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Información
editorial: reseña del arco argumental “Motores de Venganza”, visto en “The
Ghost Rider” 1 al 5 USA, publicados por Marvel Comics en 2014, obra de Felipe
Smith (guión) y Tradd Moore (dibujo), posteriormente recopilada y publicada por
Panini Comics en un único tomo “100% Marvel: El Piloto Fantasma – Motores de
Venganza”, volumen de 112 páginas al precio de 11 euros.
Antecedentes: a
raíz del relanzamiento “Los Nuevos 52” de DC Comics, que posteriormente se vio
como una operación irregular pero en los primeros meses atrajo toda la atención
mediática y una consiguiente subida de ventas, Marvel decidió que eso de hacer
“reboots” periódicos estructurando sus cómics como si fuesen temporadas
televisivas podía ser una buena idea. Así nos llegó “All New Marvel Now” y una
nueva oportunidad para el “Motorista Fantasma”. Pero la nueva cabecera de la
calavera flameante no estaría protagonizada por el jinete Carter Slade, ni por
el piloto acrobático Johnny Blaze, ni por el joven grunge Danny Ketch y ni
mucho menos por la hija de Johnny, Alejandra Blaze, que tuvo su oportunidad
durante “Miedo Encarnado”. No, ahora el “Espíritu de la Venganza” sería un
nuevo personaje, lo que obliga a la traducción española a cambiar lo de “motorista”
por “piloto”, toda vez que el término original “rider” se utiliza para
cualquiera que use una montura, sea del tipo que sea. ¿Y no habría sido más
fácil, a todo esto, dejarlo en “Ghost Rider” y punto? Los encargados de la
colección no eran grandes nombres: Felipe Smith, iniciado en el manga,
ilustrador y diseñador de personajes (las “Tortugas Ninja” de Nickelodeon) y
Tradd Moore, visto en “Vengadores Secretos”. ¿El resultado? Toda una sorpresa
para quienes decidieron darle una oportunidad.
Historia: Roberto
“Robbie” Reyes es un joven que vive en el suburbio marginal de Skiz Road, en
Los Angeles, compaginando sus clases en el instituto con un trabajo por horas
en un taller de coches. El barrio donde vive, repleto de pandillas donde la
droga campa a sus anchas y habitado en su mayoría por latinos, hacen que sea
fuente de no pocas palizas, a pesar de lo cual Robbie intenta tener una actitud
positiva para servir como modelo a su hermano, Gabe, con una disminución física
y que le idolatra como un héroe. Intentando darle una mejor vida, Robbie no
tardará en cometer el peor acto de su corta existencia.
SPOILER: Robbie
roba un coche del taller para participar en una carrera ilegal callejera, cuyo
premio son 50.000 dólares. Sin embargo, parece que eligió el coche equivocado,
pues pronto es perseguido tanto por la policía como por pandilleros. Cuando le
atrapan, y antes de que pueda explicarse, Robbie es acribillado a balazos para
que los narcotraficantes recuperen un paquete escondido en el vehículo. En
lugar de morir, su cuerpo será entonces poseído por Eli, un espíritu que murió
en circunstancias parecidas dentro del propio coche y que ahora le dará las
armas necesarias para vengarse de sus asesinos. Al día siguiente, Robbie se
despierta pensando que todo ha sido un sueño, pero el color flamígero de uno de
sus ojos y la incordiante voz de Eli le harán ver que no fue así. Ahora, tendrá
que enfrentarse a Mr Hyde, responsable último de su desgracia, que está
llenando las calles de una droga experimental que le convierte así mismo en un
monstruo.
Crítica: el
Motorista Fantasma nunca fue uno de los pilares fundamentales de Marvel, pese a
que hubo un tiempo en que su presencia era casi omnipresente en cada título,
llegando a formar parte de los Defensores e inclusive de los 4 Fantásticos. El
“heavy metal” y el “grunge” permitieron que en las décadas de los 80 y 90,
respectivamente, se creara una iconografía propia de chupas de cuero, cadenas,
tatuajes y “choppers” mezclada con cultos satánicos y demás, en una transición
fluida y casi lógica de un alter ego humano a otro que parecía incluso lógica.
Pero los tiempos han cambiado y ahora lo que se lleva es el hip-hop, el
electro-latino, los coches tuneados, “Fast & Furious” y toda esa movida.
Realmente, si se quería hacer una puesta al día del personaje, no había mejor
entorno donde enclavarle, toda vez que el rollo anterior no iba a traer a
muchos nuevos lectores, salvo a los que estuvieran flipando con la ficción de
“Hijos de la Anarquía”. Así, en este primer arco tenemos la presentación del
nuevo humano poseído por un nuevo espíritu y su entorno más cercano, una
primera toma de contacto que se entiende como una nueva aproximación acertada y
el típico relato de “orígenes” correcto. Pero “Motores de Venganza” pasa del
aprobado al sobresaliente gracias al trabajo del dibujante Tradd Moore, una
mezcla explosiva entre el “amerimanga” de Humberto Ramos y la composición de
página de un Todd McFarlane que aún quería demostrarle algo al mundo cuando
empezó en “Infinity Inc”. Los dibujos de Moore cobran vida literalmente, en una
explosión de agilidad y expresionismo como si en vez de leer un cómic estuviésemos
viendo su traslación en serie de “cartoon”. Salvando la elección de Zayn Malik
(componente de los “One Direction”) como referente para el protagonista
(tranquilos, que pronto se rapará la cabeza para ser una especie de Marshall
Mathers), éste cómic no sería lo mismo sin el arte de Moore, un autor que
realmente se toma este trabajo como algo serio y su oportunidad de servir de carta
de presentación para el resto de la industria, una reválida de decir “aquí
estoy yo” y que muy pronto pueda dar el salto a proyectos con personajes más
icónicos. Ese puede ser el gran defecto de la colección, que una vez que
despidamos a Moore, el resto pierda parte de gracia y se desinfle como aquellas
colecciones de sellos tipo Image o Cliffhanger, que se quedaron en nada cuando
sus autores las abandonaron. Pero bueno, ese será el futuro. Puede que futuro
inmediato, pero futuro. De momento hay que disfrutar y congraciarse con que
éste intento de “spider-manizar” al Ghost Rider, que podría haber sido un
sonoro “bluff” se haya pasado a ser un “buah!” de admiración.
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