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martes, 31 de enero de 2017

Crítica de "Los Minions" (2015)


Año: 2015. Estudio: Illumination Entertainment. Director: Kevin Balda y Pierre Coffin. Intérpretes (voces en la V.O.:): Sandra Bullock, Jon Hamm, Michael Keaton, Allison Janney, Steve Coogan, Jennifer Saunders, Geoffrey Rush, Steve Carell, Pierre Coffin, Katy Mixon, Michael Beattie, Hiroyuki Sanada, Dave Rosenbaum, Alex Dowding, Paul Thornley. Presupuesto: 74 millones de dólares. Recaudación: 990 millones.

Sinopsis: ante la necesidad de contar con un tirano al que servir para poder subsistir, tres miembros de los “minions”: Kevin, Stuart y Bob, emprenden un largo viaje hasta New York para lograr su objetivo. Pronto se les presentará su oportunidad con Scarlet Overkill, la primera supervillana de la historia, quien no obstante les encargará una misión casi suicida para seguir a su lado: robar la corona de la reina de Inglaterra.

Crítica: “Haz caso a tu padre. Él tampoco se hizo malo de la noche a la mañana. Ya aprenderás”. Sin llegar a ser una película de culto, “Los Minions: The Movie” es un entretenimiento altamente recomendable, que por su candidez innata supera, en su conjunto, a las dos entregas que les vieron nacer, algo de lo que no pueden presumir todos los spin-offs, ni mucho menos. Apoyados en un uso de la banda sonora que no debe envidiar al ostentado por Tarantino, desde el “Happy Together” de The Turtles que suena en el inicio hasta el “My Generation” de The Who cuando la cinta se desmadra por completo, quizás para compensar la pobreza verbal de unos seres prácticamente mudos pero con acento francés, los esbirros de Gru consiguen lo imposible: demostrar que son merecedores de su propia aventura en solitario, por más que se note el estrujamiento de neuronas por parte de los responsables para poder llegar a un metraje más o menos decente, lo que deriva en la socorrida batalla final contra el villano de turno, algo que se había visto como innecesario por los cauces por los que se había movido la historia hasta entonces, apoyada en un buen uso del “slapstick” (sobre todo, en ese brillante prólogo destrozado en los tráilers donde vemos cómo los “peluches” amarillos han ido perdiendo a sus jefes a lo largo de la historia por su incompetencia, o aquella otra escena que raya el paroxismo del subgénero cuando se toman a mofa lo que debería de ser una tortura medieval digna de la Inquisición) y “sketchs” meramente testimoniales pero que piden a gritos la atención del adulto que acuda de acompañante a las salas de cine, donde los protagonistas estropean la filmación de uno de los engaños más sonoros de todos los tiempos, la llegada del hombre a la Luna; o la mítica foto de cuatro chavales de Liverpool cruzando la carretera para una foto que servirá de portada al álbum “Abbey Road”. Ya digo, un humor mucho más cercano al cine mudo de, por ejemplo, Buster Keaton, que a las “sitcomcs” actuales norteamericanas, cosa que se agradece y que dice mucho del estudio que está detrás de la producción, sin que el resultado final vaya en ningún caso a quitarle el Oscar a la “Inside Out” de Pixar, en una categoría que ya debería presentarse en plan: “Y el Oscar de Pixar a la Mejor Película de Pixar de este año es para…”. Queda patente que “Los Minions” juegan en una liga diferente, pero eso no quita que, como sucede cada año en los torneos futboleros tipo Copa del Rey, el club “pequeño” se lo pase pipa intentando dar la sorpresa, con la alegre temeridad de quien no tiene nada que demostrar.

Resumiendo: quienes lean habitualmente mis reseñas sabrán que le tengo cierta manía (o más bien mucha) a Sandra Bullock. Lo sé, puede que sea incluso irracional, pero no puedo evitarlo. E incluso cuando su presencia sea meramente testimonial poniéndole la voz a un personaje secundario y (verbigracia) vea la película doblada, con lo que su trascendencia queda simplemente como un nombre más en los títulos de crédito… es algo con lo que no puedo. Pues mira tú que, incluso con esas, he disfrutado de esta película. Por algo será.

Memorable: el cameo final de Gru y algunas otras referencias a “Despicable Me”. Momentos todos ellos que eran de esperar pero que, a la postre, son meros guiños que inclusive no eran necesarios para el éxito del film.

Mejorable: una de las excusas para realizar un spin-off o precuela de estas características es dotar de una entidad propia al secundario de turno. Teniendo en cuenta que los minions parecen ser varios centenares de seres, no se aprovecha la circunstancia para darles “voz propia” (es un decir) a otros miembros de la tribu más allá de los conocidos Kevin, Stuart y Bob.


Parafraseando: sin prácticamente ningún contacto previo con la civilización, los minions se ponen rápidamente al día en un centro comercial, como si de unos modernos “visitantes” (“Les Visitours”, Jean Marie Piere, 1993) se tratasen, descubriendo así a su musa en una cadena de televisión pirata: “Dejen paso señores, hay un hombre malo en la ciudad. Y ese hombre… es una mujer. El crimen no es una moda… es la moda”.

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