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Información
editorial: reseña del primer recopilatorio de la nueva cabecera “X-Men Gold”,
que aglutina los números 1 al 6 USA, conteniendo los dos primeros arcos
argumentales (“Back to the Basics” y “Techno Superior”), publicados entre abril
y junio de 2017 por Marvel Comics, obra de Marc Guggenheim (guión), Ardian Syaf
y R. B. Silva (dibujos). En España, Panini edita el título desde agosto bajo el
nombre de “La Patrulla X Oro” y con la doble numeración 63/1, a razón de dos
números americanos por ejemplar y al precio de 3,50 euros cada uno.
Antecedentes:
tras los acontecimientos de “Inhumanos vs X-Men” (ver crítica), Marvel decidió relanzar toda la línea de mutantes
bajo el epígrafe de “ResurrXion”, dividiendo de nuevo al grupo principal de
X-Men en dos equipos con cabeceras distintas: “Oro” y “Azul”, al estilo de cómo
ocurriese en la década de los noventa cuando se decidió “doblar” a los X-Men
con la aparición en el mercado de la cabecera dibujada por Jim Lee. Este nuevo
equipo “Oro” está liderado por Kitty Pryde y se compone de: Coloso, Tormenta,
Rondador Nocturno, Prestigio (el nuevo “alter ego” de Rachel Grey, la hija de
una realidad alternativa de Cíclope y Fénix) y Old Man Logan (el viejo Lobezno
de un futuro distópico que nos narrase hace ya unos años Mark Millar). Al margen
del cambio de nombre y alienación, la principal novedad de este grupo es que
ahora reside en Central Park, lo que les causará no pocos problemas
administrativos, amén de una renacida animadversión entre la opinión pública.
Historia: Lydia
Nance, la líder de una organización anti-mutante, alimenta el odio racial
contra los mutantes haciendo inútil el empeño de estos por ganarse un hueco
entre los “homo sapiens”. En nada ayudará, por tanto, la aparición de una nueva
encarnación de la Hermandad de Mutantes Diabólicos liderada por Mesmero y con
la antigua amiga de los “X-Men”, Magma, que decide secuestrar al alcalde de
Nueva York. Durante la contienda, Prestigio descubre que la nueva Hermandad
está siendo controlada mentalmente por Mesmero, quien a su vez ha sido
contratado por Lydia Nance para organizar distintos actos terroristas que
fomenten aún más la tensión entre humanos y mutantes.
SPOILER: tras
doblegar esta amenaza, el grupo volverá a enfrentar un problema aún mayor
cuando Gambito, su viejo aliado, es contratado por la nieta de su antiguo
enemigo, Bolívar Trask, creador de los Centinelas, para robar nano-tecnología
que dará lugar a una nueva versión, más letal y mejorada, de los robots
gigantes cazadores de todo aquel que lleve el gen X en sus cromosomas. Sin embargo,
la situación se descontrola incluso para la propia nieta de Trask, pues estos
nuevos Centinelas entienden ahora también como mutación a todo aquel que tenga
alguna anomalía genética común, como la calvicie o el cáncer. La guerra que se
desata obliga a la intercesión de Los Vengadores y Los Campeones, si bien será
finalmente Prestigio quien acabe desatando todo su poder y acabe con la
contienda de un solo golpe psíquico. Pero… ¿a qué precio?
Crítica: bueno,
empezaremos por lo importante, ya que algunos estaréis enterados y otros no. La
salida del primer número de esta nueva colección estuvo rodeado por la polémica
ya que Syaf, el primer dibujante asignado al título, escondió mensajes subliminales
con versículos del Corán anti-cristianos y anti-semitas, que estaban de plena
actualidad debido a un intento de golpe de estado en Yakarta (Indonesia), lugar
donde el ilustrador residía. Lógicamente, al filtrarse estos hechos, Marvel
salió a la palestra desvinculándose de dichos mensajes y despidiendo
fulminantemente a Syaf, quien no obstante ya había terminado el dibujo de otros
dos números, correspondientes al primer arco argumental. Dejando esto al
margen, vamos a centrarnos en el cómic, que es de lo que se trata, y no de
hacer política (si bien es irónico que en un tebeo que trata sobre la lucha de
una raza por encontrar aceptación entre sus congéneres se cuelen unos mensajes
en contra de otros. En fin…). Y si bien es cierto que había una corriente de
optimismo alrededor de este nuevo “reinicio” de una franquicia que hace tiempo
perdió el norte, lo cierto es que tampoco he encontrado en estos primeros seis
números nada que indique que vayan a volver a estar en primera plana de la editorial.
Se agradece, por un lado, que Guggenheim prefiera las tramas cortas y la
concreción de un número limitado de personajes con el fin de poder
desarrollarlos a fondo, pero en este inicio ya encontramos errores de libro
para todo aquel que pretenda escribir un título con la “X” en la portada. Por un
lado, volcar de nuevo las tintas en el odio racial me parece absurdo y
redundante. Hace décadas que se dijo todo lo que se tenía que decir en la
novela gráfica de “Dios ama, el hombre mata”, y la cosa adquirió peligro de “no
retorno” con todo aquel rollo de “Mutopía” y un Cíclope completamente pasado de
rosca. No veo qué bueno podemos sacar de regresar por esa senda. Lo mismo pasa
con el rol de Prestigio en el equipo. Ya comenté hace tiempo que había un viejo
chiste entre los escritores de los “X-Men” acerca de cuánto tiempo y cómo se
dejaba fuera de combate a Charles Xavier, debido a que su poder como telépata
era tan grande que con el sólo deseo de meterse en la mente de alguien y “apagarla”
podría resolver cualquier tipo de amenaza. No sé si Guggenheim se quiso poner a
prueba a sí mismo con la inclusión de Rachel en la formación, o la inclusión le
vino aimpuesta “desde arriba”, pero a la postre acaba teniendo el mismo
problema que todos los demás, y la pobre chica se pasa media aventura “encerrada”
en su propia cabeza, lidiando con los fantasmas de su pasado, hasta que decide “abrazar”
todo su potencial y solventar la pelea contra los Centinelas de un plumazo. Vamos,
un “deux ex machina” en toda regla que nos recuerda los males endémicos de los
títulos “X” (y con “X” no quiero decir “pornográficos”, mamones). Añadamos a
esto un acto aparentemente baladí; un beso entre Tormenta y Gambito en mitad de
la batalla, que no digo yo que no pudiera ocurrir si fueran personajes de carne
y hueso… pero es que desde la primera aparición del cajún, éste ha sido amigo
de la “diosa de ébano” (a la que conoció, recordemos, cuando ella volvía a ser
una niña) y nunca habían tenido nada parecido a un flirteo. Eso sí, la
utilización de los antiguos trajes de algunos miembros y la aparición de los
Centinelas, nos devuelven un poco a esa añorada etapa de los noventa, pero… ¿es
suficiente? Um… digamos que no es “Oro” todo lo que reluce. Y, si bien existen
buenas maneras y capacidad de mejora, aún no hemos encontrado nada lo
suficientemente bueno en este título como para convertirlo en una compra
mensual obligatoria. Aún así, y desde Orgullo Fan… seguiremos informando.
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