Año: 2013. Director:
Jon M. Chu (director de las dos primeras secuelas de “Step Up””). Intérpretes:
Dwayne Johnson (“San Andreas”), Adrianne Palicki (la serie “The O.C.”), D.J.
Cotrona (Seth Gecko en la serie de “Abierto hasta el manaecer”), Bruce Willis
(el John McClane de “Jungla de Cristal”), Byung-hun Lee (“Los siete magníficos”),
Ray Park (Darth Maul en “Star Wars – Episodio I: La amenaza fantasma”), Jonathan
Pryce (El Gorrión en la serie “Juego de Tronos”), Channing Tatum (“Magic Mike”),
Ray Stevenson (Frank Castle en “Punisherr: War Zone”), Arnold Vosloo (Inhotep
en las dos primeras entregas de “La Momia”), Joseph Mazzello (el otrora niño de
“Jurassic Park”). Presupuesto: 93 millones de dólares. Recaudación: 375
millones.
Franquicia: es la
secuela de la primera “G.I. Joe” (ver crítica) de 2009, y especie de reinicio
de la marca cinematográfica basada en los populares juguetes de Hasbro. Actualmente,
sigue en pie el desarrollo de una tercera entrega, si bien el director D.J.
Caruso ha confirmado que existe una posibilidad bastante alta de verlos en
pantalla grande en un crossover con los “Transformers”, la otra licencia de la
empresa de muñecos articulados.
Sinopsis: con
Zartan usurpando la identidad del Presidente de los Estados Unidos, los “Joes”
son diezmados y eventualmente dados por muertos, si bien tres de sus miembros: “Roadblock”,
“Lady Jaye” y “Flint”, han conseguido sobrevivir y ahora buscarán represalias
contra el Comandante Cobra y su organización, mientras Snake Eyes va a la caza
y captura de Storm Shadow. El destino del mundo será finalmente puesto sobre la
balanza cuando Zartan obligue a los principales líderes mundiales a desarmar su
arsenal nuclear, quedando indefensos ante un nuevo arma capaz de arrasar países
de un solo golpe.
Crítica: “A las
nueve de la mañana ya he puesto más bombas que la mayoría en todo un día”. Si estáis
esperando que responda a la eterna pregunta de si la secuela de “G.I. Joe” es
mejor que su predecesora, me temo que en este caso vais a esperar sentados. Se podría
decir que sí, en la medida que es un producto diseñado, fabricado y envuelto en
papel de regalo para todos aquellos que crecimos durante los ochenta con los
cómics, el arcade de los salones recreativos y la serie de dibujos televisiva. Un
pasatiempo altamente estilizado que te lleva a sacar de su caja a tus muñecos
articulados y sacudirles un rato el polvo haciendo que les den estopa a “Mr
Potato” o cualquier otro que tengas en ese viejo baúl de los recuerdos (porque
dudo que alguien se comprase en su día una figura de los malosos de la
película). Sin embargo, hay cierta tendencia en “Retaliation” (título original
en inglés) a darle un mayor cariz épico-dramático a lo que en la primera
entrega Sommers planteó como una payasada auto-consciente, y claro… el
resultado final se cae por su propio peso habida cuenta que el contexto del
film nunca puede sobrevivir en otro ámbito que no sea en el de la fantasía. Carente,
además, de un villano principal que sea realmente temible (hay demasiados
personajes diseminados por la historia, si bien los guionistas tratan de paliar
un poco este hándicap con la división de dos tramas principales paralelas) el
devenir de los acontecimientos se traduce en una sucesión de escenas de acción
que suenan a algo ya vivido, produciendo cierta desconexión entre el respetable
que sólo se sacude a ratos con la veteranía de Willis o Pryce, quizás los
únicos que estén ahí con la promesa de cobrar el cheque, pero paradójicamente
entregados a la causa conscientes de que lo que hacen noes más que un “juego”. Y
nunca mejor dicho. Por cierto, para juegos… mítico Jonathan Pryce echándose una
partidita al “Angry Birds” mientras los misiles nucleares sobrevuelan todo el
globo terráqueo.
Resumiendo: en la
gloriosa época del VHS, existían un tipo de películas que la chavalería
acudíamos en masa para ver en cines, que meses después arrancábamos de las
estanterías de los videoclubs, luego la veíamos media docena de veces en caso
de tener Canal + en casa, y que finalmente aún caen de vez en cuando en algún
visionado dominical a la hora de la siesta. Todo ello, porque eran altamente
espectaculares… a la par que igualmente vacuas, por lo que cinco minutos
después de la aparición de los títulos de crédito su argumentos y escenas
principales se perdían en una cacofonía ruidosa de explosiones y frases
lapidarias. Si eres de los que no soportan ese tipo de films, abstente de darle
una oportunidad al que nos ocupa. Si eres de los que se sienten identificados
con lo anterior… disfrútalo.
Memorable: la
secuencia de los ninjas haciendo “rafting” por la pared rocosa y peleando a la
vez con katanas. Es la única excepción a lo apuntado en un par de apartados
arriba. Esa escena de acción que realmente recordarás con el paso del tiempo y
que te harán flipar en la butaca. En líneas generales, “Snake Eyes” siempre fue
lo mejor de la serie; esa suerte de “Lobezno” para los “G.I. Joe”. Aquí, no
obstante, su parquedad de palabras (es mudo, de hecho), hacen que “Storm Shadow”
le gane la partida en cuanto a carisma, de lejos.
Mejorable: hay
algunos roles sin mucho sentido, y que parecen justificarse únicamente por la
necesidad de poner en el mercado muñecos nuevos… o para pagarle menos caché a
algunos actores. Especialmente llamativo es el caso de “Flint”, un sosias del
rol de Tatum pero sin menos gracia… o esa ninja que persigue a Snake Eyes por
donde quiera que va, pero no sabes ni cómo se llama, ni quién es, ni por qué
está ahí.
Curiosidades: el
rapero RZA, cofundador de los Wu Tang Clan, aparece como discípulo del maestro
de Snake Eyes y Storm Shadow. El músico es un confeso admirador de las
películas de kung-fu, y poco después dirigió y protagonizó “El hombre de los
puños de oro”, además de poner música a la banda sonora de “Kill Bill”. Por otro
lado, la película retrasó un año su estreno para adecuarla a la moda del 3D, un
tiempo que de paso se empleó para darle unos minutos más de protagonismo al rol
de Tatum, que seguía cada vez más en alza y en la versión inicial fallecía nada
más empezar el metraje.
Parafraseando:
imaginamos que el motivo real de la deserción de Duke/Tatum en los primeros
compases se debe a proporcionar un golpe de efecto en el guión, si bien con
ello perdemos la química que su personaje tiene con el de Johnson en los
primeros minutos, ejemplificado en la escena donde ambos compiten en un
videojuego tipo “Call of Duty”, antes de ser sorprendidos por las hijas de
Roadblock, que huyen poco después ante las gracietas del primero: “No
es la primera vez que una chica huye de ti gritando” “No es la primera vez… que
dos chicas huyen de mí gritando” “Tío, completamente fuera de lugar” “Es para
que lo sepas” “Completamente”.
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