Año: 2014. Escrita y
dirigida por Scott Frank (“The Lookout”). Basada en: la novela “A Walk Among
the Tombstones”, de Lawrence Block. Intérpretes: Liam Neeson (“Venganza”), Dan
Stevens (el Matthew Crawley de “Downton Abbey” y futuro protagonista de “La
Bella y la Bestia”), David Harbour (el jefe de policía protagonista de las “Stranger
Things” de Netflix), Boyd Hollorook (el agente de la DA Steve Murphy en la “Narcos”
de Netflix), Ólafur Darri Ólafsson (la serie islandesa “Atrpado”, creada por el
cineasta Baltasar Kormakur), Brian “Astro” Bradley (la serie de la FOX “Red
Band Society”, remake norteamericano de la “Pulseras rojas” española).
Presupuesto: 28 millones de dólares. Recaudación: 53 millones.
Sinopsis: Matt
Scudder es un policía retirado que ejerce como detective sin licencia a finales
de la década de los noventa, mientras intenta superar sus problemas con el
alcohol. En una reunión de “alcohólicos anónimos”, Matt recibe el encargo del
hermano de uno de los yonquis, quien acaba de sufrir el secuestro de su mujer
y, a pesar de haber pagado, se la devolvieron muerta. Scudder intentará
localizar a los culpables y, al hacerlo, descubre que ese “modus operandi” no
ha sido el primero, sino uno más en una larga lista de secuestros a familiares
de narcotraficantes.
Crítica: “En el
programa tienen un dicho: no te rindas cinco minutos antes del milagro”. Prácticamente
todos los días tengo glguna discusión sobre lo bien que saben hacer los yanquis
su trabajo y lo mal que nos lo montamos nosotros. Y digo discutir, porque
siempre encuentro a alguien que reivindica el “estilo europeo” argumentando que
nosotros hacemos “arte” mientras que ellos “venden palomitas”. Bueno, quizás
por eso ellos tienen una industria y nosotros tenemos… un puñado de
“gafapastas” en posesión de la verdad absoluta que siguen haciendo películas
gracias a acaparar todas las subvenciones con las que se financia hoy en día
nuestra producción. Y sí, tranquilos que voy a hablar de “Caminando entre las
tumbas”, decente thriller que, sin ser nada del otro mundo, bebe de las
producciones setenteras y huye del estilo “videoclipero” actual para darle algo
más de empaque a una historia que, en otras manos, habría sido pasto de peleas
coreografiadas y explosiones injustificadas. Amén de eso, tiene dos alicientes
para ser digna de visionarse. ¿Dos? ¿Algo más aparte de Liam Neeson volviendo a
hacer de justiciero al más puro estilo Charles Bronson? Pues sí, y aquí es
donde saco a relucir la capacidad de los “usacas” para llenar de alicientes un
proyecto. En una cinta de presupuesto ínfimo, donde la mayoría del mismo se lo
habrá llevado el caché de Neeson, se cuela el nombre de Brian Bradley, al que
algunos conocerán como “The Astronomical Kid”. A pesar de verse en pantalla
como un adolescente, está mucho más mayor de cómo se dio a conocer, en una
pasada edición del “X-Factor” USA, sorprendiendo a propios y extraños con un
rap muy del estilo Jay Z o Kanye West donde pedía que dejasen de ver a la
buenorra de su madre. No llegó a ganar la edición ni (hasta donde yo sé) editó
ningún disco, pero estaba claro que ese desparpajo debía de ser utilizado, y
así, se convierte aquí en una suerte de “sidekick” para el prota; un personaje
destinado a darle más profundidad al detective que lleva el caso y que,
interpretado por otro, habría resultado repelente o merecedora del tijeretazo
en la sala de montaje. Claro, lógicamente a su llegada a nuestro país nadie
hizo mención de tal hecho, pero en su país de origen si hubo varias notas de
prensa que vendían el thriller como “el debut actoral” del chico. Vamos, una
excusa más, como otra cualquiera, para vender la película y que no pase sin
pena ni gloria por la cartelera. Algo que, aquí en España, no sabemos hacer e
incluso, según para quién, resulta “obsceno” y encontra del “arte”. Así nos va.
Memorable: a
pesar de su duración de casi dos horas, el film arranca sin dilaciones y planta
desde el principio los cimientos de la historia, para dedicarse después a
profundizar en los personajes y el caso a investigar.
Mejorable: una
vez que todo está claro, parece que la investigación que ha llevado a cabo Matt
Scudder no ha servido de nada. De hecho, son los asesinos quienes le terminan
encontrando a él y no al revés.
Parafraseando: así
es como el detective enseña a su nuevo colega TJ a manejar un arma: “Quítale
el seguro. Amartíllala. Ahora póntela en la sien y aprieta el gatillo. Vamos,
ya me has oído: pégate un tiro. Porque ya estás muerto. Eso es lo que va a
pasar si vas por ahí con un arma. No es como comer palomitas y ver el
espectáculo. No hay salida. Estarás tu, con una mirada tonta, esa pistola en la
mano y tus sesos esparcidos por la pared”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario