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viernes, 17 de febrero de 2017

KINGSMAN: servicio secreto (2015)


Año: 2015. Escrita y dirigida por Matthew Vaughn (“Kick Ass”). Basada en: el cómic homónimo de Mark Millar y Dave Gibbons publicado en 2012. Intérpretes: Taron Egerton (“Legend”), Colin Firth (“El discurso del rey”), Samuel L. Jackson (“Pulp Fiction”), Michael Caine (“Las normas de la casa de la sidra”), Mark Strong (“Descifrando enigmas”), Mark Hamill (el Luke Skywalker de “Star Wars”), Sofía Boutella (pronto, en el “Star Trek: Beyond”), Jack Davenport (“Piratas del Caribe: En el fin del mundo”) y cameos del cantante Elton John o David Beckham. Presupuesto: 81 millones de dólares. Recaudación: 403 millones.

Franquicia: el 6 de octubre de este 2017 llegará a las pantallas de todo el mundo de la secuela, “Kingsman: El círculo dorado” (“The Golden Circle”), de nuevo con Vaughn como director y nuevas incorporaciones como Julianne Moore, Halle Berry, Jeff Bridges o Channing Tatum, y donde la acción se trasladará a los Estados Unidos para presentarnos la filial norteamericana de los “Kingsman”.

Sinopsis: cuando uno de sus agentes muere en acto de servicio, la agencia de espionaje secreto conocida como “Kingsman” (más incluso que el MI5) inicia el proceso de selección de su nuevo miembro, al que invariablemente apodarán como un Caballero de la Mesa Redonda del Rey Arturo (Perceval, Galahad, Merlín…), que se complicará aún más cuando el excéntrico millonario Valentine inicie su propio proceso de “selección”, pero en este caso de toda la raza humana. ¿Podrá el joven Gary, crecido en los suburbios de Londres, salvar al mundo con la ayuda de su mentor, Henry, y su perrito JB?

Crítica: “Si salvas al mundo, podemos hacerlo por detrás”. Lo que aquí tenemos, amigos, es la esencia del género “palomitero” en estado puro. Tal y como he mencionado en otras ocasiones, hace tiempo que le cogí el “truco” a Mark Millar, autor de cómics experto en coger ideas ya muy “quemadas” y presentes en el imaginario colectivo de todos y darle una vuelta de tuerca enfatizando los aspectos más violentos y sexuales, en un producto que podría calificarse siempre como “irreverente” (con una “splash page” del careto del protagonista mirando directamente al lector y exclamándole “Que te jodan”, terminaba la miniserie “Wanted”, que también fue llavada al cine). En este caso, le toca ser “redefinido” al género de espías del estilo James Bond en su vertiente más juvenil, que ya ha sido socavado en otras ocasiones tales como “Agente juvenil”, “Alex Rider: Operación Strombreaker” o “Superagente Cody Banks”, sin olvidarnos de los “Spy Kids” de Robert Rodríguez. Conseguir pues sacar algo “nuevo” de una premisa tan trillada resulta complicado, máxime cuando el original en viñetas no era, que se diga, una de las mejores propuestas de Millar. Pero ahí tenemos a Vaughn y su buen saber hacer, mimando los pequeños detalles tanto en guión, como en puesta en escena y las multi-referencias de la “cultura pop”. Puede resultar algo absurdo que estos “pequeños detalles” marquen la diferencia, pero es fácilmente comprobable en lo decepcionante que fue “Kick Ass 2”, cuando Vaughn la dejó olvidada de la mano de Dios. El director de la también estimulante “X-Men Orígenes: First Class” (que también basaba parte de su encanto en la contextualización de la historia) “repesca” el espíritu “naif” de las primeras entregas del agente 007, toda vez que éstas se han contagiado de aquella moda que afectó también a los cómics tras la publicación de “Watchmen”, “Daredevil: Born Again” o “Batman: Año Uno” y que hizo de estos algo mucho más “oscuro”, “serio” y, dependiendo de a quien se le pregunte, “aburridos”. Afortunadamente, al envoltorio le acompaña el gran descubrimiento que resulta ser Taron Egerton, secundado de lujo por un plantel de “peña” apellidados Firth, Caine, Strong o Jackson, que son palabras mayores. El ingrediente más difícil de tragar puede resultar, precisamente, el archienemigo con problemas de dicción al que da vida un ya versado en estas lides Samuel L. Jackson, customizado en esta ocasión con gorras de béisbol y estética “a lo Bill Gates”, que resulta paradójico cuando, precisamente, en uno de los diálogos se hace notar que las mejores películas de James Bond eran aquellas donde la “némesis” estaba a la altura del héroe. Aquí, la verdad, es que el límite entre la amenaza que representa y la hilaridad de su caracterización, a veces se antoja como “peligrosa, pero bueno, tal y como los propios protagonistas se encargar de decir varias veces a lo largo del metraje: “Éste es otro tipo de película, colega”.

Resumiendo: una de las grandes sorpresas de este año, candidata a ser el “blockbuster tapado” del 2015, tal y como el anterior fue “Guardianes de la Galaxia”. Puede que algunos piensen que está orientada eminentemente para un target adolescente, pero lejos de ello, Vaughn hace que su calado sea mucho más “universal”. Recomendado para todos aquellos amantes de las parodias de altos vuelos y todo aquel que quiera divertirse sin prejuicios. Especialmente acompañado de amigos.

Memorable: la batalla en la iglesia al más puro estilo “Matrix Reloaded” entre Neo y los múltiples “agentes Smith” (sustituidos aquí por Galahad y unos feligreses hiper-enloquecidos), con el “Free bird” de Lynyrd Skynyrd, de fondo. Sencillamente brutal, junto al resto de coreografías de la película

Mejorable: hay algún punto que raya la “auto-parodia”, lo que podría echar por tierra el equilibrio del resto del conjunto, y por el contrario también se echa en falta algún desarrollo más de ciertos secundarios.


Parafraseando: en la gran prueba final bara decidir quién será el nuevo agente “Kingsman” (ojo SPOILER: consistente en decidir pegarle un tiro o no a un inocente perrito que han tenido que cuidar desde que empezaron su adiestramiento), el líder de la agencia le pregunta al novato más aventajado por el nombre de su mascota: “Se llama JB” “¿James Bond?” “No” “¿Jason Bourne?” “No… Jack Bauer”.

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