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domingo, 26 de marzo de 2017

ALEJANDRO SANZ: sirope (2015)


Información básica: reseña del décimo álbum de estudio de Alejandro Sanz, titulado “Sirope” y publicado por Universal el 4 de mayo de 2015 en formato vinilo. Con producción de Sebastian Krys, cuenta cona la colaboración de Juan Luis Guerra en uno de los temas. De momento, el álbum ha salido publicado con el sencillo “Un zombie a la intemperie”.

Crítica: de Alejandro Sanz se pueden decir muchas cosas (malas). Por ejemplo: no tiene voz. Eso sí: sabe sacarle partido y la juega de manera que muchos de sus temas sean difíciles de cantar para vocalistas más dotados. De Alejandro Sanz se pueden decir muchas cosas (buenas). Por ejemplo: mientas otros confeccionan todo su repertorio con menos palabras en su vocabulario que los protas de “Gandia Shore”, él sigue buscando distintas formas de seguir diciendo lo mismo y en estribillos atípicos. Eso sí: le puede quedar algo tan extraño como “un zombie a la intemperie”, que ya de por sí es una imagen bastante poco frecuente en la letra de una canción. En resumidas cuentas, y afortunadamente para él, nuestro cantautor madrileño ha conseguido un status en esto de la música y lo de crear canciones que le permiten hacérselo todo a su conveniencia, en una industria cada vez más enlatada y sobreproducida donde lo que surge “nuevo” es… la copia, de la copia, de la copia de… Y como el público le sigue queriendo y el resto de los músicos respetando, pues se permite iniciar su primer single con unos arreglos de cuerda que asemejan a la melodía del “Bitter Sweet Shymphony” de The Verve, y luego hace su particular versión mariachi de la copla “¿A qué no te vas?” en “¿A que no me dejas?”; y encima vender su nuevo repertorio coma una mezcla de “pop, funk y flamenco” y quedarse tan a gusto. ¿Cómo es posible? Pues sencillamente porque su figura sigue respirando ese aire “zen” del maestro del kung-fu, esa cercanía que, a pesar de vivir casi todo el año en Miami y salir de copas con Alicia Keys, le siguen haciendo parecer un chico de barrio. Es esa “campechanía” tan nuestra que le hicieron escribirle un tema a la Niña Pastori hablando de “Cái” (en lugar de “Cádiz”), y que en “Sirope” le lleva a dedicar un tema a uno de sus hijos en “Capitán Tapón” y hacer referencia a que el susodicho le cambia los partidos de fútbol de la tele para poner “Bob Esponja”. Puede parecer pueril, incluso absurdo, pero es otra de esas “imágenes” que engancharán a todo aquel que sea padre y le harán cómplice de su música. Porque cuando uno NO tiene una gran voz ante la que el público se arrodille, debe buscarse la vida de otra manera e ir sumando “adeptos” de uno en uno. Los hay que tiran de su imagen, del AutoTunes o de las colaboraciones de lujo; Sanz lo hace con esa “simplicidad” de quien escribe un tema como “No Madura El Coco” sin que suene del todo reivindicativo. Y además, como saca los discos de tres años en tres años, juega la baza de que, a la vez, sus canciones sean difíciles de “entrar” en las primeras escuchas, con estrofas que no pegan ni con cola (eso sí, con muchos coros del tipo “pa-pa-pa-pa-pa” que pueden tararearse), lo que le asegura un recorrido largo a cada nuevo LP. Eso, por supuesto, es algo que no se pueden permitir todos los músicos. Pero él sí. Porque de Alejandro Sanz se pueden decir muchas cosas (buenas y malas). Por ejemplo: que ya nadie sigue esperando un nuevo “Corazón partío”. Eso sí: tampoco importa.

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