Año: 2007. Basada en:
los personajes creados por Stan Lee y Jack Kirby en 1961. Director: Tim Story
(“La barbería”). Intérpretes: Ioan Gruffudd (“El rey Arturo”), Jessica Alba
(“Sin City”), Chris Evans (el Steve Rogers de “Capitán América: El primer Vengador”),
Michael Chiklis (la serie “The Shield”), Julian McMahon (la serie “Nip Tuck”),
Kerry Washington (la serie de ABC, “Scandal”). Presupuesto: 130 millones de
dólares. Recaudación: 289 millones. Curiosidades: el Silver Surfer que aparece
en pantalla es fruto de la mezcla entre el físico retocado por ordenador de
Doug Jones (visto en cintas como “Hellboy”) y la voz de Lawrence Fishburne (el
Morfeo de “Matrix”).
Franquicia: el
mismo equipo técnico y creativo se habían encargado de la película anterior,
estrenada en 2005 (ver crítica), y
la FOX intentó un posterior reinicio cinematográfico con un tono más oscuro y
maduro (lo que achacamos, paradójicamente, a estas dos) y que fue un absoluto
fracaso. Ahora, se especula con que los derechos sean devueltos a Marvel
Studios, quien había llegado a un conflicto nunca antes visto en esto de las
adaptaciones, presionando a la “major” con la medida de no seguir publicando la
cabecera de tebeos durante un tiempo… si bien es cierto que tampoco era uno de
los títulos más vendidos.
Sinopsis: Reed
Richards y Sue Storm, convertidos en estrellas mediáticas como Mr Fantástico y
la Chica Invisible, intentar celebrar su boda junto a sus amigos Johnny Storm
(Antorcha Humana) y Ben Grimm (la Cosa), pero la irrupción del heraldo de
Galactus, Estela Plateada, frustrará el enlace anticipando la llegada del
Devorador de Mundos. Establecido un gabinete de crisis y ante la incapacidad de
los Fantastic Four por actuar como equipo tras descubrir que Reed y Sue planean
retirarse de la vida superheróica tras su boda, el gobierno no tiene más
remedio que recurrir a Victor Von Doom para que les ayude.
Crítica: hace
unos días hablamos de la primera aventura cinematográfica del grupo (al menos,
la primera que merezca reseñarse) y tocaba terminar de ponerse al día antes del
estreno del reboot de Josh Trank. Nuevamente, nos encontramos con un producto anodino,
cuya valoración a la hora de determinar si es mejor o peor que su antecesora se
podría definir por pequeños detalles pero, en realidad, carece de cualquier
importancia. Ninguna de las dos le hizo justicia a la Primera Familia de
Marvel. Saltándose lo dictado por los blockbusters, donde la mayoría empiezan
con una escena de acción impactante, ésta “Los 4 Fantásticos 2” empieza con un
viaje del grupo en avión, en la case turista, lo que provoca cierta comicidad.
Nadie nos dice de dónde vienen ni a dónde van, pero es lo de mnos. De ahí
pasamos a una despedida de soltero de Richards, otro momento supuestamente
gracioso donde Evans demuestra una vez más que está en su salsa. Ambas escenas
sirven para continuar con el tono marcado por su anterior entrega, pero toda
vez que ya tenemos ese film como precedente… y que aún encima vamos a tener que
ver el “coitus interruptus” del enlace matrimonial, uno se pregunta por qué
coño no han empezado por la susodicha boda cuando llevamos ya treinta minutos
de peli y todavía no ha pasado nada. Por si fuera poco, asistimos a uno de esos
grandes errores que tenían las primeras producciones superheróicas: como parece
ser que no merecía la pena contratar a un actor conocido para que luego pasase
todo el tiempo oculto tras una máscara, los responsables de la secuela tienen
las narices de devolverle su inmaculado rostro al Doctor Muerte (aunque
lógicamente, terminará volviendo a la máscara). Por este mismo mal endémico
tuvimos que ver a un Colin Farrell calvo con una diana tatuada en la frente, en
esa otra “maravilla” que fue la adaptación de “Daredevil”. Bueno, hasta aquí
mal. Sobre todo por el hecho de retomar a Muerte como el villano real en la
sombra, como si los “FF” no tuviesen una galería de villanos que mereciese la
pena retratar en pantalla grande. ¿Se los reservaban para una tercera entrega?
Pues iban listos. Pero a mitad de metraje, con la llegada de Silver Surfer, la
cosa cambia. Comienzan las escenas de acción, el tono general se antoja más
serio y dramático y el consabido clímax final consiguen salvar el día por los
pelos. Eso sí, nos quedamos con las ganas de ver a Galactus (me niego a aceptar
que esa “cosa” especie de nube tormentosa al estilo ojo de Sauron es el
personaje de los cómics), pero a estas alturas ya lo mismo daba.
Resumiendo:
temiendo repetirnos, tenemos que decir una vez más que ésta película era un
entretenimiento familiar sin más. El cameo de Stan Lee intentando “colarse” en
el enlace de sus propias creaciones es lo más aplaudido de una producción donde,
sorprendentemente, la FOX volvió a contar con el mismo director y guionista que
tantas críticas se habían llevado por la primera entrega. El estudio lo
justificaba con los números de taquilla en la mano, claro, pero ellos deberían
de haberse tomado el trabajo como una reválida para demostrar que realmente
podían hacer una buena película de los 4F. No la hicieron.
Memorable:
conscientes de que la gran estrella de la función, tras lo ocurrido en la
aventura precedente, era Chris Evans, aquí le dan su correspondiente cuota de
pantalla convirtiéndole incluso en un sosias del “Super Skrull”, con los
poderes combinados de sus compañeros para el gran duelo final.
Mejorable: en un
principio, se especuló con la posibilidad de un spin-off propio para Estela
Plateada, que aumentase la franquicia. El drástico descenso de ingresos con
respecto al primer film, sin embargo, hizo que FOX diese marcha atrás en el
proyecto, que nunca se materializó. Cierto es que podrían haber gestado otro
desastre parecido, pero nos quedamos sin la posibilidad de ver la aventura en
solitario de Norrin Radd.
Parafraseando: ante la amenaza de Johnny de contarle a Sue
que sigue trabajando en sus proyectos en lugar de dedicarse a elegir la
cubertería, Reed accede al chantaje y claudica con una despedida de soltero en
una discoteca, donde a las primeras de cambio aparecen unas chicas: “Johnny,
te dije que nada de “strippers” en mi despedida”. “Ellas no son “strippers”.
Simplemente están buenas”.
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