Año: 2015. Director:
Alan Taylor (“Thor: El mundo oscuro”). Intérpretes: Arnold Schwarzenegger
(“Mentiras arriesgadas”), Emilia Clarke (Daenerys Targaryen en “Juego de
Tronos”), Jai Courtney (“Invencible”), Jason Clarke (“El amanecer del planeta
de los simios”), J.K. Simmons (reciente ganador del Oscar al Mejor Actor
Secundario por “Whiplass”)Dayo Okeniyl (“Runner Runner”). Presuppuesto: 165
millones de dólares. Recaudación: 440 millones. Curiosidades: ya antes de su
estreno, Paramount Pictures aseguró que ésta es la primera de una nueva
trilogía. Convenientemente, el guión cifra ahora en el 2017 el famoso
“Judgement Day”.
Sinopsis: Cuando
John Connor (Jason Clarke), líder de la resistencia humana, envía el sargento
Kyle Reese (Jai Courtney) de vuelta a 1984 para proteger a Sarah Connor (Emilia
Clarke) y salvaguardar el futuro de la humanidad, un giro inesperado de los
acontecimientos le sitúa en una línea del tiempo inesperada. Ahora, el sargento
Reese se encuentra en un momento desconocido del pasado y se enfrenta a aliados
inesperados, incluyendo el Guardián (Arnold Schwarzenegger), nuevos enemigos y
una misión... Restablecer el futuro.
Crítica:
“¿Trabajaste en la construcción?” “Hasta que me despidieron”. Siendo niño, mi
padre siempre decía que no cuidábamos “las cosas”. Todo se nos rompía al año de
su uso, puede que incluso antes, mientras que él lo cuidaba como si fuese “oro
en paño”. Su ejemplo favorito era un radiocassette que compró haciendo la mili,
un monstruo con la apariencia de un ladrillo que había resistido al calor del
Sahara y a numerosos traslados por toda la geografía española hasta que por fin
le dieron plaza fija en la comisaría de un pequeño pueblo de Murcia donde
venimos a parar. Luego descubrimos lo de la “tecnología caníbal” y la política
soterrada de las grandes empresas que manejan el mundo a día de hoy, donde todo
se fabrica, precisamente, para que su uso sea limitado. Pero… ¡eh! No te
preocupes… para cuando eso ocurra ya habremos sacado un modelo mejor, más
bonito… y posiblemente más caro. La única explicación posible a que
“Terminator: Génesis” no haya sido un éxito rotundo desde su estreno (como sí
lo fue “Jurassic World”, propuesta con la que coincide en más de un punto) es
esa confianza del público en que lo que están vendiéndole no es “la versión
definitiva”, sino “una más”. Hace unos años, “Terminator 3: La rebelión de las
máquinas” y “Terminator: Salvation” ya nos dejaron claro que iba a ser
imposible superar a las dos primeras entregas realizadas por James Cameron.
Pues bien… nos equivocamos. Después de todo el rollo que os he soltado, digamos
ya sin género de duas que “Génesis” es la mejor película de acción del año. Sin
más. Y no voy a decir “la mejor de la historia” porque no me quiero venir muy
arriba. ¿Quiero decir con esto que es mejor que las citadas cintas de Cameron?
No, lógicamente, en cuanto que depende de ellas para existir, estableciendo un
curioso paralelismo con la intrahistoria propia del film. Pero recupera
eseespíritu de la sorpresa, donde te da la impresión de que puede pasar
“cualquier cosa”… aunque eso signifique el coger algunos de sus pilares
fundamentales y pasárselos por el arco del triunfo. (ATENCIÓN SPOILER: lo
siguiente yo no lo sabía, pero es que “paso” bastante de los tráilers, donde me
han dicho que lo que voy a decir a continuación se destripa, pero por si
acaso). Sí, amigos, de repente John Connor es el malo de la peli. Y no sólo
eso, sino que ahora, en lugar de luchar contra un Terminator, lo hacemos contra
una especie de “agente Smith”. La pregunta es: “¿Y qué coño importa?”. Sobre
todo cuando los mismos que se rasgan sus vestiduras a continuación no tienen
más remedio que reconocer que “Génesis” les ha entretenido como mero
“blockbuster” y por sus multi-referencias auto-paródicas de las entregas
precedentes. Asumirlo: nunca van a hacer una película de Terminator que os
guste tanto como “Terminator” y “Terminator 2”. ¿Por qué? Bueno, porque
seguramente vísteis la primera cuando la estrenasen por la tele, y la segunda
cuando lo de ir al cine todavía era una experiencia novedosa para vosotros. Es
lo mismo que me pasó a mí. No son las películas de ahora las que son malas…
eres tú, que has crecido, y eso te jode. Y piensas que trastocar uno de tus
mitos de juventud es como violar el recuerdo que tenías de ellos. Pues no.
“Terminator Génesis” es un peliculón. Ah, y “las cosas”… se rompen, papá. A
veces, sin explicación aparente. Y a fin de cuentas… ¿qué más da? Ahí está ese
monstruoso radiocassette cogiendo polvo en el trastero. Tan inmutable… como
inútil. Viejo y obsoleto.
Resumiendo:
luchar contra un clásico de la ciencia-ficción es muy complicado. Sobre todo
cuando se realizó en los ochenta, una época irrecuperable para todos aquellos
cinéfilos que crecimos grabando en VHS todo lo que ponían por la tele o
haciendo visitas diarias a los videoclubs. Efectivamente, la mayoría del
reparto de esta nueva entrega parecen estar un paso por detrás de aquellos a
quienes “homenajean”, pero sólo por ver a “Arnie” en estado de gracia,
recuperado a plena potencia para la gran pantalla (algo que parecía imposible,
admitámoslo), merece la pena.
Memorable: la
primera mitad de la cinta es tan “fresca” como el año pasado lo fue “Guardianes
de la galaxia”, verdadero referente de la que nos ocupa aunque pocos lo hayan
notado. Jugar con los clichés para divertirte… no para que se conviertan en
pesadas cadenas. Después de esa primera mitad… está la secuencia del autobús en
el puente, sencillamente brutal.
Mejorable: como
he dicho en el párrafo anterior, el film dirigido por Gunn el año pasado para
Marvel Studios tiene mucho peso aquí. La desventaja que tiene “Génesis” es que
no “empieza de cero”, sino que tiene a sus espaldas otras cuatro películas.
Así, meter de repente un gag donde el T800 saluda a la cámara mientras le hacen
la foto para el registro policial con el “Bad Boys” de Bob Marley de fondo… es
algo que directamente “no pega” en la franquicia. En cambio, en “Guardianes de
la galaxia” lo hubiéramos aplaudido hasta reventar.
Parafraseando:
aunque no lo parezca, esta frase tiene mucha importancia para el devenir de los
acontecimientos narrados aquí:“Puedes hacer esto. En lína recta… sólo
avanza. Y no mires atrás. ¿Entendido?”.
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