Buscar este blog

martes, 14 de febrero de 2017

Crítica de "Cincuenta sombras más oscuras" (2017)


Año: 2017. Director: James Foley (“Glengarry Glen Ross”). Basada en: la novela homónima de E.L. James. Escrita por: Niall Leonard (marido de la escritora, E.L. James). Intérpretes: Dakota Johnson (“Infiltrados en clase”), Jamie Dornan (“María Antonieta”), Eric Johnson (el protagonista de la serie de “Flash Gordon” de 2007), Eloise Mumford (la serie “The River”), Bella Heathcote (“Orgullo y Prejuicio y Zombis”), Marcia Gay Harden (ganadora del Oscar a la Mejor Actriz de Reparto por “Pollock”), Kim Basinger (“L.A. Confidential”). Presupuesto: 55 millones de dólares. Recaudación: 144 millones (hasta la fecha).

Franquicia: es la secuela de la película de 2015, “Cincuenta sombras de Grey” (ver crítica), y tiene confirmada una última entrega, “Cincuenta sombras liberadas”, que se estrenará en febrero del próximo año. Todas ellas, adaptan la trilogía de novelas de la autora británica EL James, publicadas entre 2010 y 2012 por Vintage Books, que se convirtieron en número uno de ventas y todo un fenómeno sociológico. Recientemente, la escritora ha dejado entrever que podría escribir una cuarta novela con los mismos protagonistas, si bien de momento no se ha concretado en un anuncio oficial de continuación.

Sinopsis: Anastasia Steele y Christian Grey están separados, pero a la par no pueden vivir el uno sin el otro. Así pues, comenzarán de nuevo su relación como novios cuando Christian acepta “renegociar” su contrato, claudicando en no tener ningún tipo de normas ni secretos a partir de ese momento. Sin embargo, no todo va a ser tan fácil como parece. Por un lado, Anastasia tendrá que soportar el acoso de su jefe en la editorial para la que trabaja, mientras que Christian recibirá la visita de alguno de sus fantasmas del pasado, como la mujer que le inició en las prácticas de dominación sexual, o una joven “sumisa” con quien terminó la relación hace años, aunque ella sigue sin aceptarlo.

Crítica: “Seré todo tuyo”. Esta línea de diálogo, que se repite varias veces durante el metraje de esta secuela, resume bastante bien lo que podéis esperar en sus casi dos horas de visionado. Pero tranquilos. Podría tirarme ahora una disertación populista sobre la apología que la película hace sobre las relaciones tóxicas y sobre la perpetuación de la creencia de muchos en entender que su pareja es una “posesión”, lo que por desgracia nos lleva un día y otro también a asistir impotentes en las noticias a nuevos casos de violencia de género. Podría hacerlo, insisto. Pero no voy a ser gilipollas. “Cincuenta sombras más oscuras” es sólo una película, y no tienes por qué comulgar con sus dogmas después de verla, igual que tampoco se le pide a ninguna cinta de acción donde se perpetúan otro tipo de roles que tampoco deberían ser ejemplo para nadie. Así pues, dejemos a un lado los rollos moralistas y hablemos de ella como película. Y, como tal, es aburrida y decepcionante. ¿O esperabas que ahora la iba a poner por las nubes? No, amigo. Puede que en la novela las distintas tramas que salpican la historia principal (todas ellas “de relleno”, por cierto) se desenvuelvan con más gracia que aquí, pero el libreto del marido de la escritora de la obra original hace un muy mal trabajo, sobre todo en la caracterización de los personajes. Podría haberse hecho un paralelismo interesante entre los dos antagonistas masculinos (el jefe de Anna y su novio Christian), pues a fin de cuentas ambos creen que pueden poseerla por el simple hecho de que así lo desean… pero desde luego no es una reflexión que parezca interesarles a los responsables del film. También se podrían haber cargado las tintas en las secuencias de sexo, que es lo que todos esperan ver en la cinta, pero nuevamente vuelven a ser escenas muy ramplonas, donde el erotismo brilla paradójicamente por su ausencia, filmadas de manera muy pobre, abusando de primeros planos que a veces te hace difícil saber qué es lo que están haciendo los protagonistas… y encima montadas aún peor. Para que os hagáis una idea: todo se resuelve con un par de embestidas y las caras de los actores jadeando hasta el éxtasis. Para este viaje… no hacían falta tantas alforjas, como se suele decir. Al menos, hay algunos detalles de humor que no creo recordar en su antecesora y que aquí ayudan a hacer el trago más digerible, como si todos supiéramos que a lo que estamos asistiendo es absurdo, pero… eh, amigo, al menos nos reímos contigo y no de ti. Aunque el resultado final, nuevamente, es insatisfactorio. Es como hacerte una paja y quedarte a medias, nunca mejor dicho. Máxime cuando los toques de thriller terminan sin llevarte a ningún lado, como si se hubiesen arrepentido de ponerlos e intentasen da “marcha atrás” en pleno metraje. De nuevo, parece que a los responsables del film no les interesaba llevar el vehículo por dicho camino. De hecho, parece que a los responsables de esta trilogía lo único que les interesa es hacer sonar el “¿ka-ching, ka-ching!”, y que la caja registradora siga ingresando. Pero incluso en esto se equivocan. Como capítulo intermedio de una saga, “Cincuenta sombras más oscuras” no termina con las “espadas en alto” (por favor, nótese el esfuerzo que estoy haciendo en la reseña por utilizar métaforas de simbología sexual), ni te deja en vilo por ver cuál será su desenlace. Más bien al contrario. En fin… que es una pérdida de tiempo para quien esto suscribe, pero cada uno es libre de gastar su dinero como quiera.

Resumiendo: desde hace ya unos años, el “soft porn” es un género en auge dentro de la industria del cine para adultos. El sexo femenino ha empezado a consumir este tipo de producciones y esto se traduce en que muchas mujeres se hayan lanzado a dirigir sus propios largometrajes. Estética más cuidada, mejor iluminación y secuencias que dan más cancha a los juegos preliminares en lugar de ir tan “a saco” son los cambios que pueden notarse, amén de que ya no hay un macho “cubriendo” a varias hembras, sino al revés: es más habitual ver a chicas que mantienen relación con dos o más hombres al mismo tiempo, siendo capaz de satisfacerlos a todos (y sobre todo, que ellos la satisfagan a ella). Todo esto demuestra que “Cincuenta sombras más oscuras” sigue estando varios pasos por detrás de los gustos de su público potencial, no ya sólo en lo relativo a las escenas de sexo, sino a la cota de miras de su historia, que tras su halo de aparente transgresión sigue siendo tan estrecho como siempre.

Memorable: uffff… de verdad que no sé con qué quedarme. Bueno sí. Ya lo he apuntado anteriormente. Con algunos de los “gags” con los que han tenido a bien obsequiarnos en esta ocasión. En especial, con el de las “bolas chinas”. Cuando él le pide que se agache para introducírselas y ella hace un mohín y dice: “No me las vas a meter ahí detrás”… la sonrisa nerviosa del auditorio femenino se dejó sentir por toda la platea. ¿Y nosotros? Pus suspirábamos resignadamente cómplices. Si tú supieras…

Mejorable: en la reseña de la película anterior concluía diciendo que dudaba que la historia de la película diese para dos secuelas más. Muy pronto, ha quedado constatado que no me equivocaba. No sólo por la pobreza de sus secundarios, sino por lo inverosímil de su trasfondo y la varita mágica con la que todo se resuelve. Debe ser una putada lo de intentar abrirse camino en el mundo laboral siendo joven, guapa e inteligente. Ahora bien, si tienes un novio multimillonario que pone de patitas en la calle al primero que intenta sobrepasarse y te “enchufa” como la jefa en funciones sin necesidad de pasar ningún tipo de filtro o proceso de aprendizaje… ay, amigo, la cosa cambia. Pero lo de Kim Basinger es ya de traca. Su participación en lo que acontece es completamente prescindible.


Parafraseando: y nunca mejor dicho. En la película anterior escogí una frase que me llamó la atención, por tanto en cuanto rompía un poco con los estereotipos del “amor puro y virginal” tan desfasados (afortunadamente) a día de hoy. Aquí, no obstante, dan un paso atrás y le dan la vuelta a la tortilla cuando Grey se enfrenta contra la mujer que le inició en el sexo, lo que ejemplifica que esta saga rompedora no es más que una tierna ovejita con disfraz de lobo feroz: “Tú me enseñaste a follar… pero Anastasia me enseñó a hacer el amor”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario