Año: 2002. Basada en:
la serie de dibujos animados homónima de Hanna-Barbera. Director: Raja Gosnell
(“Los Pitufos”). Escrita por: James Gunn (“Guardianes de la Galaxia”… vercrítica). intérpretes: Freddie Prinze Jr. (“Alguien como tú”), Sarah Michelle
Gellar (“Buffy, cazavampiros”), Matthew Lillard (“Scream”… ver crítica), Linda
Cardellini (“Padres por desigual”), Rowan Atkinson (el elblemático “Mr. Bean”),
Isla Fisher (“Animales nocturnos”), entre otros. Presupuesto: 84 millones de
dólares. Recaudación: 275 millones. Premios: Prinze Jr., fue nominado para uno
de esos “galardones” al Peor Actor Secundario, si bien perdió (o ganó, según se
mire) frente al Hayden Christensen de “Star Wars: Episodio II – El ataque de
los clones”.
E escritor “galáctico”:
pocas veces (por desgracia) se reseña de forma relevante la participación del
guionista de la película. Máxime, de manera retrospectriva. Ésta es una de esas
ocasiones. James Gunn, que se ocupó no
sólo del libreto de la que nos ocupa, sino también de su secuela de 2004, es
uno de los “niños bonitos” del Hollywood actual, al haberse encargado de la
dirección de las dos entregas hasta la fecha de “Guardianes de la Galaxia” (con
una tercera ya en desarrollo). Eso sí, no tuvo que ver con ninguna de las
películas directas para televisión de 2009 y 2010, que pudieron verse en
Cartoon Network. Este mismo 2017, y aprovechando el 15 aniversario del estreno
de la cinta, Gunn comentó a través de Facebook que la primera versión de “Scooby
Doo” iba a tener un tono más oscuro y no habría sido indicada para todos los
públicos, si bien se suprimieron varias referencias a la marihuana e incluso un
beso lésbico entre Gellar y Cardilini. En este sentido, la primera de las
interesadas confirmó que el tono familiar en que acabó convirtiéndose la
producción se decidió después de que los actores hubiesen firmado sus
contratos. Por último, se ve que a Gunn le va esto de los “revivals”, pues
recientemente se supo que prepara un “reboot” de la serie “Starsky & Hutch”
para ABC.
Sinopsis: los
chicos de “Mystery S.A.” son un variopinto grupo que se dedica a resolver casos
donde en principio se cree que está involucrado lo sobrenatural… hasta que se
descubre al verdadero culpable, que es tan humano como ellos. Fred (el
egocéntrico líder que se apunta todas las medallas), Daphne (la perenne chica
en apuros), Velma (la auténtica “sabionda” de la pandilla) y Shaggy junto a su perro
gran danés Scooby Doo (las auténticas “almas” de la troupe) viven contentos y
felices hasta que las desavenencias les llevan a separarse. Dos años más tarde,
sin embargo, un multimillonario excéntrico les invita por separado a su isla,
donde tiene ubicado un parque temático fantasmagórico, para que les ayude a
resolver el misterioso comportamiento de sus visitantes. ¿Conseguirán volver a
trabajar juntos?
Crítica: “Scooby-Dooby-Doo, Where are you!”. La
primera vez que vi esta película, si mal no recuerdo, fue en una copia pirata
del “top-manta” que apareció un día por mi casa dando vueltas. Recuerdo que la
vi con una ceja enarcada. No era lo que me esperaba, desde luego, y en esta
ocasión… para bien. Tampoco era un “peliculón”, pero sin duda era bastante
mejor que otras adaptaciones de dibujos que llegaron a los cines por la misma
época, caso de “Casper” o “Garfield”. Y sorprendentemente, más de una década
después, y en un segundo visionado, las sensaciones son las mismas. Incluso un
porquito mejores. Y es que ninguna de
las producciones basadas en “cartoons” de las anteriormente mencionadas hasta
la fecha había entendido que toda producción que se precie, del ámbito que sea,
debe ser un “juego” para con el espectador. Puede que el principio de esta “Scooby-Doo”
nos haga pensar que está traicionando el espíritu de la original (vamos, un
poco como hizo la también adaptación cinematográfica de “La tribu de los Brady”),
pero nada más lejos de la realidad. La serie de dibujos animados se creó en
1969, y creo que con eso ya se dice todo. El “verano del amor,” Woodstock y toda la movida. ¿De dónde si no
iba a salir esa furgoneta “hippie”, ese Shaggy de aspecto “fumeta”, esos “Ken y
Barbie” desubicados, esa empollona “bollera”… y un perro que habla? Vamos, más
claro imposible. Esta adaptación a la gran pantalla no sólo es respetuosa con
el espíritu de su homóloga “cartoon”, sino que sabe utilizar el “meta-lenguaje”
para darle un aire nuevo, actual y muy “cool”. Hasta el “macguffin” de la isla
cuyos visitantes son sistemáticamente lobotomizados es u guiño a otra de las
producciones televisivas más lisérgicas de la “caja tonta” de las últimas
décadas (y no, no nos referimos a “Lost/Perdidos”). Conforme avanza el metraje
descubrimos que, esta “Scooby-Doo” no sólo es un rendido homenaje a la serie
que la inspira (antológico ese prólogo directamente extraído del final de uno
de sus capítulos)… sino que automáticamente se establece como parte del “canon”
de la misma. No había forma mejor de trasladarla a pantalla grande y en imagen
real. Lástima que el estudio decidiese en el último momento usar la “marcha
atrás” y presentar a la audiencia una versión más “naif” e “infantiloide” de lo
que sus responsables pretendían, porque automáticamente habría sido un clásico
moderno. Comprensible, por otro lado, por tanto en cuanto hubiese eliminado de
la recaudación al target al que supuestamente iba destinada, pero… ¿y lo que
nos hubiésemos reído? En resumidas cuentas, que si eres de los que en su día se
la perdieron porque todo te pintaba muy mal, te animamos a que la recuperes
aunque sea uno de esos domingos a la hora de la siesta. Por probar. Te aseguro
que no quedarás defraudado. Y si no… pues te duermes.
Curiosidades: la “Vigilante
de la Playa” y ex conejita “Playboy”, Pamela Anderson, hace un cameo al
comienzo de la película. Antes de decidirse por Lillard, Jim Carrey (“Dos
tontos muy tontos”) y Mike Myers (“Austin Powers”) se interesaron por
interpretar a Shaggy. Prinze Jr. Y Gellar, que eran novios desde que se
conocieron rodando “Sé lo que hicisteis el último verano”, se casaron en México
poco después del estreno de “Scooby Doo”. Hasta la fecha, siguen siendo marido
y mujer, y tienen dos hijos en común. Aunque, para pareja “estable”, la que el
propio Prinze Jr tuvo con Lillard durante aquellos años, pues al margen de esta
comedia y su secuela, también coincidieron en el reparto de “Alguien como tú”, “Wing
Commander” y “Summer Catch”.
Memorable: la caricaturización
de sus protagonistas, y lo “humanos” que resultan al mismo tiempo, dotándoles
de una personalidad que en sus homólogos bidimensionales brillaba por su
ausencia. Incluso la parejita de la peli, que siempre me han parecido bastante “sosainas”,
tienen aquí cierta gracia. Por otro lado, el look de la resabionda de la “pandi”
no consigue ocultar los turgentes senos de la actriz que la encarna.
Mejorable: si
bien la inclusión del pequeño Scrappy-Doo es un puntazo y casi de lo mejorcito
de la historia… también es cierto que su peso en la trama se ve venir de lejos.
por otro lado, los efectos CGI han envejecido bastante mal. Prueba de ello es
que no he conseguido encontrar prácticamente ningún fotograma donde se hubiesen
utilizado donde no luzcan “pixelados”, “difuminados”, o sencillamente… “cutres”.
Parafraseando:
uno de los pocos chistes algo más adultos que sobrevivieron al tijeretazo del “para
todos los públicos”, si bien bastante suave y a costa de la letra de “Lady
Marmalade”, mega-éxito utilizado en la banda sonora de “Moulin Rouge”,
estrenada un año antes. Se produce entre Shaggy y su “rollete”: “¿Quieres
un peluche?” “A esto nunca se puede ganar” “Tranquila, soy un talento inútil. Debería
haber aprendido francés, pero yo siempre digo que no hace falta saber qué
significa “Voullez vous cousez avec moi”… para que te guste la canción” “Yo
creo que saber jugar a las máquinas es mucho mejor que saber francés” “¡Y…
¡voilá!” “Oh, nadie me había regalado nunca una cabeza cortada de peluche”.
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