Año: 2012. Título original: The Hobbit: An
Unexpected Journey. Dirección: Peter Jackson (“King Kong”… ver tráiler).
Intérpretes: Ian McKellen (Magneto en “X-Men”), Martin Freeman (coprotagonista
de la primera temporada de “Fargo”… ver crítica), Cate Blanchett (“El
aviador”), Orlando Bloom (“Piratas del Caribe”), Ian Holm (“Alien, el octavo
pasajero”), Christopher Lee (el conde Duku en la segunda trilogía de “Star
Wars”), Hugo Weaving (“Matrix”), Elijah Wood (“Sin City”), Andy Serkis (César
en “El orígen del planeta de los simios”), Richard Armitage (la serie “Robin
Hood”). Presupuesto: 200 millones de dólares. Recaudación: 1021 millones. Premios:
fue nominada a 3 premios BAFTA y 3 Oscar, correspondientes a Mejores Efectos
Visuales, Mejor Diseño de Producción y Mejor Maquillaje y Peluquería.
Franquicia: aunque
parezca de Perogrullo reseñarlo, es la primera entrega de la segunda trilogía
(precuela, en realidad) de las adaptaciones de Tolkien llevadas a cabo por
Peter Jackson, completadas en dos películas estrenadas en años consecutivos: “La
desolación de Smaug” y “La batalla de los cinco ejércitos”, en la epopeya de
fantasía que comenzó en 2001 con “El Señor de los Anillos: La comunidad del
anillo”, “Las dos torres” (2002) y “El retorno del rey” (2003).
Sinopsis: el
joven hobbit Bilbo Bolsón vive tranquilo y feliz en La Comarca hasta que el
mago Gandalf aparece en su casa y, sin él quererlo, se verá arrastrado a una
increíble aventura formando parte de la compañía de Thorin, Escudo de Roble,
descendiente del último rey de los enanos, que planean recuperar su hogar en
las montañas, saqueado tiempo atrás por el dragón Smaug, que codiciaba el
tesoro que los enanos extraían de las entrañas de la tierra. Comenzará así una
expedición fantástica donde no solo Bilbo será compañero de magos y enanos,
sino que también conocerá la galantería de los elfos y deberá hacer frente a
trolls, orcos, trasgos, gigantes de piedra y un nigromante que podría resucitar
el poder oscuro de Saurón. Además, conocerá a la criatura Golum, al que birlará
el anillo más poderoso de todos.
Crítica: si un
día “Star Wars” y “Tiburón” cambiaron la industria del cine e hicieron que los
grandes estudios orientasen sus producciones hacia los blockbusters en lugar de
a los proyectos más clásicos que bebían de las influencias europeas como “El
padrino”, “Taxi Driver” o “Annie Hall”, de igual manera la trilogía de Peter
Jackson basada en los relatos de Tolkien dio un nuevo rumbo hacia las
adaptaciones fantásticas y la apuesta de las franquicias, haciendo posible los
“Harry Potter”, “Crepúsculo”, “Juegos del hambre”… y tantas otras que se
quedaron por el camino. En los primeros compases de “El hobbit”, ya te invade
esa sensación de que estás regresando a un terreno conocido, como cuando
haciendo limpieza encuentras la vieja caja donde guardaste tus juguetes de niño
y te envuelve la melancolía de aquellos días. “La película está bien… pero no
es El Señor de los Anillos”, es un comentario recurrente de algunos amigos tras
el visionado de la epopeya de Jackson. Bueno… por supuesto que no es “ESDLA”.
Pero se le parece. Es más: en comparación, “El hobbit” tiene muchas más
criaturas fantásticas, parajas tenebrosos y asombrosos y, en definitiva, la
orgía visual del director neozelandés es más ampulosa que en la trilogía
original, sin duda arropado por un estudio que ya sabe que pisaba sobre seguro
y le dio toda la libertad (y el dinero) que necesitaba para narrar su visión de
uno de los clásicos de la literatura más leídos de todos los tiempos.
Resumiendo: puede
que esta crítica me haya quedado un poco vaga o falta de “chicha” a la hora de
analizar la primera entrega de la nueva trilogía, pero es que la fastuosidad
del film de Peter Jackson te deja sin palabras por muchas veces que la hayas
visto (con esta, ya son tres veces que me la he “tragado”… ¡y dura tres
horas!). Sólo una reflexión para quienes duden de su grandeza: ¿Os habéis
preguntado qué debe de sentir un niño viendo esta película con los ojos
“limpios” de nuestra adulta condescendencia? Pues sí: los niños disfrutarán
como enanos. Y nunca mejor dicho.
Memorable: el
prólogo con Bilbo narrando la llegada de Smaug y su batalla contra los enanos;
el hilarante encuentro con los poco avispados trolls o esa épica batalla en el
reino de los trasgos que remite a “Indiana Jones y el templo maldito”.
Mejorable: sí, al
final todos pensamos lo mismo: ¿Gandalf no podría haber llamado antes a las
águilas gigantes para ahorrarse el viaje… o decirles, ya puestos, que les
dejaran directamente en su destino? Sí, ya sé que entonces nos hubiésemos
quedado sin dos películas más, pero no sé… que lo hubieran justificado de
laguna manera. ¿O es que los enanos son los únicos seres de la Tierra Media que
prefieren andar de aquí para allá?
Parafraseando:
entre el tesoro de los trolls, Gandalf rescata una espada para Bilbo (que más
parece un abre-cartas) pero cuya hoja élfica se iluminará en caso de que haya
orcos o trasgos cerca. “Es que… no he usado una espada en mi vida”
“Y espero que nunca te obliguen.Pero si lo haces, recuerda: el valor no es
saber cuando quitar una vida… sino cuando perdonarla”.
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