Año: 2011. Producida
por: Walt Disney Pictures y Jerry Bruckheimer. Director: Rob Marshall
(“Chicago”). Intérpretes: Johnny Depp (“El llanero solitario”), Geoffrey Rush
(“El discurso del rey”), Penélope Cruz (“La niña de tus ojos”), Ian McShane
(“Hercules”),Astrid Berges-Frisbey (“El sexo de los angeles”), Sam Claflin (“Los juegos del hambre:
Sinsajo”), Judi Dench (“Skyfall”), Oscar Jaenada (“Noviembre”) y el
guistarrista Keith Richards. Presupuesto: 370 millones de dólares. Recaudación:
1045 millones.
Curiosidades: supuso
el reencuentro diez años después de “Blow” de Ted Demme, para Depp y Cruz. En
su día, con la actriz recién llegada a Hollywood, se habló de romance. En esta
ocasión, no obstante, los rumores no se repitieron. La española acababa de
iniciar su relación con Javier Bardem y ya esperaba a su primer hijo, motivo
por el que tuvo que ser sustituida en algunas escenas por su hermana, Mónica
Cruz.
Sinopsis: Jack
Sparrow acude a Londres para rescatar a un antiguo camarada, y allí descubre
que hay un impostor haciéndose pasar por él y reclutando tripulación para una
peligrosa empresa. Sparrow se reencuentra así con Angelica, un viejo amor del
pasado, y sin saber muy bien cómo acaba enrolado en el navío del padre de ésta,
“La venganza de la Reina Ana”, pues el susodicho es ni más ni menos que
Barbanegra. Todos en busca de la fuente de la eterna juventud descubierta por
Ponce de León, a cuyo fin se une también Hector Barbosa, ahora al servicio de
“Su Majestad”.
Crítica: me pasa
con la que nos ocupa lo mismo que con la última de Indy: puedes decir que las
anteriores son mejores o que no capta el espíritu de la trilogía original… pero
la sigo prefiriendo antes que a una burda imitación. “Piratas 4” (para
abreviar) no es más que un entretenimiento tan gigante como el Hollywood actual
pueda pagar, lleno de escenas de acción que ninguna otra industria puede
siquiera soñar y parajes exóticos de todo el mundo. Es cierto que la
concatenación de secuencias espectaculares, al igual que sucede con otros
blockbusters, acaban provocando la desconexión con los mismos; que Barbanegra
no resulta la némesis que este tipo de películas debiese tener; que Angelica no
resulta acertada como contrapunto romántico del protagonista (en mi opinión,
porque “rompe” la esencia del mismo: siempre he dicho que Sparrow es claramente
de orientación homosexual), etc. Todo ello es verdad, pero no es menos cierto
que Depp sigue haciendo gracieta con esa especie de dibujo animado que ha
compuesto y que ya es un icono mundial reconocible, y que en el género de
aventuras (y concretamente, en el subgénero de “piratas”) no hay nada que pueda
siquiera llegar a hacerle sombra. ¿Prescindible dentro de la saga? Hombre,
veníamos de una tercera entrega que no era ni mucho menos para tirar cohetes.
Es más, yo pondría “En mareas misteriosas” por delante de aquella, así que… Que
cada cual juzgue, pero dudo que puedas renunciar al placer de verla varias
veces cada vez que vuelvan a programarla por televisión. Considerarlo un placer
culpable, si queréis.
Resumiendo: si
pretendía ser el inicio de una nueva trilogía, “Piratas 4” falla en su intento,
pues ninguno de los nuevos aportes cimenta las bases para construir una nueva
epopeya más compleja. No obstante, su calado en taquilla fue incontestable y
lejos de la debacle de otras franquicias, demuestra que, a poco que se pongan,
sigue teniendo alicientes para continuar alimentando al público con sus
historias.
Lo mejor: la
persecución por las calles de Londres es sencillamente memorable, junto al
terrorífico ataque de las sirerenas, precedido por una tensa calma onírica.
Lo peor: la
subtrama entre el misionero y la sirena cautiva, que vienen a suplir la
historia de amor de Bloom y Neighthley… y no llegan ni a la suela.
La frase: una
muestra de que el humor negro no es solamente propiedad de Depp: “Date prisa,
papá, que nos perderemos la ejecución” “No es una ejecución, pequeña: es un
jicio. La ejecución será esta tarde”.
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