Año: 2012. Título
original: Silver Linings Playbook. Escrita y dirigida por: David O. Russell
(“Tres reyes”). Basada en: la novela homónima de Matthew Quick. Intérpretes:
Bradley Cooper (“Resacón en Las Vegas”(, Jennifer Lawrence (“Los juegos del
hambre”), Robert De Niro (“Heat”), Julia Stiles (“El Ultimatum de Bourne”),
Chris Tucker (“Hora Punta”), Shea Whigham (“El lobo de Wall Street”), ,Jacki
Weaver (“Animal Kingdom”), John Ortiz (“Fast & Furious”), Anupam Kher (“Amor
contra viento y marea”). Presupuesto: 21 millones de dólares. Recaudación: 233
millones. Premios: entre otros, fue candidata a 8 Premios Oscar, incluyendo
Mejor Película, Director y sus cuatro actores principales. Finalmente, con
caída en directo incluida al subir el escenario, Lawrence ganó el
correspondiente a Mejor Actriz.
“Familia”: Russell
se interesó por dirigir el proyecto debido a la relación real que él mismo
mantiene con su hijo, que sufre de T.O.C. (Trastorno Obsesivo Compulsivo). Precisamente,
el realizador ha encontrado otra familia en el cine, pues a lo largo de su
filmografía ha repetido con actores como Mark Wahlberg o Christian Bale. Aunque,
sin duda, sus intérpretes fetiche a día de hoy serían Jennifer Lawrence,
Bradley Cooper y Robert De Niro, con los que ha trabajdo en sus tres últimos
proyectos (“El lado bueno de las cosas”, “La gran estafa americana” y “Joy”). Con
De Niro, además, prepara una serie sobre la mafia para Amazon que podría ver la
luz en 2018.
Sinopsis: Pat
acaba de salir de un centro donde ha permanecido recluido tras habérsele
diagnósticado un trastorno bipolar con accesos de ira, agravado por la
infidelidad de su mujer, a la que pretende recuperar, y que de paso también le
costó su puesto de trabajo. Las cosas fuera no le irán mucho mejor cuando tenga
que compartir hogar con su padre, obsesionado con el fútbol y las
supersticiones, y acosado por Tiffany, una vecina cachonda que acaba de perder
a su marido en un accidente de tráfico.
Crítica: “No
somos tan diferentes, papá”. Todos estamos locos y nos volvemos un poco
gilipollas con la edad… sobretodo cuando nos enamoramos. Hay un tópico que se
cumple a menudo y es que, cuando tienes novia, te acabas tragando muchas
comedias románticas. Cuando apareció la cinta que nos ocupa, junto a su
tremendo éxito, también surgió una corriente en contra de los “gurús del
séptimo arte”, que ninguneaban sus aciertos y la tachaban de ser un producto
comercialoide con envoltorio de “indie”, agrandada en sus méritos por los hilos
que sabiamente manejan en la industria los hermanos Weinstein, a la sazón
productores y distribuidores del film. Lo cierto es que, si bien “El lado bueno
de las cosas” no es una película que cambiará tu vida, hay que ser muy inepto
para meterla en el mismo saco que los productos que habitualmente suelen
protagonizar Jennifer Aniston o Meg Ryan (en su día). De hecho, su principal
virtud es no haber acabado siendo precisamente eso, teniendo en cuenta que,
quitando el trasfondo de las enfermedades mentales, su argumento se vuelve
bastante simple e incluso convencional; siendo, en este sendido, el concurso de
baile final y la apuesta a “doble o nada” la concesión más grande que se hace a
“ese otro tipo de cine”, pero donde Russell también juega a aportar algo más,
convirtiéndola en una secuencia sexy y reveladora para la relación de los
protagonistas. La música, en general, juega un papel predominante en todo el
metraje y el sabio uso que se hace de ella; y aunque no está a la altura de,
por ejemplo, Tarantino, el realizador experimentó aquí lo que más tarde
perfeccionaría en “La gran estafa americana”, su siguiente largo, donde
nuevamente repetiría con Cooper y Lawrence, y que también se iría de vacío en
los Oscar, a pesar de ser una de las favoritas. De lo que no cabe duda es de
que nos encontramos ante un buen director de actores. Sólo así se puede explicar
que el antaño “niño bonito” de Bradley se haya convertido en el nuevo De Niro,
con tres nominaciones seguidas a Mejor Actor, y el propio De Niro nos ofrezca
aquí su mejor trabajo en años. ¿Una comedia romántica con ínfulas? Ojalá todas
las comedias románticas fueran como ésta: una cinta simpática que puede verse
varias veces y donde esperas con agrado que el final sea tan previsible como
siempre. Porque en esta ocasión… se lo merece.
En resumen: por
muchos motivos, “El lado bueno de las cosas” es una cinta a reivindicar: a su
excelente reparto hay que sumarle la trayectoria ascendente de su director y su
guión lleno de excentricidades tan naturales como la vida misma. Un pequeño
clásico moderno que deja un mensaje tan eterno como la búsqueda del amor para
superar un período de autodestrucción y… ¿la capacidad sanadora de ser un
enfermo del fútbol americano?
Curiosidades:
Mark Wahlberg o Vince Vaughn fueron considerados para el papel principal que
acabó interpretando Cooper. Por otro lado, fueron muchas las actrices que se
postularon para el papel principal de partenaire en el film, desde Anne
Hathaway a Zooey Deschanel, pasando por Olivia Wilde, Angelina Jolie o Rachel
McAdams. Lawrence en un principio no fue considerada para el papel porque
Russell la consideraba demasiado joven para resultar creíble en un
emparejamiento con Cooper, quien en el momento del rodaje tenía ya 38 años. Sin
embargo, la mirada “atemporal” de la actriz le acabaron convenciendo. La cantante
Mandy Moore, popular hace unos años gracias a surgir en el rebufo de las “lilitas
del pop” al estilo Britney Spears, trabajó con ambos actores para la
coreografía de baile que se muestra en la película.
Memorable: la
escena de la cita entre Pat y Tiffany, un poco a lo “Cuando Harry encontró a
Sally”, con Lawrence recreándose en sus escarceos sexuales en la oficina. Y,
aunque resulte obvio decirlo, su buena dirección de actores, todo un sello de
identidad en el responsable detrás de las cámaras.
Mejorable: alguno
de sus apuntes cómicos no funciona tan bien como debería, siendo el caso de
algunos secundarios excesivamente caricaturizados como el amigo de Pat o su
hermano. Por otro lado, y si bien es ajena a tal responsabilidad, ya va siendo
hora de que la Academia de Hollywood cree la categoría de “Banda Sonora NO
Original”.
Parafraseando:
tras una cena horrible, acompañas a la chica guapa a su casa… y ella dice
mirándote fijamente lo que a todos nos gustaría escuchar: “Odio que llevaras una camiseta
de fútbol para cenar, porque odio el fútbol, pero aún así puedes follarme si
apagas la luz”.
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