Año: 2004. Dirigida por:
Alfonso Cuarón (“Gravity”). Basada en: la novela homónima de J.K. Rowling
publicada en 1999. Intérpretes: Daniel Radcliffe (“La mujer de negro”), Rupert
Grint (la serie de “Snatch”), Emma Watson (“El círculo”… vercrítica), Gary
Oldman (“Drácula, de Bram Stoker”), Michael Gambon (“Sleepy Hollow”), John
Cleese (“La vida de Brian”), Robbie Coltrane (“Goldeneye”), Warwick Davis
(“Willow”), David Thewlis (recientemente, en la tercera temporada de “Fargo”), Alan
Rickman (“Die Hard: Jungla de cristal”), Maggie Smith (“El exótico Hotel
Marigold”), Emma Thompson (“Sentido y sensibilidad”). Presupuesto: 130 millones
de dólares. Recaudación: 796 millones. Premios: fue nominada a los premios
Oscar de Mejor B.S.O y Mejores Efectos Visuales.
La franquicia cambia:
sucesora de “Harry Potter y la cámara secreta” (ver crítica), la que nos ocupa fue la primera ocasión en que
Michael Gambon interpretó al director Dumbledore (tras el triste fallecimiento
del anterior Richard Harris), y la última en que John Williams se ocupa de la
banda sonora (si bien el tema central siguió utilizándose en las siguientes
entregas). También fue la primera ocasión en que se relevaba al director, ya
que Chris Columbus lamentaba no haber podido estar con sus hijos en los dos
años que le llevó la confección de las primeras entregas, si bien siguió
actuando como productor. Antes de Cuarón, rechazaron la oferta de coger la
batuta: Guillermo del Toro (a quien la historia le parecía demasiado “luminosa”
para su gusto), Marc Forster (que no quería volver a dirigir a niños tras “Descubriendo
Nunca Jamás”) y M. Night Shyamalan (quien prefirió ocuparse de “El bosque”). Anteriormente,
Steven Spielberg había declarado que, de dirigir una entrega de la serie, le
hubiera gustado “El prisionero de Azkabán”, si bien ninguna de las partes
llegaron nunca a plantearse en serio la colaboración.
Sinopsis: a punto
de empezar un nuevo curso escolar, Harry Potter es advertido de que el
peligroso Sirius Black ha escapado de la prisión de Azkabán, y planea terminar
lo que empezó con el chico pues, según descubriremos más tarde, fue quien
propició la muerte de los padres de Harry a manos de lord Voldemort. La amenaza
del prófugo lleva a Hogwarts a estar custodiada por los Dementores, unos seres
oscuros e incorpóreos que se convierten en la pesadilla del joven mago. Todo
ello, mientras se establece una relación paterno-filiar con Remus Lupin, el
nuevo profesor de “Defensa contra las Artes Oscuras”. ¿Demasiadas cosas para
Harry y sus amigos?
Crítica: para
muchos, la que nos ocupa es su película favorita sobre el niño mago. Yo,
personalmente, tendría mis dudas con “El príncipe mestizo”… pero por ahí anda. Y
es que, sin duda alguna, “El prisionero de Azkabán” abraza sin reservas la
madurez y la oscuridad de sus personajes, sin dejar a un lado su espíritu
aventurero. Puede que sea la cinta donde mejor equilibradas están todas las
vertientes. Y puede, también, que sea por el hecho de que todo el “rollo
Voldemort” está únicamente en el contexto, y no es el eje principal de la
némesis de turno. Además, se ve más claramente el incipiente romance entre Ron
y Hermione (si bien, yo que soy muy tonto, siempre pensé que Harry se la
acabaría birlando a su amigo), y en general, el tiempo que se dedica a
profundizar en los caracteres de los protagonistas es mayor, con lo que todos
salimos ganando. Cuarón, que antes de asumir las tareas de dirección nunca
había leído un libro de la serie ni se había visto ninguna de las películas, se
mimetiza con la historia y su entorno, hasta el punto de que toda la
ambientación y la dirección de fotografía reproducen fielmente el aspecto
plomizo y lluvioso de las islas donde, teóricamente, está ambientado Hogwarts. Prácticamente,
no asistimos a ningún día soleado en toda la aventura, lo que ayuda a acentuar
los cambios por los que transitan sus protagonistas. Por cierto, que se ven
mucho más creciditos que con respecto a la anterior entrega, y eso que sólo
habían transcurrido 18 meses entre una y otra. Pero a esas edades… ya se sabe.
Watson empezaba a estar como un quesito. También, sabiamente, el realizador
mexicano se encarga de separar las “luces” y las “sombras de” la franquicia,
comenzando por esa bonita secuencia inicial donde Harry intenta “crear” luz
bajo las sábanas de la casa de sus tíos, y terminando con el potente conjuro a
la luz de la luna que espanta a los Dementores y salva tanto su vida como la de
su profesor y amigo Lupin. Lo único que lamento es que siempre pensé que, de algún
modo, Draco Malfoy se terminaría convirtiendo en un rival digno para Harry, y
en esta entrega ya queda bastante claro que sólo es un pusilánime “segundón”,
con más torpeza que auténtica maldad. El pobre Draco se pasa todo el metraje
recibiendo palos de unos y de otros. Bueno… ¡y los que le quedan! Resumiendo:
que si tuviera que recomendar una película sobre “Harry Potter”, sin duda esta
estaría entre mis primeras opciones, si bien es cierto (y esto es realmente lo
único negativo a reseñar) es imposible que sea disfrutada en su totalidad sin
haber visto las dos anteriores, por tanto en cuanto ninguna de las películas
funcionan realmente como una unidad independiente, sino que forman parte de una
gran historia mucho más amplia.
Curiosidades:
cuando Cuarón se hizo cargo de la dirección de la cinta, pidió a los tres niños
protagonistas que escribieran una redacción en primera persona, contando la
vida de sus respectivos personajes desde que nacieron hasta el momento en que
descubrieron el mundo mágico. Cuando llegó la hora de presentar el trabajo,
Rupert Grint fue el único que no había hecho sus deberes. Al ser preguntado al
respecto, Grint se encogió de hombros y dijo: “Soy Ron. Él nunca hace los
ejercicios de clase”. Cuarón no tuvo más remedio que admitir que el chico sabía
cómo era su alter ego en la pantalla.
Memorable: si en
la anterior reseña señalábamos que el uso de la pantalla verde en los efectos
digitales “cantaban” un poco vistos hoy día, en esta ocasión hemos de quitarnos
el sombrero en este sentido, pues no sólo dichas secuencias, sino también los
personajes creados por CGI, como el hombre-lobo, el hipogrifo o los Dementores
lucen de maravilla y se integran en el celuloide de manera “real”.
Mejorable: aunque
esto último no tiene nada que ver con su calidad artística y no obedece a un
motivo concreto, pese a ser la segunda cinta más taquillera de su año de
estreno (por detrás de “Shrek 2”), “El prisionero de Azkaban” es la entrega
menos comercial de la saga. Y con esto, no sólo nos referimos a las ocho cintas
originales de “Harry Potter”, sino también a la primera precuela de “Animales
Fantásticos y dónde encontrarlos”.
Parafraseando: en
su día, me llamó mucho la atención ese último plano “congelado” de Potter
volando sobre su nueva escoba, que precedía a la que (creo) es la mejor edición
de títulos de crédito de la franquicia, con los rótulos sobreimpresos en el
divertido “mapa del merodeador”, otro de los grandes hallazgos de la cinta.
¿Entre ambos? Una de las frases míticas de la saga: “Juro solemnemente que esto es
una travesura”.
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