Año: 2015. Escrita y
dirigida por Matthew Vaughn (“Kick Ass”). Basada en: el cómic homónimo de Mark
Millar y Dave Gibbons publicado en 2012. Intérpretes: Taron Egerton (“Legend”),
Colin Firth (“El discurso del rey”), Samuel L. Jackson (“Pulp Fiction”), Michael
Caine (“Las normas de la casa de la sidra”), Mark Strong (“Descifrando
enigmas”), Mark Hamill (el Luke Skywalker de “Star Wars”), Sofía Boutella
(pronto, en el “Star Trek: Beyond”), Jack Davenport (“Piratas del Caribe: En el
fin del mundo”) y cameos del cantante Elton John o David Beckham. Presupuesto:
81 millones de dólares. Recaudación: 403 millones.
Franquicia: el 6
de octubre de este 2017 llegará a las pantallas de todo el mundo de la secuela,
“Kingsman: El círculo dorado” (“The Golden Circle”), de nuevo con Vaughn como
director y nuevas incorporaciones como Julianne Moore, Halle Berry, Jeff
Bridges o Channing Tatum, y donde la acción se trasladará a los Estados Unidos
para presentarnos la filial norteamericana de los “Kingsman”.
Sinopsis: cuando
uno de sus agentes muere en acto de servicio, la agencia de espionaje secreto
conocida como “Kingsman” (más incluso que el MI5) inicia el proceso de
selección de su nuevo miembro, al que invariablemente apodarán como un
Caballero de la Mesa Redonda del Rey Arturo (Perceval, Galahad, Merlín…), que
se complicará aún más cuando el excéntrico millonario Valentine inicie su
propio proceso de “selección”, pero en este caso de toda la raza humana. ¿Podrá
el joven Gary, crecido en los suburbios de Londres, salvar al mundo con la
ayuda de su mentor, Henry, y su perrito JB?
Crítica: “Si
salvas al mundo, podemos hacerlo por detrás”. Lo que aquí tenemos, amigos, es
la esencia del género “palomitero” en estado puro. Tal y como he mencionado en
otras ocasiones, hace tiempo que le cogí el “truco” a Mark Millar, autor de
cómics experto en coger ideas ya muy “quemadas” y presentes en el imaginario
colectivo de todos y darle una vuelta de tuerca enfatizando los aspectos más
violentos y sexuales, en un producto que podría calificarse siempre como
“irreverente” (con una “splash page” del careto del protagonista mirando
directamente al lector y exclamándole “Que te jodan”, terminaba la miniserie
“Wanted”, que también fue llavada al cine). En este caso, le toca ser
“redefinido” al género de espías del estilo James Bond en su vertiente más
juvenil, que ya ha sido socavado en otras ocasiones tales como “Agente juvenil”,
“Alex Rider: Operación Strombreaker” o “Superagente Cody Banks”, sin olvidarnos
de los “Spy Kids” de Robert Rodríguez. Conseguir pues sacar algo “nuevo” de una
premisa tan trillada resulta complicado, máxime cuando el original en viñetas
no era, que se diga, una de las mejores propuestas de Millar. Pero ahí tenemos
a Vaughn y su buen saber hacer, mimando los pequeños detalles tanto en guión,
como en puesta en escena y las multi-referencias de la “cultura pop”. Puede
resultar algo absurdo que estos “pequeños detalles” marquen la diferencia, pero
es fácilmente comprobable en lo decepcionante que fue “Kick Ass 2”, cuando
Vaughn la dejó olvidada de la mano de Dios. El director de la también
estimulante “X-Men Orígenes: First Class” (que también basaba parte de su
encanto en la contextualización de la historia) “repesca” el espíritu “naif” de
las primeras entregas del agente 007, toda vez que éstas se han contagiado de
aquella moda que afectó también a los cómics tras la publicación de “Watchmen”,
“Daredevil: Born Again” o “Batman: Año Uno” y que hizo de estos algo mucho más
“oscuro”, “serio” y, dependiendo de a quien se le pregunte, “aburridos”.
Afortunadamente, al envoltorio le acompaña el gran descubrimiento que resulta
ser Taron Egerton, secundado de lujo por un plantel de “peña” apellidados
Firth, Caine, Strong o Jackson, que son palabras mayores. El ingrediente más
difícil de tragar puede resultar, precisamente, el archienemigo con problemas
de dicción al que da vida un ya versado en estas lides Samuel L. Jackson,
customizado en esta ocasión con gorras de béisbol y estética “a lo Bill Gates”,
que resulta paradójico cuando, precisamente, en uno de los diálogos se hace
notar que las mejores películas de James Bond eran aquellas donde la “némesis”
estaba a la altura del héroe. Aquí, la verdad, es que el límite entre la
amenaza que representa y la hilaridad de su caracterización, a veces se antoja
como “peligrosa, pero bueno, tal y como los propios protagonistas se encargar
de decir varias veces a lo largo del metraje: “Éste es otro tipo de película,
colega”.
Resumiendo: una
de las grandes sorpresas de este año, candidata a ser el “blockbuster tapado”
del 2015, tal y como el anterior fue “Guardianes de la Galaxia”. Puede que
algunos piensen que está orientada eminentemente para un target adolescente,
pero lejos de ello, Vaughn hace que su calado sea mucho más “universal”.
Recomendado para todos aquellos amantes de las parodias de altos vuelos y todo
aquel que quiera divertirse sin prejuicios. Especialmente acompañado de amigos.
Memorable: la
batalla en la iglesia al más puro estilo “Matrix Reloaded” entre Neo y los
múltiples “agentes Smith” (sustituidos aquí por Galahad y unos feligreses
hiper-enloquecidos), con el “Free bird” de Lynyrd Skynyrd, de fondo. Sencillamente
brutal, junto al resto de coreografías de la película
Mejorable: hay
algún punto que raya la “auto-parodia”, lo que podría echar por tierra el
equilibrio del resto del conjunto, y por el contrario también se echa en falta
algún desarrollo más de ciertos secundarios.
Parafraseando: en
la gran prueba final bara decidir quién será el nuevo agente “Kingsman” (ojo
SPOILER: consistente en decidir pegarle un tiro o no a un inocente perrito que
han tenido que cuidar desde que empezaron su adiestramiento), el líder de la
agencia le pregunta al novato más aventajado por el nombre de su mascota: “Se
llama JB” “¿James Bond?” “No” “¿Jason Bourne?” “No… Jack Bauer”.
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