Año: 2005. Dirigida
por: Mike Newell (“Cuatro bodas y un funeral”). Basada en: la novela homónima de
J.K. Rowling publicada en 2000. Intérpretes: Daniel Radcliffe (“La mujer de
negro”), Rupert Grint (la serie de “Snatch”), Emma Watson (“La bella y la
bestia”… vercrítica), Warwick Davis (“Willow”), Michael Gambon (“El buen pastor”…
ver crítica), Brendan Gleeson (“Assassin´s Creed”… ver crítica), Alan Rickman
(“Die Hard: Jungla de cristal”), Maggie Smith (“El exótico Hotel Marigold”), Ralph Fiennes ("El paciente inglés"), Robert Pattinson (“La Saga Crepúsculo”… ver crítica), David Tennat (la serie “Doctor
Who”), entre otros. Presupuesto: 150 millones de dólares. Recaudación: 896
millones. Premios: fue nominada al Oscar por Mejor Diseño de Arte.
Franquicia: lógicamente,
es la continuación de “Harry Potter y el prisionero de Azkabán” (ver crítica). Fue la más taquillera de
su año de exhibición y la octava en la lista de las más taquilleras de todos
los tiempos (en el momento en que se estrenó, ahora está bastante más abajo). En
total, todas las películas han recaudado en el mundo más de siete mil millones
de dólares frente a un presupuesto (en conjunto), siete veces menor. Esto,
lógicamente, incluye también a “Animales fantásticos y dónde encontrarlos” (ver crítica), que en estos momentos
rueda su secuela.
Sinopsis: durante
la celebración del Mundial de Quidditch, queda patente que el regreso de lord
Voldemort está al caer, cuando los “Mortífagos”, su grupo de acólitos, siembran
el caos entre los asistentes. Las cosas en Hogwarts, por otro lado, se vuelven
un poco más interesantes cuando se convierten en la sede del Torneo de los Tres
Magos, una competición entre escuelas donde un representante de cada
institución se batirá en tres difíciles pruebas para decidir quién es el mejor.
Hogwarts no sólo será el lugar donde se dispute cada ronda, sino que también
ejercerá como anfitrión al resto de participantes, por lo que la llegada de
otros alumnos y alumnas provocará un revuelo incalculable, con las hormonas
flotando en todas direcciones.
Crítica: “¡Aveda
Kedavra!”. Bueno, pues el sexo llegó definitivamente al universo “Harry Potter”.
Pero también el drama, la épica, la muerte… y la resurrección. Más de
setecientas páginas de novela condensadas en un metraje de dos horas y media no
podían genera otra sensación que no fuese la de “apabullante”. Esto, por otro
lado, lleva a algunos saltos abruptos en cuanto a la narrativa y a cierta
desconexión entre sus distintas tramas, pero sin duda el trabajo de
condensación efectuada en el libreto es elogiable. Por primera vez en toda la
saga, no aparecen los patéticos familiares del niño, y lo cierto es que, aunque
son una debilidad personal… no se les echa en falta. Además, hay ciertos
esquemas que, por repetitivos, acaban cansando. Sin duda, lo mejor de toda la película
es la caracterización de los personajes, que van evolucionando, no sólo física,
sino también psicológicamente, y es una delicia ver lo “salidorro” que se ha
puesto Ron (curiosamente, no se da cuenta de que “la que mejor está” es la que
tiene sentada al lado), la “torpeza” de Harry (que, siendo el “puto amo” en
Hogwarts, “el elegido” y todo el rollo, no sé cómo coño no se da cuenta de que
se las podría estar llevando de calle) y lo tierna que es Hermione (intentando
lidiar con la difícil situación de estar entre sus dos amigos). Por los
momentos como estos son por los que merece la pena seguir enganchado a la
franquicia, porque todo lo del torneo y demás me sigue “escamando” un poco. Eso
de que haya un grupo de adultos incitando a unos chavales a que se jueguen la
vida peleando contra dragones y demás… no es que sea muy creíble que digamos. Ni
edificante, ya puestos. Pero mola mucho, por supuesto. Empero, por fin tenemos
al villano de la serie de regreso, lo que propiciará que, tal y como subraya la
propia Hermione al final de la aventura… “nada vuelva a ser lo mismo” en las
vidas de los chicos. Con respecto a Newell, director que sustituye a Cuarón, lo
cierto es que no se nota demasiado el cambio y queda patente que en una
película de estas características no importa mucho quién se siente en la silla
de realizador, pues el resto del equipo técnico llevan un rodaje que
posibilitan que las transiciones sean fluidas y tengan una continuidad. Podríamos
concluir que “El cáliz de fuego” es un paso más hacia la madurez, tanto de la
propia franquicia como de sus protagonistas (y por qué no, también de su
público potencial), remarcando que esto no es sólo “cosa de niños” y que hay un
mundo entero construido alrededor para dotar de empaque al resultado final. Cuando
las cosas se hacen bien… se nota.
Curiosidades:
Warner Bros pidió permiso a la banda de folk canadiense, The Wyrd Sisters, para
poder bautizar a la banda de rock que aparece en la película durante el “Baile
de Invierno” con el parecido “The Weird Sisters”. Sin embargo, y tras no llegar
a un acuerdo, la banda demandó al estudio por 40 millones de dólares. Tras el
proceso, fue desestimada y el grupo obligado a pagar las costas del mismo. ¿En
mi opinión? Todo el asunto me parece una completa chorrada, porque la secuencia
donde se ve a los músicos no dura más de un par de minutos y ni tan siquiera
mencionan su nombre o se ve ningún rótulo que lo indique (o lo que es peor: si
lo hay, ni me acuerdo). Por mucho que los miembros del grupo manifestaran: “Va
a parecer que una pequeña banda de rock está intentando aprovecharse de Warner
Bros… cuando es al revés”, no cuela, chicos. No os conocía nadie y visteis una
oportunidad de hacer “pasta”. Asumidlo.
Memorable: el
comportamiento de Ron durante toda la película. Por una vez, se cansa de ser el
eterno “segundón”, el “Sancho Panza” de su amigo, incluso dejándole de lado
cuando Harry vuelve a ser, al igual que antes de descubrir su destino, un “marginado”.
Es el típico caso de enemistad tonta que todos hemos tenido alguna vez en esas
edades con nuestros colegas.
Mejorable: el
mayor tratamiento y profundidad del trío protagonista, así como la aparición de
nuevos personajes relevantes para la acción en curso, llevan a que muchos otros
secundarios brillen por su ausencia. Personalmente, lo cierto es que nunca me
di realmente cuenta de que Warwick Davis estaba en las películas… hasta que
veía los títulos de crédito. Lo mismo se puede decir de Alan Rickman; su
Severus lleva dos entregas “sin tocarla”, como se dice en el fútbol.
Parafraseando: lo
que Ron entiende por ponerle las cosas fáciles a tu amigo para que te acabe
perdonando: “Al menos te avisé de los dragones” “Hagrid fue quién me advirtió” “No,
no, no. Fui yo. ¿No te acuerdas? Le dije a Hermione que te dijera que Seamus me
dijo que a Parabate, Hagrid le había dicho que te estaba buscando. Y Seamus no
me dijo realmente nada. O sea, que realmente fui yo. Pensé que me perdonarías
cuando te dieses cuenta” “¿Cómo… cómo iba a darme cuenta? Es una absoluta
locura”.
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