Información general: reseña del octavo álbum de estudio de
David Bustamante, publicado en septiembre de 2014. “Vivir” se compone de once
temas (incluyendo el bonus “Se acabó el amor”), grabados en México con el
productor Mario Iván Contreras, con composiciones del propio Bustamante junto a
colaboradores habituales como Luis Fonsi o Plablo López. Hasta el momento, se
han extraído los singles “Feliz”, “Vivir” y “A partir de hoy”, habiendo sido
certificado como disco de oro por sus ventas.
Crítica: vaya por delante que Busta me ha ido ganando con
los años. Quiero decir… no es que sea fan suyo ni corra a escuchar su música
cada vez que saca algo nuevo, pero de caerme mal ha pasado a parecerme un tipo
coherente, simpático, que sabe hablar (algo que no se puede decir de todos los
artistas, ni mucho menos) y currante. Sus ocho discos en poco más de diez años
de carrera así lo avalan. Eso atestigua que, a día de hoy, sea de los pocos
“triunfitos” que ha conseguido posicionarse como figura de nuestra industria,
junto a Bisbal, Manuel Carrasco… y poco más (lógicamente, hablo de los que
todavía revolucionan el panorama cada vez que sacan un nuevo trabajo, de los
que simplemente siguen sacando discos y los escuchan unos pocos los hay a
patadas). Dicho esto, no puedo evitar tras escuchar “Vivir”, recordar una
entrevista a Julio Iglesias en las que nuestro “crooner” hacía una interesante
reflexión, tras un piropo de la presentadora, donde le recordaba todos los
discos que había publicado, en la cantidad de idiomas que lo había hecho y con
artistas de la talla de Frank Sinatra o Diana Ross. El bueno de Julio venía a
decir algo así como “Nadie se acordará de eso cuando me muera. Con el tiempo,
se me recordará por no más de media docena de temas”. Bueno, pues eso es lo que
he recordado con “Vivir”. No porque David se parezca a Julio (más bien a
Raphael, cade vez más), sino porque lo que encontramos aquí son canciones muy
correctas, bien producidas… pero “del montón” (dicho con respeto). En el mejor
de los casos, suenan a trabajos anteriores del artista, como si el hecho de
sacar nuevos LP fuese una rutina más que una búsqueda personal de mejorar. Que
ojo, hay signos de madurez en el álbum, de estabilidad, de un tipo que es
consciente de su propio peso dentro del sistema. Pero lo más destacado del
nuevo tracklist son esos ramalazos de vitalidad contagiosa, como el tarareable
“Feliz” o el no menos optimista “A partir de hoy” (de quitarse el sombrero ese
videoclip con “supermujeres” luchando contra el cáncer de mama). Por esa senda
debería haber seguido investigando, porque después hay otras nuevas
aportaciones que, siendo nuevas, suenan a ya escuchadas. Sobre todo en esas
baladas “folklóricas” tan del gusto del cantante de 32 años, donde puede
lucirse con su incontestable buena voz, como “Vivir”, “Miento” o “Necesito”
(donde abusa de ese estilo tan característico de atacar las frases, con ese
“uooh” hasta el infinito… que ya cansa). Insisto: no es que sean malas
canciones, es más bien que les falta “punch”. Tiene un problema sobre todo con
las letras, que resultan impersonales y donde tira de las mismas metáforas
manidas desde hace décadas. Un ejemplo en “Miento”: “Miento porque soy sin ti
como una estrella sin el firmamento, sin ti como una ola que no encuentra el
viento, soy una flor marchita en el tiempo, sin ti soy el vacío de este
sentimiento…” y sigue. ¿Qué dice eso realmente de la persona que lo canta?
Nada. Podría ser Bustamante o cualquier otro. Por eso, me gustaría reseñar “Los
amigos” que es otra canción muy del estilo Busta, al menos en los últimos
discos, pero que siempre aparecen ocultas entre el resto del tracklist, como si
fueran de relleno y que en verdad son de lo mejor de los mismos, pues tienen
una letra que podría haber escrito el gran Luis Eduardo Aute, donde se habla de
un amor inocente, secreto y… (aquí está la gran diferencia) real. Como “Me
moría por ella”, otra canción de un álbum anterior del cántabro, que pocos
conocen y que, me imagino, tristemente, tampoco será recordada el día de mañana
cuando se hable de su música. Quizás ya sea hora de cambiar de rumbo.
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