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jueves, 9 de marzo de 2017

Crítica de "LOGAN" (2017)


Año: 2017. Coescrita y dirigida por: James Mangold (“Noche y día”). Basada en: el arco argumental “Old Man Logan”, realizado por Mark Millar y Steve McNiven. Intérpretes: Hugh Jackman (nominado al Oscar por “Los miserables”), Patrick Stewart (el capitán Jean-Luc Picard de la saga “Star Trek”), Richard E. Grant (John Steward en el “Drácula de Bram Stoker”), Boyd Holbrook (el agente de la DEA Steve Murphy en la “Narcos” de Netflix), Elizabeth Rodríguez (conocida por sus papeles en las series “Orange is the new black” y “Fear the walking dead”), y la actriz medio española, Dafne Keen, de 12 años, vista en la serie “Los refugiados”. Presupuesto: 97 millones de dólares. Recaudación (hasta la fecha): 254 millones.


Franquicia: lógicamente, es la tercera entrega del personaje en solitario tras “X-Men Orígenes: Lobezno” (2009) y “Lobezno Inmortal” (2013… ver crítica). También es la novena película de Hugh Jackman como el personaje (si contamos su cameo en “X-Men Orígenes: First Class”. Como curiosidad, destacar que la película no tiene la clásica escena post-créditos de las cintas de superhéroes, ni tampoco la recurrente aparición de Stan Lee de las películas Marvel, cosas ambas que se resuelven con el corto inicial que acompaña el estreno del film, “Deadpool: No Good Deed”, donde también aparece X-23, lo que ya hace pensar a muchos que el personaje tendrá su peso en la secuela del mercenario bocazas.


Sinopsis: en un mundo con tintes distópico y apocalípticos (al menos para los mutantes, que prácticamente están extintos al no haber nacido ninguno en décadas), un viejo Logan se arrastra por su vida tratando de pasar desapercibido, cuidando de un nonagenario profesor Charles Xavier que ha perdido el control sobre sus poderes, y compartiendo penurias con Calibán, un antiguo “morlock” con el poder de rastrear individuos con el gen X. Pero los problemas volverán a llamar de nuevo a su puerta cuando se le entregue en custodia a Laura, una niña que tiene sus mismos poderes y que es objeto de persecución por parte de un grupo paramilitar con intenciones no muy amigables. Así comenzará una huida con destino incierto, y con un Lobezno cada vez más minado físicamente, puesto que el adamantium que en su día se implantó en su cuerpo le está envenenando.


Crítica: “Siempre sé quién eres… pero a veces no te reconozco”. ¡¡La mejor película de la historia!! Vale, vale… me he venido un poco arriba. Pero, ¿soy yo o Jackman se parece cada vez más a Clint Eastwood? Lo digo, no sólo por su físico, sino también porque en 1992, el bueno de Clint le rindió un homenaje intachable al género que le había dado la vida, cinematográficamente hablando, con “Sin Perdón” (“Unforgiven”), uno de esos clásicos imperecederos que seguirán estando ahí mucho después de que su responsable nos haya dejado, porque morir es un estado natural consecuencia de haber estado vivo. He leído por ahí, e incluso de amigos míos, algunas críticas acerca de este western crepuscular (¡cachis!, me había jurado a mí mismo que no iba a recurrir al sempiterno “western crepuscularr” en esta reseña), con las que no estoy de acuerdo, pero que me parece de obligado el reflejarlas para que no os suba demasiado el “hype” en caso de que todavía no la hayáis visto en cines. Que si el clímax final te sabe a poco, que si el malo no tiene la suficiente entidad, que si el metraje se hace lento hacia la mitad de la película, que por qué cojones hemos visto ya morir a Xavier dos veces en pantalla grande… Bueno, todas las críticas son aceptadas. Máxime, cuando todos coinciden en que la película es buenísima, pero es innato en el ser humano buscar defectos en lo ajeno para no darse cuenta de lo imperfecto que es uno mismo. “Logan”, que quede bien claro desde el principio, no es una película de superhéroes. Es la oda de un tipo que hace 20 años no conocía ni Cristo, australiano para más señas, que recibió el “heateo máximo” cuando se le escogió para el papel (y eso que tuvo suerte porque todavía no existían las redes sociales), y que, por supuesto, gracias al mutante de las garras se convirtió en una estrella mundial, capaz de levantar cualquier proyecto con su sola presencia en el elenco, amén de distinciones como el “hombre vivo más sexy” y demás zarandajas. Pero el tiempo pasa, y es comprensible que el bueno de Hugh haya dicho “Basta”. Porque sabe que el día de mañana, se le recordará como el tipo que hizo de Lobezno… y nada más. Y es comprensible, insisto, que quiera buscar nuevos horizontes. Y al mismo tiempo, también piensa: “¿Qué le he aportado yo al personaje?”. Y por eso se despide, pero lo hace por la puerta grande, rebajándose el sueldo para que la FOX permita la calificación R en la peli y se olvide de vender muñequitos. Lo hace con una película áspera, dura, sin concesiones… y “adulta”, amigos. Adulta. Que error de cálculo tan grande del estudio, que no le vio el potencial suficiente al film y se conformó con convertirla en la nueva “Deadpool del año”. Tres meses antes y tendríamos nominación al Oscar, seguro, como Mejor Película.  Algo que difícilmente conseguirá en la próxima edición, habida cuenta que ya habrá pasado mucho tiempo y aunque parezca una tontería, es un factor importante en esto de los premios. Pero, en cualquier caso, “Logan” da un paso más en el género de los superhéroes y demuestra que es mucho más amplio y versátil de lo que se creía hace unos años. Siempre lo he dicho: no soy muy fan de las adaptaciones al cine de cómics, no por nada, sino porque lo que cuentan ya lo he leído previamente, y en la mayoría de los casos, contado de mejor manera. Con “Logan”, en efecto, es un cómic que ya habíamos leído los que seguimos aún aferrándonos a las viñetas. Pero también es una película que nos ha encantado ver. Y para repetir. Recientemente, Mangold ha dicho que quiere estrenar una versión en blanco y negro, que es la tonalidad que mejor se le amolda, en su opinión, a la película. Pues yo me apunto.


Conclusión: cada vez que un actor inmerso en una franquicia de este tipo declara sentirse un poco hastiado de seguir ligado a su personaje, no sé vosotros, pero a mí me da un poco de coraje. Es como: “Eh, tío, ¿de qué vas? Que estás en la piel de mi puto icono de la infancia”. Algo así me pasaba con Hugh Jackman, por tanto en cuanto me parecía difícil que, renunciando él, se le sustituyese por otro actor, con lo que nos quedábamos sin el “garras” para futuras entregas de los “mutis”. Efectivamente, después de “Logan”, no habrá más películas. Pero es que tampoco quiero que las haya. Ya está. Se acabó. Es el final. Y amén. No se puede hacer mejor.


Memorable: otro del que nos habíamos olvidado que además de poner buena cara frente a un croma sabe actuar de lujo. El “tête à tête” de Stewart y Jackman es un brindis para todos los que amamos esto, tanto del cine como de los tebeos. Hilarante y conmovedora su caracterización, transmutado en el genial Tony Leblanc del primer “Torrente”. Todo ello, a pesar de continuar con el chiste privado de los fans, sobre que a Xavier de una forma u otra se lo tienen que quitar de en medio en algún momento, puesto que su poder es demasiado grande como para que cualquier enemigo suponga una amenaza. Ah, y ha nacido una estrella en la joven española que hace de “X-23”, un personaje que a mí personalmente me da mucha pereza, pero que aquí es una “robaplanos” de libro.


Mejorable: pues ya lo he dicho. Es que me ha gustado tanto la película que… ¿para qué ponerle pegas? Y reconozco que ya me tenían ganado con la utilización del “Hurt” de Nine Inch Nails, en la inmensa voz de Johnny Cash, en los tráilers (canción, por cierto, que no se usa en el film), pero también es de recibo confesar que Lobezno nunca ha sido mi personaje favorito de los cómics. Ni siquiera mi favorito de los mutantes. Y pese a todo…



Parafraseando: bueno, pues aviso de SPOILER (super SPOILER en este caso, luego no me vengáis con tonterías). Poco antes de hacerme llorar y aplaudir al mismo tiempo con el gesto mudo de darle la vuelta a un símbolo universal para que parezca otra cosa (y ya me entendéis los que hayáis visto la película), Logan pronuncia una de esas frases que quedan para la historia del séptimo arte. ¿Se puede decir más con menos?: “Con que esto es lo que se siente…”.

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