Año: 2014. Dirigida
por: Peter Hewitt (“Solo en casa 5”). Intérpretes: Bill Murray (“Los
cazafantasmas”), Breckin Meyer (“Clueless/Fuera de onda”), Jennifer Love Hewitt
(“Sé lo que hicisteis el último verano”), Stephen Tobolowsky (“Atrapado en el
tiempo”), Christopher Lawrence (“Termiantor 2”), Alan Cumming (“X-Men 2“). Presupuesto:
50 millones de dólares. Recaudación: 200 millones.
Curiosidades:
lógicamente, se trata de la adaptación de la tira de prensa homónima creada por
Jim Davis y publicada desde 1978 en distintos periódicos, que a su vez ha dado
lugar a multitud de merchandising y que, se calcula, general anualmente unos
mil millones de dólares. En un principio, los actores Jim Carrey, Ben Stiller o
Adam Sandler fueron considerados para el papel del dueño del gato, mientras que
Jennifer Garner se postuló como posible interés romántico del anterior. Lo mismo
para Michael Irosnside, quien firmó para ser el villano de la película, pero
que abandonó después del primer día de rodaje.
Sinopsis:
Garfield es un gato feliz, gordo, adicto a la lasaña y a la televisión. Su única
preocupación es hacerle la vida imposible a Jon, su dueño. Pero todo cambia
cuando, para impresionar a una guapa veterinaria, Jon termina adoptando a Odie,
un perro bastante simple y tonto, que se convierte en el principal escollo para
las rutinas de Garfield.
Crítica: creo que
el mejor indicado para hablar de lo que es “Garfield, la película” es echarle
un ojo a lo que Bill Murray, el actor que le presta su voz en la versión
original, dice sobre su experiencia en el film. Según él, leyó que Joel Coen
estaba implicado en el proyecto como guionista, así que, con todo y con eso, y
toda vez que conocía el personaje y era un éxito desde hacía más de treinta
años… ¿por qué no hacerlo? Así que firmó y se olvidó del tema durante meses. Finalmente,
cuando le llamaron para acudir a una sala de doblaje y añadir su voz, vio que
las primeras líneas de diálogo no tenían ninguna gracia. Según el intérprete,
estuvo trabajando durante todo el día para conseguir que su tono, su forma de
decir las cosas o pequeñas variaciones en las frases cambiasen lo que no dejaba
de ser… um… hablando en plata: “una mierda”. Al final del día, agotado y
sudando a chorros, pidió que le enseñaran el resto de la película y se dio
cuenta de que toda era la misma bazofia. “¿Pero quién ha escrito esto? ¿Quién
lo ha dirigido? ¿Quién lo ha montado?”, preguntó. Finalmente, le dieron la explicación:
el “Joel Coen” responsable del libreto no era uno de los hermanos Coen (autores
de películas como “Fargo” o “No es país para viejos”), sino otro guionista que
casualmente se llama igual (y que, no obstante, junto con otra media docena de
escritores, llegó a ser nominado al Oscar por el libreto de la primera “Toy
Story”). Creo que no hay mucho más que decir. Durante su primer cuarto de hora,
las peripecias del orondo minino son bastante “simpáticas”, en gran medida
porque se dedican a “sablear” sim complejos la cinta de animación tradicional
de 1982, “Here comes Garfield”, escrita por el autor de las tiras de prensa
originales. A partir de ahí, cuando intenta aportar sus propias ideas, la trama
se desdibuja en una “chuminada” que parece sacada de un capítulo cualquiera de
una mala serie de dibujos para niños de teta, con una relación amorosa “naif” y
vomitiva a más no poder, sin fuste alguno, y un “malo malísimo” que está para
cumplir el expediente y poco más, porque sus motivaciones son igualmente
absurdas. De esta manera, la adaptación en imagen real de un clásico “de toda
la vida” pasa al baúl de los recuerdos, junto con otras películas de la época
que, aprovechando el avance de los efectos digitales, se atrevieron a perpetrar
igual descalabro con “Scooby Doo” o “El oso Yogui”. Irónicamente, todas ellas
terminan por “desanimar” bastante al espectador. Y más aún, vueltas a ver de
nuevo una década después de su estreno. Por supuesto, y como no dejó de ser un
buen resultado financiero, 20th Century Fox estrenó una secuela dos años
después, de la que aún guardo menos recuerdos que de esta… aunque sí una buena
anécdota, así que igual en el futuro me animo a rescatarla.
Parafraseando: he
de admitir que este diálogo me recuerda al personaje que conocía desde pequeño,
si bien no sé si también está sacada directamente de las tiras de prensa, de la
película de animación antes citada o… ¿por qué no?... quizás el guionista tuvo
un momento de inspiración: “¡Garfield! ¿Te has comido las cuatro cajas
de lasaña?” “Empezaron ellas. Soy testigo” “¿Qué voy a hacer contigo?” “Alimentarme,
quererme… y nunca abandonarme”.
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