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martes, 22 de agosto de 2017

Crítica de "GARFIELD: la película" (2004)


Año: 2014. Dirigida por: Peter Hewitt (“Solo en casa 5”). Intérpretes: Bill Murray (“Los cazafantasmas”), Breckin Meyer (“Clueless/Fuera de onda”), Jennifer Love Hewitt (“Sé lo que hicisteis el último verano”), Stephen Tobolowsky (“Atrapado en el tiempo”), Christopher Lawrence (“Termiantor 2”), Alan Cumming (“X-Men 2“). Presupuesto: 50 millones de dólares. Recaudación: 200 millones.
Curiosidades: lógicamente, se trata de la adaptación de la tira de prensa homónima creada por Jim Davis y publicada desde 1978 en distintos periódicos, que a su vez ha dado lugar a multitud de merchandising y que, se calcula, general anualmente unos mil millones de dólares. En un principio, los actores Jim Carrey, Ben Stiller o Adam Sandler fueron considerados para el papel del dueño del gato, mientras que Jennifer Garner se postuló como posible interés romántico del anterior. Lo mismo para Michael Irosnside, quien firmó para ser el villano de la película, pero que abandonó después del primer día de rodaje.
Sinopsis: Garfield es un gato feliz, gordo, adicto a la lasaña y a la televisión. Su única preocupación es hacerle la vida imposible a Jon, su dueño. Pero todo cambia cuando, para impresionar a una guapa veterinaria, Jon termina adoptando a Odie, un perro bastante simple y tonto, que se convierte en el principal escollo para las rutinas de Garfield.


Crítica: creo que el mejor indicado para hablar de lo que es “Garfield, la película” es echarle un ojo a lo que Bill Murray, el actor que le presta su voz en la versión original, dice sobre su experiencia en el film. Según él, leyó que Joel Coen estaba implicado en el proyecto como guionista, así que, con todo y con eso, y toda vez que conocía el personaje y era un éxito desde hacía más de treinta años… ¿por qué no hacerlo? Así que firmó y se olvidó del tema durante meses. Finalmente, cuando le llamaron para acudir a una sala de doblaje y añadir su voz, vio que las primeras líneas de diálogo no tenían ninguna gracia. Según el intérprete, estuvo trabajando durante todo el día para conseguir que su tono, su forma de decir las cosas o pequeñas variaciones en las frases cambiasen lo que no dejaba de ser… um… hablando en plata: “una mierda”. Al final del día, agotado y sudando a chorros, pidió que le enseñaran el resto de la película y se dio cuenta de que toda era la misma bazofia. “¿Pero quién ha escrito esto? ¿Quién lo ha dirigido? ¿Quién lo ha montado?”, preguntó. Finalmente, le dieron la explicación: el “Joel Coen” responsable del libreto no era uno de los hermanos Coen (autores de películas como “Fargo” o “No es país para viejos”), sino otro guionista que casualmente se llama igual (y que, no obstante, junto con otra media docena de escritores, llegó a ser nominado al Oscar por el libreto de la primera “Toy Story”). Creo que no hay mucho más que decir. Durante su primer cuarto de hora, las peripecias del orondo minino son bastante “simpáticas”, en gran medida porque se dedican a “sablear” sim complejos la cinta de animación tradicional de 1982, “Here comes Garfield”, escrita por el autor de las tiras de prensa originales. A partir de ahí, cuando intenta aportar sus propias ideas, la trama se desdibuja en una “chuminada” que parece sacada de un capítulo cualquiera de una mala serie de dibujos para niños de teta, con una relación amorosa “naif” y vomitiva a más no poder, sin fuste alguno, y un “malo malísimo” que está para cumplir el expediente y poco más, porque sus motivaciones son igualmente absurdas. De esta manera, la adaptación en imagen real de un clásico “de toda la vida” pasa al baúl de los recuerdos, junto con otras películas de la época que, aprovechando el avance de los efectos digitales, se atrevieron a perpetrar igual descalabro con “Scooby Doo” o “El oso Yogui”. Irónicamente, todas ellas terminan por “desanimar” bastante al espectador. Y más aún, vueltas a ver de nuevo una década después de su estreno. Por supuesto, y como no dejó de ser un buen resultado financiero, 20th Century Fox estrenó una secuela dos años después, de la que aún guardo menos recuerdos que de esta… aunque sí una buena anécdota, así que igual en el futuro me animo a rescatarla.

Parafraseando: he de admitir que este diálogo me recuerda al personaje que conocía desde pequeño, si bien no sé si también está sacada directamente de las tiras de prensa, de la película de animación antes citada o… ¿por qué no?... quizás el guionista tuvo un momento de inspiración: “¡Garfield! ¿Te has comido las cuatro cajas de lasaña?” “Empezaron ellas. Soy testigo” “¿Qué voy a hacer contigo?” “Alimentarme, quererme… y nunca abandonarme”.

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