Año: 2013. Estudio: Marvel Studio. Director:
Shane Black (“Kiss Kiss Bang Bang”(. Intérpretes: Robert Downey Jr. (“Sherlock
Holmes”), Don Cheadle (“Hotel Rwanda”), Gwyneth Paltrow (“Shakespeare
enamorado”), Guy Pearce (“Memento”), Ben Kingsley (“Gandhi”), Cobie Smoulders
(“Los Vengadores”). Rebecca
Hall (“Trascendence”),Paul Bettany (“El
código Da Vinci”). Presupuesto: 200 millones de dólares. Recaudación: 1,2
billones. Basada en: la saga “Extremis”, de Warren Ellis y Adi Granov.
Franquicia: como
anuncia su título, es la tercera entrega en solitario (y supuestamente, última)
para el Hombre de Hierro, tras las “Iron Man” (2008) e “Iron Man” (2010), y
secuela directa de los eventos de la primera “Los Vengadores”. Downey Jr., independientemente
de lo apuntado, volvió a ejercer de Tony Stark en “Los Vengadores: La era de
Ultrón” y “Capitán América: Civil War”, y repetirá en “Spider-Man: Homecoming”
y “Los Vengadores: Infinity War”.
Sinopsis: tras lo
ocurrido en New York, un Tony Stark con ataques de ansiedad se va haciendo cada
vez más dependiente de las máquinas y menos de sus propias emociones humanas,
al tiempo que un terrorista internacional conocido como El Mandarían obliga al
Gobierno de Estados Unidos a enfundar en la armadura de Iron Patriot a Jim
Rhodes para intentar localizarle y detenerle. Todo ello, mientras un antiguo
rival del pasado, Aldrich Killian, regresa para seducir a Pepper Potts e
intentar venderle un avance bio-tecnológico conocido como “Extremis”, que puede
convertir a hombres en armas vivientes.
Crítica: “¿Eso es
todo? ¿Un truco barato y una frase cutre?” “Nena, ese podría ser el título de
mi autobiografía”. Hay dos máximas del cine de superhéroes que se cumplen en
“Iron Man 3”. La primera es que la película sólo funcionará si hay un enemigo a
la latura del héroe. La segunda es que, si tienes a una estrella de Hollywood
como protagonista, va a querer pasarse más tiempo fuera del “disfraz” que
dentro. Esto, que en otras ocasiones se ha traducido en un fracaso absoluto
(por lo menos, a nivel creativo), aquí se traduce, prácticamente, como una
reinvención del género, haciendo de la que nos ocupa una de las mejores
películas de superhéroes de todos los tiempos, a la altura de “El caballero oscuro”.
Pero si la epopeya de Nolan era sobresaliente por su sentido de la épica oscura
y trascendental, “Iron Man 3” lo es porque se camufla de “buddy movie”, con un
Downey Jr siempre dispuesto a jugar y a hacer de su rol un tipo muy humano que
podría ser el protagonista de una sitcom al más puro estilo “Seinfeld”. Para
ello, nadie mejor que Shane Black, el tipo que modificó el cine de acción en
los 80 con sus guiones para “Arma Letal” o “El último boy scout”, y que aquí
hace un homenaje a todas ellas, sabiendo siempre cómo mezclar escenas
espectaculares con chascarrillos y frases lapidarias. Además, lejos de querer
hacer borrón y cuenta nueva (que tampoco habría sido mala opción, después de la
decepcionante “Iron Man 2”), Black reutiliza todos los elementos a su alcance,
no sólo del Hombre de Hierro, sino también de “Los Vengadores”, para cerrar el
círculo y ponerle el broche a la Primera Fase de Marvel Studios, allanando el
terreno para lo que venga. Porque, si la primera “Iron Man” nos sacudió a todos
con su final, donde Tony Stark revelaba al mundo que era el portador de la
armadura roja y dorada, en “Iron Man 3” se da un paso más allá y se juega con
la interesante premisa de: “¿Qué pasaría si Tony Stark dejase de ser Iron
Man?”, con un apoteósico final donde una orgía de armaduras compensan el resto
del metraje. Y, para sorpresa de todos… resulta que no las habías echado de
menos. Y ya sólo por eso… “Iron Man 3” vale su peso en oro.
Conclusión: desde
hace ya un tiempo, el subgénero cinematográfico de los superhéroes demostró que
no era una moda pasajera, y ya se han estrenado muchas cintas distintas que
demuestran que el cómic no era algo exclusivo de los niños. Además, la
planificación de los estudios ya hace que el hecho de estrenar una nueva
entrega de un personaje no sea un mero “saca-cuartos”, sino que forma parte de
una historia global mucho más amplia que se nutre de otras y a la par
retro-alimenta un mismo universo común. Tanto es así, que también es ley de
vida que alguna estimables producciones como las primeras “X-Men” o “Spider-Man”
resulten anacrónicas. Puede que eso llegue a pasar dentro de un tiempo con esta
“Iron Man 3”, pero lo cierto es que la facilidad que tiene para entretener con
los “juguetes” de los que dispone y trazar un marco adulto donde al mismo
tiempo nunca se termina de tomar en serio a sí misma… me parece un claro
ejemplo de lo que debe ser un blockbuster que pertenece a una longeva saga.
Chapó.
Memorable: que la
armadura, lejos de Stark, se convierte en otro personaje. Ese amigo tonto
siempre dispuesto a echar una mano, como Sancho Panza. También ayuda la
chulería innata de Downey Jr., claro. Ese tipo que estaba acabado hace unos
años víctima de sí mismo, pero que gracias a un superhéroe… con problemas
serios de alcoholismo, verbigracia, es una de las grandes estrellas del
Hollywood actual.
Mejorable: lo que
han hecho con la figura de El Mandarín, aunque también es una de las mejores
sorpresas de la peli, que le da toda la vuelta a la trama, es de esas cosas que
a los fans nos dan patadas en…
Parafraseando:
otro de los secundarios “roba-planos” del film: el niño que ayuda en su peor
momento a Stark, armado con un lanzador de patatas: “¿Quién hay en casa?” “Pues… mamá
ya se ha ido al restaurante, y papá se fue al Seven Eleven a por “rascas”.
Debió de ganar, porque de eso hace ya seis años”.
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