Año: 1998. Título original:
A Perfect Murder. Director: Andrew Davis (“El fugitivo”). Basada en: la
película de 1954 de Alfred Hitchcock y la obra de Frederick Knott. Intérpretes:
Michael Douglas (“Wall Street”), Gwyneth Paltrow (“Shakespeare Enamorado”),
Viggo Mortensen (Aragorn en “El señor de los anillos”), David Suchet (“Decisión
crítica”). Presupuesto: 50 millones de dólares. Recaudación: 128 millones.
Sinopsis: Steven
Taylor y su guapa mujer, Emily, parecen una pareja rica aparentemente feliz. La
realidad, no obstante, es que ella le está siendo infiel con un atractivo
artista llamado David Shaw, con quien ella pretende fugarse. Sin embargo,
cuando Steven se entera, acudirá al amante de su mujer con una inusual
propuesta: le pagará medio millón de dólares a cambio de que la asesine.
Crítica: podría
tirarme el rollo ahora mismo y decir que el film original de Hitchcock es mucho
mejor que este remake tardío “made in Hollywood”. Pero lo cierto es que no he
tenido ocasión de ver su precedente, con lo que sólo puedo juzgar esta cinta
por lo que es (que, por otro lado, es lo justo). “Un crimen perfecto” es un
thriller sin cortapisas, que va directo al meollo del asunto desde el principio
y que funciona como un mecanismo fabricado exclusivamente para mantenerte en
tensión en el tiempo que dura su metraje. Además, y tal como sucede en los
mejores exponentes del género, los principales protagonistas tienen diversas
aristas que hacen que ninguno de ellos sea, en esencia, ni “bueno” ni “malo”. Al
menos, sobre el papel. Porque llevado a la práctica, es cierto que la elección
de cástign posiciona muy claramente a la Paltrow como el referente de cara al espectador;
no ya por la construcción del personaje, sino porque el físico y la
personalidad (por lo que conocemos, vaya) de la actriz así nos lo indican. Y lo
mismo para Douglas. No obstante, hay que destacar que la película tenía un
final alternativo (a partir de aquí, aviso de SPOILER) donde el rol de la
cándida esposa, en lugar de matar a su marido en defensa propia, lo hacía a
sangre fría al descubrir que éste había planeado su fallido crimen, con lo que
se acentuaba estos caracteres repletos de matices que señalaba un poco más
arriba. No obstante, y como suele decirse en estos casos, máxime en este tipo
de productos que han sido diseñados para triunfar en taquilla, “A Perfect
Murder” también cumplió dicho objetivo, debutando como segunda en la taquilla
de su país (sólo superada por “El show de Truman”) y consolidándose después
como un éxito internacional. No en balde, Davis ya era todo un experto en estas
lides con el rotundo éxito unos cuantos años antes de la adaptación
cinematográfica de “El fugitivo”.
Resumiendo:
puestos a pedir, quizás a este correcto thriller de libro le hacía falta el
sexo y la suciedad que sí tuvo la versión protagonizada por Jack Nicholson de “El
cartero siempre llama dos veces” (adaptación a su vez, de la novela negra de
James M. Cain), pero como digo, la cinta que nos ocupa sabe muy bien a lo que
juega y maneja sus cartas con el único objetivo de contentar a la mayor
cantidad de gente posible dentro de un género en muchas ocasiones denostado. Un
notable alto sería su mejor puntuación, y ya por eso me quito el sombrero.
Curiosidades: tal
y como ocurre en muchas ocasiones, la Meca del Cine “reutiliza” a un actor que
haya triunfado en otras latitudes para meterlo en una cinta comercial… a base
de repetir más o menos el papel por el que se dio a conocer. Es lo que aquí
ocurre con el británico David Suchet, quien ya había alcanzado las mieles del
éxito haciendo del detective Hércules Poirot en una adaptación de las noveles
de Agatha Christie. Curiosamente, las facciones de este veterano intérprete son
muy similares a como el mangaka Naoki Urasawa caracterizó al inspector Lunge de
su aclamada obra “Monster”. ¿Casualidad?
Memorable: la
forma elegante, concisa y directa con la que todos los personajes son
presentados. En los primeros minutos de visionado ya están todas las cartas
sobre la mesa.
Mejorable: quizás
yo hubiese tenido más “mala leche” a la hora de ejecutar las acciones de los
protagonistas. Justificar el plan del marido para poder cobrar una importante
suma de dinero le convierten automáticamente en villano, “borrando” de alguna
manera el hecho de que su aparente cándida esposa le haya estado poniendo los
cuernos desde hace semanas. Y no, no estoy defendiendo que una cosa implique la
otra, que ya os veo venir.
Parafraseando: Steven
pide ver a David a solas en su estudio. En los primeros instantes, éste parece
preocupado porque en ese momento se da cuenta de que Emily se ha dejado su
alianza al lado de la cama. Pero pronto descubrirá que ya no tiene por qué
preocuparse de eso: “¿Sabes? Te envidio” “¿Me envidia a mí?” “Deberías sentirte halagado. No
soy propenso ala envidia. Es una cualidad patética. Te corroe por dentro. Yahora
la siento. ¿Sabes por qué?” “No” “Claro que sí. Es una de esas cosas sublimes
de la vida que te hacen sentirte completo: follarte a mi mujer”.
En esta película Michael Douglas no mata a Vigo Mortense en su apartamento? creo recordar que sí. Si alguien me lo puede aclarar
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