Año: 2017. Título original:
Baywatch. Dirigida por: Seth Gordon (“Cómo acabar con tu jefe”).Intérpretes: Dwayne
Johnson (“Jumaji”), Zac Efron (“Malditos vecinos”), Priyankra Chopra (la serie
de televisión “Quantico”), Alexandra Daddario (la serie de películas de “Percy
Jackson”), John Bass (“El matrimonio Loving”), y la modelo de “Sports
Illustrated”, Kelly Rohrbach, con cameos de David Hasselhoff y Pamela Anderson,
entre otros. Presupuesto: 69 millones de dólares. Recaudación: 177 millones. Premios:
Efron ganó un “Teen Choice Award” como Mejor Actor de Comedia.
Adaptación:
lógicamente, nos encontramos ante la adaptación cinematográfica de la serie
homónima “Los vigilantes de la playa”, emitida entre 1989 y 1999 en la cadena
NBC, así como su continuación, “Baywatch: Hawaii”, emitida entre 1999 y 2001, y
a la que se hace un guiño al final del film. Curiosamente, la ficción fue
originalmente cancelada tras su primera temporada, pero la buena acogida de las
reposiciones propiciaron su regreso , convirtiéndose en una de las series de
televisión más vistas de la historia.
Sinopsis: el
teniente Mitch Buchannon patrulla las playas de California con mano firme y
disciplina militar, junto al resto de su equipo, donde sobresale la
despampanante CJ Parker y la displicente Stephanie Holden. Un año más, sin
embargo, se abre la inscripción para nuevos candidatos, lo que propicia la
llegada de la exuberante Summer, el voluntarioso Ronnie y el guaperas Matt
Brody, un ex nadador olímpico obligado a aceptar el trabajo para no ir a la
cárcel.
Crítica: creo que
esta es la cinta más “What the fuck…?” que he visto últimamente. Hacía tiempo
que no miraba tanto el reloj durante la proyección de una película, y eso que
de normal me veo más de una al día, con lo que sólo por la cuestión de la
probabilidad ya debería de ir servido en este sentido. o quizás, simplemente,
ir “a contracorriente” de la opinión general me jugó una mala pasada en este
sentido. Me explico: la mayoría de “la people” pensó desde un principio que una
película sobre aquella serie de televisión que ejemplificaba lo peor de la
década de los noventa (junto con, quizás, “90210, Sensación de vivir”) era una
mala idea. La ficción catódica ya era bastante risible de por sí sin necesidad
de acentuar sus defectos, y por otro lado los gags y sketches a su costa son
casi tan viejos como la susodicha. Sin embargo, a mí me pareció un concepto del
que podía esperarse algo medianamente simpático, toda vez que disfruté bastante
con “21 Jump Street” y su secuela, que usa un concepto parecido. Aunque claro,
detrás de las cámaras no están Phil Lord y Chris Miller. Pensé, iluso de mí y
sin embargo, que el carisma de Johnson (uno de esos tipos que te caen bien sin
saber por qué) y el físico de Efron (que haría que cualquier tío hetero se
replantease su orientación sexual), compensaría dicha carencia. Craso error. “Baywatch”
es un despropósito de pies a cabeza, llena de chistes malísimos, con total
falta de química entre sus protagonistas y con un guión que suena a “refrito”,
de “refrito”, de “refrito”. Hasta los cameos de sus estrellas televisivas
suenan a algo ya muy visto y carente siquiera de una sonrisa cómplice por parte
del respetable. El clímax de esta falta de ideas propias llega cuando el
personaje del secundario graciosete, el único que no tiene un físico acorde al
de sus compañeros, hace una especie de baile que ni tan siquiera en nada
memorable. Si ver un gordito bailando es lo máximo de comicidad que una
película puede ofrecerme… ya me han perdido para lo que queda de metraje. Y creo
que ese es el principal error de la película. En escasos momentos (o ninguno,
ya puestos), sus dos principales intérpretes masculinos entran al trapo de
reírse de sí mismos. Sí, tienen un pique entre ellos “a ver quién la tiene más
grande”, pero ninguno de sus roles son, realmente, cómicos de por sí. Una vez
más, la mayor “mofa” que el libreto ofrece para dejarles en ridículo es que
Johnson llame todo el rato a Efron con apodos del estilo “Jonas Brothers”, “High
School Musical” o “Justin Bieber”. Nada donde realmente uno pueda empatizar con
ellos. Son dos “machitos” luciendo músculo y viendo quién de los dos “salva el
día”. Mira, en eso sí se parece a la serie original. Pero al menos, aquella se
tomaba en serio a sí misma. Algo que ésta debería haber intentado… aunque
irónicamente fuese “tomarse en serio… lo de hacer reír”.
Curiosidades:
parece que Johnson & Efron le han cogido gusto a lo de trabajar juntos y
volverán a ejercer como pareja protagonista de “Arabbian Nights”, vuelta de
tuerca al clásico cuento de “Las mil y una noches”, que dirigirá en 3D el
realizador Chuck Russell y que debería llegarnos en 2020. Además, la dupla de
actores no estará sola, ya que se ha confirmado también en el proyecto a
Anthony Hopkins, lo que ya son palabras mayores. Por otro lado, Johnson y
Daddario repiten aquí tras ejercer como padre e hija, respectivamente, en “San
Andrés”, película que ya prepara su secuela con volcanes marinos.
Memorable: las
escenas de acción son de lo poco que realmente recuerda a la ficción original,
y en especial el plano secuencia de Efron rodando a toda velocidad por una moto
por el medio del muelle y tirándose al mar de cabeza para rescatar a una madre
y sus hijos… es bastante espectacular.
Mejorable: en
contrapartida, poco después de la secuencia apuntada en el apartado anterior,
hay otra escena de acción con un barco en llamas en medio del mar… donde el
fuego se nota tan falso como las tetas de algunas de las “playmates” que se
paseaban por los capítulos televisivos.
Parafraseando: tampoco
es que sea original, pero el guión incluye unas cuantas líneas acerca de la
costumbre de la serie de la tele por hacer que sus protagonistas corriesen “al
ralentí”, y encima estuviesen siempre perfectos: “¿Por qué parece que corre
siempre a cámara lenta?” “¿Tú también lo ves?” “Siempre parece mojada. Pero no
demasiado mojada” “Eso. Es la razón por la que creo en Dios”.
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