Año: 2011. Título original: The Twilight Saga.
Breaking Dawn (Part I). Director: Bill Condon (“La bella y la bestia”…
ver crítica). Guión: Melissa Rosenberg, basado en la novela de Stephenie Meyer.
Intérpretes: Kristen Stewart (“Blancanieves y la leyenda del cazador”), Robert
Pattinson (“La ciudad perdida de Z”), Taylor Lautner (“Sin salida”), Mackenzie
Foy (“Interestellar”), Kellan Lutz (“Los mercenarios 3”), Peter Facinelli (“El
estafador”). Presupuesto: 121 millones de dólares. Recaudación: 712 millones. Actualmente,
es la película número 50 en la lista de las más taquilleras de la historia. Premios:
fue nominada a 8 premios Razzies, si bien perdió (o ganó, según se mire) todas
las categorías frente a “Jack y su gemela”.
Franquicia: las
cinco películas que adaptan las cuatro novelas que componen la saga se
estrenaron entre 2008 y 2011 y han recaudado más de 3300 millones de dólares en
su conjunto. Desde el mismo lanzamiento de la última entrega se empezó a
especular con una posible continuación o “reboot” futuro, ya que el estudio
Lionsgate había comprado a Summit Entertainment, poseedores de los derechos,
principalmente para quedarse con la franquicia, y no tenía mucho sentido dicho
movimiento toda vez que la serie cinematográfica ya había llegado a su fin. Finalmente,
en 2017, el principal responsable de Lionsgate confirmó este punto y adelantó
que habría más películas tanto de “Crepúsculo” como de “Los juegos del hambre”
en un futuro, si bien todavía no se han dado más detalles al respecto.
Sinopsis: Bella y
Edward por fin sellan su unión con un enlace matrimonial y la pareja pasa la
aluna de miel en Brasil. Allí, ocurrirá algo que parece imposible: Bella
quedará embarazada de un ser mitad vampiro que comenzará a destrozarla desde
dentro. De regreso a casa, se tendrán que encontrar además con la oposición del
clan de hombres-lobo, que consideran a la criatura todavía no nata como una
amenaza para la población. ¿De qué lado se pondrá Jacob?
Crítica: No estoy
en contra de La Saga Crepúsculo, pero… ¿de qué va esta película? Adolece de los
mismos males que “Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte 1”. El final
de cualquier saga debería ser una gran epopeya (a su manera), la culminación de
todas las entregas anteriores en un toma y daca constante. En su lugar,
“Amanecer” es un anti-clímax detrás de otro, sentando las bases para la última
película, que se estrenará a finales de este año. Una estrategia que, a nivel
comercial, les ha salido de maravilla (la película más taquillera de 2011) pero
que en términos cinematográficos se antoja como un timo. Podrían haberse
buscado otras fórmulas, como una película de tres horas en lugar de dos
entregas de casi 120 minutos cada una. La trama, a la postre, tampoco es que
ayude mucho a sus protagonistas. Stewart se pasa la mitad de la peli agonizando,
con una cara de muerta que te hace preguntarte por qué demonios hay dos tipos
peleando por ella. Y de Pattinson mejor no hablo, cada vez me da más grima con
esa palidez… ¿soy yo o cada vez se parece más a Devon Sawa? El único que sigue
ganando enteros es Taylor Lautner, aunque su rol de “perrillo faldero” (y nunca
mejor dicho) tampoco tiene un peso importante hasta el tramo final del metraje.
¡Y sólo se quita la camiseta una vez! En resumen: tampoco es que en las
entregas anteriores se hubiera propuesto mucha aventura o una odisea fantástica
de altura. “Crepúsculo” es una historia de amor idílico y durante la primera
mitad de la peli, “Amanecer” cumple con las expectativas. Pero el film habría
sido, realmente, el mejor de toda la saga si se hubiera condensado en un solo
largometraje. De otro modo, sólo es un “puente” hacia su segunda parte. El
consenso general es unánime en este sentido y todos la señalan como la peor
entrega de la saga… pese a ser también la más sangrienta. Aunque claro… no es
el tiempo de sangre que a uno le gusta ver en pantalla grande.
Curiosidades: desde
el principio, la productora Summit Entertainment buscó un director de prestigio
para encargarse de la última entrega de la franquicia. Antes de Condon, también
fueron sondeados Sofia Coppola (“Lost in Translation”) y Gus Van Sant (“El
indomable Will Hunting”). Éste último reveló después que había sido la primera
vez desde la década de los ochenta que se enfrentaba a un proceso de cásting y
que, en su opinión, no había sido seleccionado porque en este tipo de pruebas
lo que los responsables esperan es que los realizadores se pasen cuarenta
minutos alabando las cualidades del proyecto… en lugar de presentar una
propuesta en firme sobre el desarrollo y el tratamiento a seguir. Por otro
lado, y tras el estreno, muchos espectadores de todo el mundo manifestaron
haberse sentido mal durante la escena del parto, una de las más controvertidas
de la cinta, e incluso se produjeron ataques epilépticos debido al uso de las
luces que se hace en ella. Fue el caso del dibujante Jim Lee (responsable de
títulos como “X-Men”, “WildC.A.T.s” o “Justice League”), quien tuiteó que se
vio obligado a salir de la proyección junto a su familia cuando su hijo,
literalmente, empezó a vomitar durante el visionado.
Memorable: pues…
¿qué va a ser? La secuencia final donde (AVISO: SPOILER) vemos a Bella abrir
los ojos inyectados en sangre; es decir: convertida en vampiro. Lo que no
sabría cómo definir es la secuencia de la “noche de bodas”, donde la cama
testigo de la consumación… termina rompiéndose ante la fogosidad del acto. ¡Ay,
lo que les gusta a las chicas un buen “empotramiento”!
Mejorable: toda
la escena del parto es bastante desagradable, está rodada con muy poco gusto
estético. Seguro que a las parejas de novios que acudieron encantados a verla
se les quitaron las ganas de hacerlo “a pelo”.
Parafraseando:
Emmett, hermano de Edward, hace un brindis durante la boda: “Bella, espero que hayas
dormido durante los últimos 18 años… porque tardarás en volver a hacerlo”.
Y la cara de póker del padre de la chica, pensando que lo está diciendo porque
se van a pasar las noches fornican… esto… haciendo ganchillo.
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