación en el mismo. A cambio, firmaron un acuerdo para
quedarse un porcentaje de los beneficios generados. Toda vez que la cinta no
fue ni mucho menos un fracaso… pero tampoco fue un éxito a la altura de lo que
suelen ingresar cada uno de los susodichos por su trabajo, muchos mentideros de
Hollywood se atrevieron a afirmar posteriormente que la inclusión de Wahlberg
en la franquicia de “Transformers” fue en gran medida motivada por la
intercesión de Michael Bay; en parte como “compensación”, y en parte por la
buena relación surgida entre ambos durante el rodaje de la que nos ocupa.
Memorable: el “cutre-patético”
papel de Dwayne Johnson. Al final, si hacemos un vistazo a su filmografía,
vemos que ha explotado más su vena cómica que la dramática. Incluso sus roles
en muchas cintas de acción tienen rasgos caricaturescos. ¿Quién nos lo iba a
decir, cuando apareció como un trasunto de “Conan, el bárbaro”, en la segunda
entrega de “La Momia”?
Mejorable: los
personajes femeninos de Bay siguen siendo meras muñecas Barbie con poco que
decir… y mucho que enseñar (afortunadamente, por otro lado). También, y a tenor
de las críticas que tuvo en este sentido, su poco rigor histórico, si bien no
es algo que personalmente me preocupe cuando me siento a ver una película.
Parafraseando: un
arranque de peli que engancha, con el plano subjetivo de Wahlberg haciendo
abdominales y una vorágine que explota a continuación con redada, persecución y
atropello incluidas: “Estoy fuerte… estoy cachas… estoy cañón…
estoy bueno… Me llamo Daniel Lugo… y creo en el fitness”.
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