Año: 2017. Escrita y
dirigida por: James Gunn (“Slither”). Intérpretes: Chris Pratt (“Jurassic World”…
ver crítica), Zoe Saldana (“Avatar”), Dave Bautista (“Spectre”), Vin Diesel (“xXx:
Reactivated”… ver crítica), Bradley Cooper (“El francotirador”), Michael Rooker
(“Henry, retrato de un asesino”), Kurt Russell (“1997, Rescate en Nueva York”),
Karen Gillian (“El círculo”… ver crítica), Elizabeth Debicki (“Operación U.N.C.L.E”),
Sylvester Stallone (“Los mercenarios”), Nathan Fillion (el “Castle” de la serie
homónima de NBC). Presupuesto: 200 millones de dólares. Recaudación: 861
millones.
Cameos: entre los
muchos guiños que salpican el metraje, podemos ver la consabida aparición de
Stan Lee, padre fundador de Marvel (contándole sus “batallitas” nada más y nada
menos que a Uatu, el Vigilante), y a Howard el Pato, tal y como ya ocurriese en
la primera entrega. Recordemos que tras aquel simpático homenaje en la cinta
precedente, George Lucas volvió a insinuar que cabía la posibilidad de una
nueva adaptación para el personaje, tras la lamentable versión que él mismo
produjo en 1986.
Sinopsis: los “Guardianes”
(esto es: Peter Quill, Gamora, Drax, Mapache Cohete y el Bebé Groot), se han
convertido en lo más molón y solicitado de la galaxia. Sin embargo, no tardarán
en meterse en problemas cuando, tras realizar una misión a cambio de Nébula,
(la hermana de Gamora), acaban cabreando a la misma gente que les había
contratado. De este incidente conseguirán escapar gracias a la misteriosa
aparición de un desconocido que dice ser el padre de Starlord. De esta manera,
por fin Peter descubrirá de dónde proviene y que… ¿es el hijo de un Dios?
Crítica: “Hay dos
tipos de personas: los que bailan y los que no”. Ni es tan redonda, ni fresca,
ni original que la primera entrega, pero “Guardianes de la Galaxia vol. 2”
sigue siendo diversión de primer nivel. La comparación más acertada que se me
ocurre es la de una segunda vuelta en una montaña rusa que te hizo vibrar en su
día y que, en una segunda travesía lo sigue haciendo… pero menos. En muchos
sentidos, esta secuela parece a ratos jugar con el esquema de “El Imperio
contraataca”, pero desgraciadamente la fórmula no le sienta tan bien como a la
mítica “Star Wars”. En su día, dotar de una profundidad épica a lo que en su
primera entrega no dejaba de ser un pastiche de serie B con ínfulas, puede que
cambiase el mundo del entretenimiento tal y como hoy en día lo conocemos, pero
ese arquetipo está tan manido a día de hoy que parece un tanto “corta-rollos”. Es
como emborracharte… pero delante de tus padres. Y aún con todo, se entiende. Vaya
que sí. La primera entrega de los “Guardianes” era una superproducción que
apuntaba a “sleeper” desde su mera concepción, completamente libre de seguir un
cánon encorsetado, dado que los personajes ni siquiera contaban con cabecera
regular propia en el momento de anunciarse la producción de la cinta. Y no es
que la fidelidad suela ser un factor muy a tener en cuenta en esto de las
adaptaciones de cómic (después de todo, las películas se hacen para gustar a
millones de espectadores… y no sólo a los pocos miles que aún seguimos leyendo
tebeos), pero cuando vas a ver una de Spidey, Batman o el tipo de la “S” en el
pecho, todos sabemos exactamente a qué atenernos. Por todo ello, la primera “Guardianes
de la Galaxia” nos pilló a todos de sorpresa y nos robó el corazón apuntalando
su éxito en unos personajes creados digitalmente que se sentían más humanos que
los de carne y hueso. Afortunadamente, siguen estando en la pantalla grande,
pero… En sólo tres años, y gracias al éxito de la primera cinta, se puede decir
que Peter Quill y compañía son a día de hoy un pilar fundamental de la Marvel,
y lógicamente no va a permitir que se siga jugando con algo que a día de hoy
vale muchos millones. Sí, es algo contradictorio, habida cuenta que fue dicha
libertad lo que hizo de ella algo valiosa, pero bueno… ya sabéis cómo son estas
cosas, ¿no? A pesar de lo mencionado, debo insistir en que la película que nos
ocupa es una de esas gozadas para los sentidos que bien valen el precio de su
entrada. Volviendo al concepto de “space opera” que George Lucas acuñó hace más
de tres décadas y que tan bien explotó la primera encarnación televisiva de “Star
Trek”, nunca habíamos visto nada tan colorido y lisérgico como lo que salpica
el metraje de esta segunda entrega, con algunos momentos (como el prólogo
inicial del baile de Groot) que son tan brillantes como los que atesoraba su
antecesora. Es sólo que, tal y como dice Drax, hay dos tipos de personas: los
que bailan y los que no lo hacen. Así conoció él a su difunta señora. De igual
modo, a mí me gusta utilizar el baile para ligar. Pero a mi manera. Odio a esa gente
que baila sabiéndose todos los pasos y te va corrigiendo como si sólo hubiese
una forma de hacerlo. ¡Amo el “Freestyle”! Y “Guarianes de la Galaxia vol. 2”
se antoja más como una coreografía ensayada que como un baile enteramente
libre. Aunque eso sí… te hace mover los pies de igual modo.
Curiosidades:
Adam Warlock, personaje creado por Stan Lee y Jack Kirby para las páginas de “Fantastic
Four”, número 66 (1967) y que posteriorimente redifinió Jim Starlin para su
época de mayor esplendor, se insinúa en la escena más interesante de las cinco
que interrumpen los créditos finales. En realidad, el peso del personaje en la
secuela iba a ser mucho mayor, pero Gunn prefirió reservarlo ante la
incapacidad de darle el protagonismo que requería en esta entrega. En las otras
escenas de créditos, aparece el equipo de “Saqueadores Estelares” de Stallone
(¿spin-off a la vista?), y el final de la conversación entre Stan Lee y los
Vigilantes, que terminan dejándole sólo sin saber cómo regresar a casa. También
podemos ver los problemas de Quill para lidiar con un Groot adolescente, que
supuestamente será la versión del personaje que podremos ver en “Infinity War”.
Franquicia:
lógicamente, estamos ante la secuela de la cinta de 2014 (ver crítica), basada a su vez en los personajes propiedad de
Marvel Comics, cuya primera aparición tuvo lugar en las páginas de “Marvel
Super Héroes”, número 18 (1969), obra de Stan Lee, Roy Thomas y Arnold Drake,
si bien es cierto que aquella primera encarnación poco tiene que ver con la que
conocemos hoy en día. Recordemos que los personajes vistos en estas dos
primeras películas también participarán en la próxima “Los Vengadores: Infinity
War”, que nos llegará el próximo año 2018. Por supuesto, también se ha hablado
de una tercera entrega de la serie, con Gunn repitiendo nuevamente como
director, si bien todavía no s ele ha puesto una fecha concreta de estreno.
Memorable: la
utilización de todos sus caracteres. Mientras en otras sagas la acumulación de
personajes llega a ser confusa e innecesaria, aquí todos tienen su momento de
lucimiento. Dejando a un lado a Rocket y Groot, que siguen siendo los “roba-escenas”
profesionales, merece una mención especial Yondu, quién no sólo tiene la mejor
escena de acción de la película, sino también la secuencia más emotiva. Se nota
que Rooker (el actor que lo interpreta) es amigo personal del director, ya que
le tuvo bajo sus órdenes en “Slither”, película casi desconocida que ambos
realizaron antes de saltar a la fama gracias a la anterior entrega de los “Guardianes”.
Mejorable: tan
injusto como obvio, y además… ¡algo teníamos que decir! Frente a la sorpresa
que supuso el estreno de la cinta anterior, incluso para quienes somos lectores
habituales de cómic (por tanto en cuanto se ponía en primera plana a unos
personajes que nunca hbían gozado de un status tan alto en las viñetas), esta
secuela reduce bastante ese factor, e incluso el uso de la banda sonora y las
referencias a la cultura popular “suenan” un poquito deslucidas.
Parafraseando: a
pesar de su bordería y sus constantes broncas con Starlord, , al final ese
pequeño mapache te hará llorar, el muy bastardo. Si es que en el fondo es como
un osito de peluche con malas pulgas: “Él no les ahuyentó. A pesar de que les
gritara constantemente. Y de lo malo que era. Y de que robase baterías que no
necesitaba” “Claro que no”.
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