Buscar este blog

jueves, 26 de enero de 2017

Crítica de "UN CRIMEN PERFECTO" (1998)


Año: 1998. Título original: A Perfect Murder. Director: Andrew Davis (“El fugitivo”). Basada en: la película de 1954 de Alfred Hitchcock y la obra de Frederick Knott. Intérpretes: Michael Douglas (“Wall Street”), Gwyneth Paltrow (“Shakespeare Enamorado”), Viggo Mortensen (Aragorn en “El señor de los anillos”), David Suchet (“Decisión crítica”). Presupuesto: 50 millones de dólares. Recaudación: 128 millones.

Sinopsis: Steven Taylor y su guapa mujer, Emily, parecen una pareja rica aparentemente feliz. La realidad, no obstante, es que ella le está siendo infiel con un atractivo artista llamado David Shaw, con quien ella pretende fugarse. Sin embargo, cuando Steven se entera, acudirá al amante de su mujer con una inusual propuesta: le pagará medio millón de dólares a cambio de que la asesine.

Crítica: podría tirarme el rollo ahora mismo y decir que el film original de Hitchcock es mucho mejor que este remake tardío “made in Hollywood”. Pero lo cierto es que no he tenido ocasión de ver su precedente, con lo que sólo puedo juzgar esta cinta por lo que es (que, por otro lado, es lo justo). “Un crimen perfecto” es un thriller sin cortapisas, que va directo al meollo del asunto desde el principio y que funciona como un mecanismo fabricado exclusivamente para mantenerte en tensión en el tiempo que dura su metraje. Además, y tal como sucede en los mejores exponentes del género, los principales protagonistas tienen diversas aristas que hacen que ninguno de ellos sea, en esencia, ni “bueno” ni “malo”. Al menos, sobre el papel. Porque llevado a la práctica, es cierto que la elección de cástign posiciona muy claramente a la Paltrow como el referente de cara al espectador; no ya por la construcción del personaje, sino porque el físico y la personalidad (por lo que conocemos, vaya) de la actriz así nos lo indican. Y lo mismo para Douglas. No obstante, hay que destacar que la película tenía un final alternativo (a partir de aquí, aviso de SPOILER) donde el rol de la cándida esposa, en lugar de matar a su marido en defensa propia, lo hacía a sangre fría al descubrir que éste había planeado su fallido crimen, con lo que se acentuaba estos caracteres repletos de matices que señalaba un poco más arriba. No obstante, y como suele decirse en estos casos, máxime en este tipo de productos que han sido diseñados para triunfar en taquilla, “A Perfect Murder” también cumplió dicho objetivo, debutando como segunda en la taquilla de su país (sólo superada por “El show de Truman”) y consolidándose después como un éxito internacional. No en balde, Davis ya era todo un experto en estas lides con el rotundo éxito unos cuantos años antes de la adaptación cinematográfica de “El fugitivo”.

Resumiendo: puestos a pedir, quizás a este correcto thriller de libro le hacía falta el sexo y la suciedad que sí tuvo la versión protagonizada por Jack Nicholson de “El cartero siempre llama dos veces” (adaptación a su vez, de la novela negra de James M. Cain), pero como digo, la cinta que nos ocupa sabe muy bien a lo que juega y maneja sus cartas con el único objetivo de contentar a la mayor cantidad de gente posible dentro de un género en muchas ocasiones denostado. Un notable alto sería su mejor puntuación, y ya por eso me quito el sombrero.

Curiosidades: tal y como ocurre en muchas ocasiones, la Meca del Cine “reutiliza” a un actor que haya triunfado en otras latitudes para meterlo en una cinta comercial… a base de repetir más o menos el papel por el que se dio a conocer. Es lo que aquí ocurre con el británico David Suchet, quien ya había alcanzado las mieles del éxito haciendo del detective Hércules Poirot en una adaptación de las noveles de Agatha Christie. Curiosamente, las facciones de este veterano intérprete son muy similares a como el mangaka Naoki Urasawa caracterizó al inspector Lunge de su aclamada obra “Monster”. ¿Casualidad?

Memorable: la forma elegante, concisa y directa con la que todos los personajes son presentados. En los primeros minutos de visionado ya están todas las cartas sobre la mesa.

Mejorable: quizás yo hubiese tenido más “mala leche” a la hora de ejecutar las acciones de los protagonistas. Justificar el plan del marido para poder cobrar una importante suma de dinero le convierten automáticamente en villano, “borrando” de alguna manera el hecho de que su aparente cándida esposa le haya estado poniendo los cuernos desde hace semanas. Y no, no estoy defendiendo que una cosa implique la otra, que ya os veo venir.


Parafraseando: Steven pide ver a David a solas en su estudio. En los primeros instantes, éste parece preocupado porque en ese momento se da cuenta de que Emily se ha dejado su alianza al lado de la cama. Pero pronto descubrirá que ya no tiene por qué preocuparse de eso: “¿Sabes? Te envidio” “¿Me envidia a mí?” “Deberías sentirte halagado. No soy propenso ala envidia. Es una cualidad patética. Te corroe por dentro. Yahora la siento. ¿Sabes por qué?” “No” “Claro que sí. Es una de esas cosas sublimes de la vida que te hacen sentirte completo: follarte a mi mujer”.

1 comentario:

  1. En esta película Michael Douglas no mata a Vigo Mortense en su apartamento? creo recordar que sí. Si alguien me lo puede aclarar

    ResponderEliminar