Año: 2017. Director:
Tony Leondis (“Igor”). Intérpretes (voces en la V.O.): T.J. Miller, Anna Faris,
Sofía Vergara, Patrick Stewart, James Corden, Jennifer Coolidge, Maya Rudolph, Christina
Aguilera. Presupuesto: 50 millones de dólares. Recaudación: 99 millones (hasta
la fecha). Curiosidades: la película se presenta con el corto previo “Puppy” (o
“Perrito”), centrada en la otrora franquicia de “Hotel Transilvania”, que ya ha
confirmado que tendrá tercera película y serie de televisión propia.
Crítica: de
entrada, que alguien pudiera hacer una película protagonizada por los “emoticonos”
me parecería una idea como para quitarse el sombrero. La cosa no es tanta,
claro, cuando descubres que en realidad a lo que estás asistiendo es a un
cóctel donde se han mezclado partes de “Rompe Ralph”, “Del revés” y “La LEGO
Película”; todas ellas, por supuesto, con una identidad y alma propias que a la
que aquí tenemos le falta por todos los costados, con un montón de clichés y
convirtiendo un largometraje en una especie de anuncio “más grande, más largo y
sin cortes”, de dispositivos móviles para niños. Porque, si bien algunos
ejecutivos de Sony Pictures señalaban que “The Emoji Movie” era una cinta
concebida para espectadores de menos de 18 años… yo directamente diría que se
ha enfocado para un target de preescolares. Sí, los mismos a los que les
regalas un juguete carísimo… y lo dejan a un lado para jugar con la caja. Quizás
la parte más sangrante sea esa “princesa” que se disfraza de “hacker” para huir
de los estereotipos y los convencionalismos sociales… pero que se comporta
exactamente como lo que es, siempre en busca de un amorcito que le salve
finalmente el día. Habida cuenta que el realizador de la película es
abiertamente gay, por unos segundos tuve la ilusión de que realmente quisieran
hacer algo rompedor y original y presentara en una cinta de animación tan
ramplona como la que nos ocupa a una lesbiana, pero… ¡kiá! También se queda en
nada esa búsqueda, en plan “El mago de Oz”, de una suerte de hechiero que te
ayude a cambiar ese “algo” que te hace ser diferente. La moraleja, obviamente,
de que no debes cambiar nada de ti mismo, sino seguir apostando por cómo eres,
porque eso es lo que te hace a fin de cuentas diferente y “especial”… la
entiendo. Pero se ha visto tantas veces anteriormente en otras producciones que
uno empieza a estar harto de que le vendan la moto durante hora y media para
terminar asistiendo a lo de siempre. Por no hablar de que el final es bastante
confuso, pero bueno… Quizás la aparición de las famosas “cacas” o la “flamenca
del WhatsApp” (nuestra aportación a la cultura analógica) satisfagan a muchos,
pero yo casi prefiero poner la tele y tragarme cualquier cosa que no implique
apoquinar más de mil de las antiguas pesetas… para ser testigo de un refrito. O
quizás ese sea mi problema: que aún sigo pensando en la antigua moneda, y “Emoji
,la película” se ha concebido para otra generación. Esa que no puede retener la
atención durante más de quince segundos en nada… porque constantemente están
pendientes del móvil.
Parafraseando: con
todo, la cinta se deja ver de manera más o menos correcta, sin estridencias,
merced a algunos chistes de plena actualidad, como los referidos a las redes
sociales: “¿Cómo se las ingenia para conocer a tanta gente?” “Nadie de ellos lo
conoce… pero le dan “like””. Eso es lo que importa en esta vida: la popularidad”
“Am… creo que… yo prefiero tener un amigo de verdad” “?Un amigo de verdad? ¿A
dónde crees que vas a llegar con eso? Lo que necesitas son fans: te dan su apoyo
completo y sin condiciones… mientras estés en la cima”.
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