Año: 2013. Título original: Man of Steel. Basado
en: el personaje de DC creado por Jerry Siegel y Joe Shuster. Director: Zack Snyder (“300”). Guión: David S. Goyer (“Blade”).
Producción: Christopher Nolan (“Origen”). Intérpretes: Henry Cavill
(“Immortals”), Amy Adams (“The Fighter”), Michael Shannon (“Bad Boys II”),
Russell Crowe (“Gladiator”), Kevin Costner (“Waterworld”(, Lawrence Fishburne
(“Matrix”(. Presupuesto: 225 millones de dólares. Recaudación: 668
millones.
Sinopsis: cuando
el planeta Krypton y todos sus habitantes están a punto de perecer a causa de
su propia desidia, Jor-El encuentra la forma de que su legado siga vivo
mandando a la Tierra a su único hijo, Kal-El, quien es apenas un bebé. Allí,
será adoptado por un humilde matrimonio de campesinos de Kansas, que le
enseñarán a ser una buena persona y controlar sus poderes, cuando estos
empiezan a manifestarse gracias a las peculiaridades de la atmósfera terrestre.
Sin embargo, al cumplir los treinta y tres años, el joven ahora conocido como
Clark Kent encontrará los restos de la nave que le trajo hasta nuestro planeta,
descubriendo así su procedencia pero enviando también una señal que el General
Zod, asesino de su padre, podrá rastrear desde el espacio.
Crítica: “Welcome to the Planet”. Sí, muy bien.
Entendemos el mensaje que encierra el juego de palabras. A ver si Snyder y el
resto entienden esta. Superman No Mata. Bonito y caro ejercicio de cómo hacer
una película de Superman… sin Superman, es lo que tenemos aquí (de hecho, como
tal no se le menciona más que una vez en todo el film). Hay dos maneras de
analizar a “El Hombre de Acero”: por un lado, como superproducción de Hollywood
al uso; por el otro, como cinta basada en el personaje de DC Comics. En el
primer sentido, es obvio que los más de doscientos millones de presupuesto se
notan, con un alarde de explosiones, edificios que se vienen abajo y luchas
espectaculares que inundan el metraje, sobre todo en su segunda mitad (aunque
en este sentido, también podríamos discutir, con unas acciones que suceden tan
rápido que no te da tiempo a seguirlas ni a discernir quién es quién, con lo
que te acaba creando una sensación de “a ver si terminan ya”). Pero en el
segundo aspecto, como revisión del icono de las viñetas, “Man of Steel” fracasa
estrepitosamente. Era difícil hacer otra adaptación tan decepcionante para los
fans como “Superman Returns” (Bryan Singer, 2006), pero Snyder y Nolan lo han
conseguido. Sobre todo porque, a pesar del excelente trabajo del segundo en la
reciente trilogía de Batman, parece que ninguno de los dos se ha dado cuenta de
que Superman no es el Hombre Murciélago. La atmósfera oscura y el tono
pesimista que envuelven la figura del Cruzado Enmascarado son perfectos para
éste… pero Superman es, precisamente, la antítesis y el contrapunto del héroe
creado por Bob Kane. Superman es la luz, la esperanza y el “buen rollo”. Y eso
aquí brilla por su ausencia. Éste no es Superman. De hecho, parece que los
elementos asociados durante más de cincuenta años al personaje, como Metrópolis
o el Daily Planet, les resulten incómodos a los responsables de esta nueva
encarnación. Incluso el tonto pero entrañable Clark Kent es aquí prescindible.
Pero inclusive, si quisiéramos obviar todo esto y calificarlo como la simple
pataleta de un friki, “Man of Steel” es, simplemente, aburrida. Un prólogo
innecesariamente largo, con un Crowe que aparece demasiado y, en ocasiones,
parece el auténtico protagonista de la película; una narrativa deslavazada, que
abusa de los flashback; y, sobre todo, un protagonista poco carismático y una
historia de amor inverosímil. En todos sus aspectos, “El hombre de acero” sale
perdiendo con la mejor adaptación hasta la fecha, la reivindicable “Superman”
(Richard Donner, 1978), que casi 40 años después parece insuperable. Incluso la
banda sonora, a pesar de un Hans Zimmer que hace un trabajo bastante decente,
carece de un leit motiv tan poderoso como el que John Williams compuso para la
de Donner.
En resumen:
intento fallido de revisionar el mito y apartarlo de los lugares comunes ya
conocidos por todo el público. Pero se apartan tanto, tanto… que pierden
incluso al personaje principal, y lo que tenemos está más próximo a las páginas
del Nuevo Testamento (no, tampoco se me han escapado esos claros simbolismos a
Jesucristo, incluyendo la edad de Superman) que a las de “Action Comics”. Lo
único de “Super” que tiene “Man of Steel” es la producción.
Lo mejor: la
figura paternal de Jonathan Kent sería realmente el único aspecto en el que
esta nueva versión saldría ganando, con un Kevin Costner en estado de gracia,
capaz de decirlo todo con un simple gesto en el adiós a su hijo. La mejor
escena del film.
Lo peor: la gota
que colma el vaso es esa Lois Lane que haciendo cuatro preguntas consigue
averiguar la verdadera identidad del hombre más buscado del planeta… ¡y luego
se las apaña para estar siempre en el meollo de la acción, como si fuera la
capitana general del ejército!
La frase: ¿quién
dijo que las mujeres no pintaban nada en el ejército? Superman insta al
gobierno de que den de intentar averiguar dónde vive y, tras destrozar un
satélite, se aleja volando. El general se gira para pillar in fraganti a la
mujer uniformada que tiene detrás de él: “¿De qué se ríe, capi´tan?” “De nada señor.
Es que… está buenísimo”.
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